“Ni sentimos cuando la correntada se llevó todo”, así describen la tragedia que vivieron José Antonio López, de 68 años, y Rosa Elena de López, de 74, ambos ciegos, cuando perdieron todas sus pertenencias en la inundación causada por la lluvia en la colonia Santa Lucía, Ilopango el pasado 13 de mayo.
Camas, ropa, muebles, electrodomésticos, fueron las cosas que se llevó el agua. Además, parte de la vivienda de los esposos López se dañó.
La pareja está preocupada y se sienten impotentes porque no tienen “ni adonde dormir. Nos han prestado una cama para que yo pueda descansar. Nos hemos quedado sin nada”, dice la señora.
Elena también tiene cáncer pulmonar y ha tenido que suspender su tratamiento porque las instalaciones no son las adecuadas para continuarlo, así le ha dicho el médico.
Una semana ha pasado desde que fue la inundación y “la comida también ya se nos está terminando”. Los esposos cuentan que estos días “los han ido pasando gracias a la ayuda de la comunidad”, quienes les han brindado alimentos. También les han prestado algunas sillas para que puedan descansar. Cada vez que llueve, la incertidumbre los embarga porque su casa está en una zona de alto riesgo por inundaciones o desbordamientos.
Antonio trabaja como recepcionista en el Hospital de San Bartolo, y desde que se implementaron las medidas sanitarias como prevención del coronavirus lo mandaron a su casa por ser una persona de la tercera edad.
Ambos sobreviven humildemente con el sueldo que recibe él, pero con eso no les alcanza ni para recuperar una parte de todo lo que perdieron. Los esposos están angustiados ya que no tienen ninguna posibilidad para recobrar sus cosas y arreglar su casa.
La señora contó que la noche en que sucedió la inundación llegó personal del Ministerio de Obras Públicas y sólo les preguntaron qué daño tuvo la vivienda.
“Nosotros les explicamos que las paredes se rajaron, que las puertas las arrancó la correntada y nos dijeron que ya iban a ver qué hacían por nosotros, pero de eso no habido nada”, dice De López.
También recibieron la visita de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, PDDH, y les ofrecieron ayuda pronta, “pero hasta la fecha no nos han dicho nada”, mencionó López.
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Para ellos la situación que viven es complicada porque le añaden su discapacidad visual que no les permite identificar que paredes están más dañadas y tienen miedo de que “alguna pared por lo débil que está nos caiga encima”, ahondó el señor.
Ante la falta de recursos y poca colaboración de las autoridades, los esposos se han visto obligados a solicitar ayuda. Desde que inició la pandemia solo han recibido una pequeña canasta de víveres entregada por la Alcaldía de la localidad, de la cual ya no tienen nada, y ahora, al perder todas sus pertenencias la situación se les complica.
“Nos hace falta todo, unas cosas las recuperamos pero no sirven, no tenemos absolutamente nada”, dice, con mucha tristeza, la señora. La pareja de ancianos pide a las autoridades les ayuden a reparar los daños que tiene la vivienda y además a la población que quiera ayudarlos con víveres o económicamente.
“Todo lo que nos quieran dar es bienvenido y les estaré eternamente agradecida. Tenemos hasta hipotecada la casa, los dos somos de la tercera edad y por eso necesitamos la ayuda”, explicó De López.
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Si usted desea ayudar se puede comunicar al 7081-2895 con Rosa Elena de López o al correo cecilia.fuentes@eldiariodehoy.com.
Los esposos López son una de las tantas familias que se vio afectada por las lluvias el pasado miércoles en la referida colonia.
En videos que circularon en redes sociales se observó los drenajes colapsados, personas con el agua hasta la cintura y vehículos cubiertos casi por completo.