Hacia 8 días que Xiomara había decidido separarse de su compañero de vida, por segunda vez, y se había ido a la casa de sus padres, a unos 600 metros de donde compartía vivienda con Carlos Humberto Martínez, el padre de su segunda hija.
El miércoles 14 de abril por la tarde, Xiomara estaba sola con sus dos hijos de 11 y 2 años y medio, cuando llegó su expareja.
Carlos mandó a los niños a comprar a la tienda, a través de la angosta calle polvorienta que pasa junto a la línea férrea en la comunidad Los Santos, en Cojutepeque, Cuscatlán.
Fue entonces cuando Carlos aprovechó la ausencia de los niños para asesinar con un revólver a Xiomara y luego dispararse él mismo. Los cadáveres quedaron uno junto a otro dentro de la pequeña vivienda de piso de tierra.
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Según las autoridades, la escena indica que la joven de 26 años forcejeó con su atacante.
Xiomara y Carlos habían estado juntos durante 4 años y tenían en común una hija de 2 años y medio.
Según la familia de Xiomara, la pareja había tenido problemas durante varios meses e incluso habían buscado ayuda en un grupo de una iglesia, pero al final se separaron.
“Ellos trataron de retomar las cosas debido a que tenían una hija en común, por el bien de ella se acercaron un poco a las cosas de Dios pero no funcionó”, relata una de las familiares.
Aunque los familiares dicen que no tienen evidencia de que ella había sufrido violencia física, conocidos les habían expresado que posiblemente sí había sido golpeada por su pareja.
Una de las vecinas comentó que la joven sufría violencia, pero las mujeres no se atreven a denunciar porque “la justicia no es segura de a quién ampara y a quién no, los detienen un ratito y eso después sale caro”, reclamó.
La hermana de Xiomara la describe como una persona muy amigable y buena madre. La joven laboraba desde hace ocho años realizando trabajos domésticos.
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A Carlos los vecinos lo describen como un joven tranquilo que no se metía en problemas. “El sábado llegó al grupo de la iglesia, no entiendo qué le pasó”, comentó uno de los vecinos.
La tarde del jueves, ambas familias lloraban a sus seres queridos de forma separada. Los restos de Xiomara fueron velados en el centro de Cojutepeque, mientras que Carlos fue velado en la Ermita de la comunidad La Esperanza. Los dos serán enterrados en tumbas separadas en el cementerio municipal de Cojutepeque.