Padres de niño desaparecido en Santa Ana: "Que Dios les toque el corazón para que mi hijo regrese a casa"

Jesús Eliseo Henríquez Figueroa, un niño de 14 años, desapareció el pasado martes 26 de octubre, en Candelaria de la Frontera.

La última llamada de Jesús Eliseo a su padre fue a las 11 de la mañana. Video EDH/ Nohemi Ángel

Por Lissette Lemus

2021-11-02 9:05:18

“Le pido a Dios que le toque el corazón a las personas que se lo llevaron para que mi hijo regrese a la casa”, relata entre lágrimas Otoniel, de 71 años. El rostro del anciano, que ya ha perdido la visibilidad en ojo, refleja preocupación y cansancio.

Otoniel y Nora son los padres de Jesús Eliseo Henríquez Figueroa, un niño de 14 años, que se encuentra desaparecido desde el pasado martes 26 de octubre.

El menor fue visto por última en la calle principal del municipio de Candelaria de la Frontera, departamento de Santa Ana.

Ambos padres están desesperados y piden la ayuda de las autoridades para encontrarlo.

Otoniel relata que no ha podido dormir desde que su hijo desapareció cuando salió a comprar tortillas en Candelaria de la Frontera.

A pesar de la dificultada para caminar y las dolencias físicas por la edad, el anciano ha recorrido veredas y cerros del municipio con la ayuda de las autoridades locales y municipales en busca de su hijo, sin encontrar una pista que lo lleve al paradero del menor.

“Somos gente pobre y humilde y esto que estamos pasando es triste, llevo varios días sin dormir pensando en mi hijo, él es un niño inocente que no se metía con nadie” dice el padre.

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Nora, de 45 años, relata que solamente la fe que ella tiene en Dios la mantiene de pie, ante el dolor que la agobia al no saber que le pudo pasar a su segundo hijo.

“Como madre yo me siento muy triste, no puedo dejar de llorar en ningún momento. Yo solo pido que me ayuden para que él regrese a casa con vida” expresa.

La mañana del martes 26 de octubre, el niño salió a trabajar como todos los días. Era ayudante de una persona que se dedica a aserrar madera en la zona.

Esta camisa vestía Jesús Eliseo cuando desapareció. Foto EDH/ Cortesía

A las 11:00 de la mañana le llamó a su papá para decirle que llegaría a almorzar en un rato, pero que aún no sabía a qué hora. Esa fue la última vez que Otoniel supo de su hijo.

Según relatan algunos lugareños a la 1:00 de la tarde Jesús Eliseo salió del lugar donde trabajaba a comprar tortillas, a una venta en la calle principal del municipio de Candelaria de la Frontera frente a una ferretería y de ahí desapareció. Esa zona está bajo control de la mara Salvatrucha.

Por la noche, Otoniel, al ver que su hijo no regresaba y no contestaba el celular, salió de su casa por una vereda solitaria en la lotificación La Cebadilla, que lo lleva hasta la calle principal del pueblo.

Al llegar al lugar donde Jesús trabajaba se dio cuenta que su hijo había desaparecido desde la tarde. Y desde ese momento el anciano comenzó la búsqueda del muchacho.

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Había dejado la escuela
Por las tardes, Jesús Eliseo estudiaba quinto grado, pero en el último mes había dejado de estudiar, confirmaron sus padres.

“El niño estaba triste porque dejó de ir a la escuela y me decía que iba a perder la computadora que les ha ofrecido el gobierno, porque hasta ahora no se las habían entregado y su sueño era tener una computadora”, comenta la madre.

Los padres guardan los cuadernos de Jesús Eliseo. Foto EDH/ Lissette Lemus

Por las mañanas, Jesús trabajaba en actividades varias con el fin de ganar entre $4 o $5 diarios y ayudar a sus padres en las necesidades económicas de la familia, quienes viven de la venta al menudeo que hace algunas veces Nora, las siembras de Otoniel y la ayuda que reciben de una hija del anciano.

“Cuando le pagaban el siempre traía huevos, azúcar, pan y otras “cositas” para ir pasándola” dice el padre mientras muestra una fotografía de cuando su hijo se graduó de parvularia.

Una de las pocas imágenes que conserva de Jesús junto a otros papeles en un fólder desgastado.

Jesús Eliseo es el segundo hijo de Otoniel y Nora y ellos lo describen como un niño trabajador, cariñoso y buen dibujante.

El padre recuerda muy bien que el día que desapareció el menor vestía short rojo, camisa gris y zapatos blancos.

Volantes sobre la desaparición han sido colocados en las principales calles de Candelaria de la Frontera. Foto EDH/ Lissette Lemus