El presidente de la Asociación de Colegios Privados de El Salvador (ACPES), Javier Hernández Amaya, exhortó a las autoridades educativas a que abran ya un espacio para que distintos sectores involucrados en el tema educativo participen en definir la herramienta que usará este 2021 para evaluar a los alumnos de Educación Media.
“Yo creo que lo primero que debe establecerse es un encuentro con docentes, padres de familia y estudiantes que tienen que ver con la prueba”, dijo el presidente de ACPES.
El planteamiento de Hernández Amaya surge en momentos que el Ministerio de Educación (MINED) aún no entrega a cada colegio los resultados que sus estudiantes de segundo año de bachillerato obtuvieron en la prueba Avanzo que se aplicó en 2020, misma que sustituyó a la Prueba de Aprendizaje de Aptitudes (Paes).
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El año pasado la ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, explicó, durante diversas entrevistas en radio y televisión, que Avanzo era un instrumento de evaluación temporal, pero que este año se trabajaría en otra definitiva, que incluso tendrá otro nombre.
La prueba Avanzo se aplicó de forma virtual, del 1 al 4 de diciembre del año anterior, a 66,010 estudiantes de bachillerato, de los cuales el 60.60 % se ubicó en un nivel de rendimiento intermedio, el 17.90 % en nivel avanzado, mientras el 21.50 % en básico, según revelaron los titulares de Educación en su momento.
“Es importante el ejercicio que se hizo en 2020, pero para el 2021 la opinión del docente que trabaja en bachillerato cuenta mucho para crear un nuevo sistema de evaluación”, subrayó el dirigente de la ACPES, dejando claro que en el diseño y preparación de la Avanzo no se dio ningún diálogo sobre ella.
Expuso que otro aspecto que debe quedar claro desde principio de este año es cuáles y cuántas competencias cognoscitivas, procedimentales y actitudinales se va a evaluar en los alumnos de bachillerato en esta nueva prueba, puesto que a los del 2020 se les examinó en función de lo que vieron un año atrás, es decir en 2019, y no lo que correspondía al tiempo de su promoción.
“En este 2021 no podemos decir que vamos a evaluar el 2020 en los alumnos de segundo año, si no lo hicimos el 2020 a los que egresaron ese año; y las condiciones de trabajo no son muy distintas que digamos”, indicó.
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Hernández Amaya señaló que es necesario discutir plenamente cómo se va a evaluar, además, el cómo instalar un sistema de evaluación que esté en sintonía con los que se aplican en Educación Básica y la Educación Superior, dado que ahora están funcionando aislados.
“Desde ya tiene que definirse (todo eso), porque de esa manera el magisterio público y privado que atiende la educación media ya estará alineado a un horizonte, hacia donde caminar, para poder preparar al estudiante para esta prueba”, insistió.
Y es que a criterio del representante de la ACPES esta evaluación no puede ser sorpresa, improvisada, sino por el contrario ser muy técnica, metodológica y científica, porque de otra forma no rendirá ninguna información que pueda ser útil como sistema o como institución para poder tomarse en cuenta como insumo a partir del cual tomar decisiones acertadas para mejorar.
Según lo expuesto el especialista Educativo Óscar Picardo, el día que se dieron a conocer los resultados de Avanzo, esta mostró debilidades, entre ellas el que no había controles para evitar copia entre los alumnos, careció de discusión y apertura para con la comunidad educativa, no hubo medidas para frenar que los alumnos se auxiliaran de buscadores, además de que no se midió conocimiento impartido en 2020, con lo cual es poco útil.
Picardo también hizo notar otras fallas, como el hecho de que las autoridades no dieron información técnica sobre la prueba, lo que deja margen de duda sobre sus niveles de seguridad académica; además de que careció de certificación tecnológica.