Katerin Gissel lleva un vestido azul. Ella sonríe mientras mira a la cámara sin imaginar que esa fotografía le servirá a su familia cada vez que le pregunte a un desconocido si la ha visto. Sus familiares no saben nada de ella desde el 19 de octubre. La adolescente de 14 años fue vista por última vez en la colonia Santo Domingo, de Sonsonate, según publica Alerta Ángel Desaparecido, la página web donde la Fiscalía General de la República (FGR) difunde los casos de menores de edad que le son reportados.
Del 1 de enero al 20 de octubre, la FGR recibió reportes sobre 66 menores de edad desaparecidos: 15 niños y 51 niñas. Katerin fue hasta esa fecha la última de la lista, al menos entre los casos que aparecen bajo la categoría de “activos”.
Bajo esa misma categoría se encuentran las fotografías de otros 429 menores de edad que fueron reportados desaparecidos entre 2013 y 2020. Se trata de 205 niños y 217 niñas; casos que sumados a los de 2021 suman 488, de los que el 55 % son niñas.
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Al analizar el número de casos por género, año tras año, se evidencia que al principio los niños eran mayoría entre los reportados desaparecidos; a partir de 2015 el número se fue igualando, con una leve superioridad del número de niñas.Pero desde 2020 y durante lo que va de 2021, los casos de niñas desaparecidas son cuatro veces más que los de niños. Pero ¿qué hay detrás de estas cifras?
Silvia Elizondo, vocera de la iniciativa Alerta Raquel, considera que aunque las desapariciones en general son preocupantes, estas tienen un componente de género que debe ser tomado en cuenta: “El delito de desaparición de personas es diferenciado en el caso de la desaparición de niñas y mujeres. Sin duda aquí hay toda una población en riesgo. Cuando desaparece una niña, cuando desaparece una mujer, también lo acompañan otros delitos como son las agresiones sexuales y la violencia sexual”.
Desde que Alerta Raquel empezó a recopilar y difundir casos de desaparición de niñas y mujeres en noviembre de 2020, han recopilado 172 casos; la mayoría corresponden a menores de 17 años. “Cuando se hace ese monitoreo y ese acompañamiento a la familias, cuando en uno de los casos aparece la niña o joven reportada lo que nos ha informado la familia es que ha sido también víctima de otras agresiones”, agrega Elizondo. En estos casos, aunque la desaparición haya sido temporal, en su opinión, “hay un tema de impunidad”, pues la niña pudo haber aparecido, pero ha sido víctima de otras agresiones. Quienes integran Alerta Raquel consideran que cuando desaparece una adolescente, detrás del caso, puede haber diferentes circunstancias.
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Elizondo considera que no se puede descartar que detrás de las desapariciones de niñas y adolescentes esté el flagelo de la trata de personas u otro tipo de delitos. Agrega que, en un contexto de reducción en la cifra oficial de homicidios, se puede sospechar que la desaparición de personas es ahora la forma de delinquir de las pandillas. “No estoy diciendo que solo son ellos los que cometen ese tipo de delito”, aclaró para luego recordar que, detrás de estos hechos, también puede haber “ajustes familiares” y, en otros casos, integrantes de cuerpos de seguridad involucrados.
El informe “Desaparición de personas en El Salvador”, llevado a cabo por Fespad, advierte que los móviles que llevan a una desaparición son diferentes dependiendo de si la víctima es hombre o mujer. El informe elaborado por la investigadora Jeannette Aguilar afirma: “La evidencia con base a algunos casos conocidos por organizaciones de derechos humanos, muestra que basta negarse a las pretensiones sexuales de uno de sus miembros, resistirse a colaborar con actividades ilegales, o ser amiga, novia o pretendida de alguien que vive en una zona considerada contraria, para recibir 'un castigo' de la pandilla que controla la comunidad".
Al respecto, Joana Ramírez, del Servicio Social Pasionista, ha afirmado: “La presencia de pandillas aumenta muchísimo más los riesgos para las desapariciones. Pero hay que tomar en cuenta que el Estado todavía no ha transversalizado el enfoque de prevención dentro de estos territorios. No se está hablando de la prevención de la violencia contra las mujeres, contra las niñas, contra las adolescentes, que han sido una población altamente afectada”.
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Kerlin Belloso, abogada de FESPAD, agrega que muchas de las familias no están denunciando las desapariciones ante la Policía ni la Fiscalía. ¿Por qué? En sus palabras, “porque existe una criminalización y una estigmatización de las autoridades de justicia”. Las familias tienen miedo, según Belloso, debido a “la persecución que podrían tener al creer (las autoridades) que la persona que ha desaparecido es miembro de pandillas o de cualquier otro grupo delincuencial”.
METODOLOGÍA: Este reportaje es parte de una investigación más amplia para recopilar y analizar las bases de datos, actualmente dispersas, sobre desaparecidos durante los años de la post guerra en El Salvador. Para llevar a cabo este reportaje, se descargó la información sobre casos activos publicados en la web de Alerta Ángel Desaparecido de la FGR, la que contiene casos desde 2013 hasta lo que va 2021. Se solicitó a la Fiscalía una entrevista con el responsable de Alerta Ángel Desaparecido para verificar que los casos que aparecen "activos" realmente lo están, pero hasta el cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.
La información recopilada de esa plataforma ha sido agregada a una hoja electrónica donde por cada caso se cuenta con: fecha, nombre y apellidos, edad y lugar donde fue visto por última vez. El objetivo de esta recopilación es el análisis descriptivo de la misma a fin de contribuir a una mejor comprensión del fenómeno de la desaparición de personas y de contribuir a que se dé con el paradero de las víctimas. Si tiene información que considere necesario agregar o corregir escriba a focusdata@eldiariodehoy.com
Usted puede tener acceso a los datos en este link: https://docs.google.com/spreadsheets/d/1TYTQDds49JPRzh1bFjJiEcOgOm6jfGfQMoERnMlSHAY/edit#gid=0