Tolerar la violencia familiar te vuelve cómplice, dice Ormusa

Especialista advierte que juzgar a las mujeres que denuncian es normalizar, invisibilizar y validar el comportamiento de la violencia en los hogares. La violencia en el hogar es la antesala al feminicidio

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Los casos de violencia intrafamiliar son comunes en el departamento de Morazán. foto edh / archivo

Por Evelia Hernández

2021-06-03 4:30:16

El Estado salvadoreño recibe un promedio de 20,000 denuncias o avisos de violencia intrafamiliar al año. Y se emiten un estimado de 10,000 medidas de protección a las familias que denuncian este tipo de delito, explicó Silvia Juárez, de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).

Se entiende como violencia intrafamiliar : la acción, conducta, incluso las omisiones que atenten contra el ejercicio de cualquier derecho de las personas que viven en una unidad familiar.

Estas pueden manifestarse no solo a través de golpes, “ sino a través de violencia verbal, con palabras soeces, control de los bienes, puede ocurrir por las limitaciones, poder opinar puede ser también motivo de una forma en que se vulnera el derecho a la libre expresión, también lo son todas aquellas prácticas que impiden un ejercicio sano de respeto hacia los derechos de las personas”, dice Juárez, quien es la coordinadora del Programa hacia una vida libre de violencia para las mujeres.

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Ella destaca la importancia de denunciar las agresiones a nivel de hogar y visibilizar la vulneración de los derechos de los integrantes de una familia.

Juárez señala que la violencia en las relaciones de la familia es uno de los hechos más recurrentes en la sociedad salvadoreña y lamenta que siendo este uno de los espacios más seguros, es donde ocurren hechos de violencia.

“Quienes no auxilian y toleran que la violencia ocurra se vuelve cómplice de una práctica violatoria de derechos. Quien calla ante la violencia finalmente acepta como legítimo la victimización injusta”.

Silvia Juárez, .

Solo en el 2020, durante la pandemia hubo 44 feminicidios.

“Todo mundo estaba en el hogar que se supone es el más seguro y sin embargo ocurrieron 44 feminicidios, no dejaron de ocurrir los hechos de violencia en el lugar más seguro para las personas; eso que significa, que la intervención de la seguridad debe llegar a romper ese paradigma que entre marido y mujer nadie se tiene que meter o de lo que pasa de la puerta a la casa, adentro es solo de esa familia. El Estado está obligado a proteger la vida de esas personas, incluso de su propia familia”, señaló Juárez.

La abogada detalló la importancia que la sociedad salvadoreña visibilice las vulneraciones de los derechos humanos en las familias y evite el maltrato y dejar de culpar a las víctimas, debido a que esas acciones dentro de la sociedad impiden que las mujeres denuncien los actos de violencia dentro del hogar.

Los avisos o denuncias sobre maltrato familiar pueden hacerse de forma anónima al Sistema de Emergencia 911

llamar al 198: número habilitado en la Corte Suprema de Justicia (CSJ)

Llamar al 126: del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (Isdemu).

O en la Oficina de Denuncia y Atención Ciudadana (ODAC) de las delegaciones de la Policía Nacional Civil.

“La violencia intrafamiliar es una de las prácticas de victimización que son la antesala de otra forma de violencia que pueden ser mucho más crueles, incluso letales como el feminicidio.”, explicó Juárez, quien señaló que “el maltrato de la niñez tienen a la base los entornos hostiles e irrespetuosos en la familia y que frecuentemente ocurren en persona adultas que vulneran los derechos de la niñez de manera recurrente y que suele ser muy invisibilizado”.

La coordinadora del Programa hacia una vida libre de violencia para las mujeres destacó que usualmente se suele pensar que la niñez es una víctima colateral de la violencia, cuando este es una víctima directa expuesta al maltrato.

Agregó que la violencia que se vive en un entorno familiar puede ser detonante para que un adolescente huya del hogar buscando refugio e incluso se vea involucrado en relaciones de poder desigual, que los encamine a un nuevo hogar con condiciones de violencia y hostilidad.

“A la niñez se le debe educar con esta dinámica donde debe haber un respeto a las mujeres, a las niñas, en general a todas las personas; o a otras formas de vida... Debe educarse con el ejemplo, un niño que se le dice que no se maltrata a una niña, pero que en el hogar, el padre maltrata; hay un discurso incoherente que solo vuelve confuso el hecho de que afuera no se puede hacer pero que en casa eso es válido que se haga. Eso es un terrible mensaje que se instala en una generación que va reconstruyendo una sociedad que no es pacífica”, señaló Juárez.

Los niños que crecen en un ambiente hostil, puede llegar a normalizar la violencia y puede convertirse en un agresor, “su predisposición a ejercer o actuar con violencia es bastante alta, pero también puede desencadenar en un ciudadano que se vuelva tolerante que vea entornos hostiles y decida no involucrarse porque cuando lo vivió nadie se involucró, nadie se metió. También vuelve a personas que justifican la violencia. Entonces el riesgo de este mensaje que se instala en una niño o niña es muy grave porque garantiza que a largo plazo se mantiene ese proceso”, advirtió Juárez.

La especialista del programa para una vida libre de violencia manifestó que la sociedad salvadoreña debe de dejar de postergar la transformación cultural y entender que hay existen diferentes formas de educar basadas en el respeto de los derechos que tiene todas las personas.

Agregó que la violencia familiar no se debe juzgar, minimizar ni invisibilizar a las mujeres cuando denuncia algún tipo de agresión en el hogar, por lo contrario se debe brindar apoyo. Juárez advierte que cuando se juzga a la víctima se genera una cultura del silencio.

“ Se impone un silencio a las mujeres para hacerlas retroceder, esto solo es un mecanismos de protección para los agresores y cuando los entornos sociales juzgan a una mujer validamos el comportamiento de los agresores”, señala la abogada.

Juárez indicó que las mujeres no tienen que tener miedo a denunciar aún cuando los agresores sean los proveedores y dueños de los viviendas donde residen.

“Las leyes salvadoreñas reconocen que la protección está sobre las personas que sufren de la violencia independientemente de la titularidad que tengan los inmuebles”.