Clamor de ambientalistas en Güija: "Pedimos que el Gobierno se siente con su homólogo guatemalteco para parar la mina Cerro Blanco"

Organizaciones ambientales interpusieron un aviso ante el juzgado de Santa Ana por daños en el río Ostúa y lago de Güija por explotación minera en Guatemala. Señalan que desde hace más de una década hay registros de que la mina realiza descargas de aguas termales que contienen metales pesados en el lago.

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El lago de Güija en Metapán, Santa Ana, podría ser de los primeros afectados por la contaminación de la mina Cerro Blanco.. FOTO EDH/ Francisco Rubio

Por Cristian Díaz

2021-11-09 2:32:45

El funcionamiento de la mina Cerro Blanco, en Guatemala, ha provocado daños ambientales en el río Ostúa y el lago de Güija, ambos de Metapán, Santa Ana, desde el 2008. Desde ese año hay registros de uso de aguas termales que contienen metales pesados, denunció este martes la Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES) y el Movimiento de Mujeres Ecofeministas.

Dichas entidades presentaron un aviso de alerta sobre la situación ante el Juzgado Ambiental de Santa Ana y la Fiscalía General de la República (FGR) para que realicen las respectivas investigaciones de lo que califican como "daño ambiental agravado transfronterizo”.

Las personas organizadas contra el daño ambiental en Güija mostraron estas pancartas con sus mensajes. / Foto EDH cortesía

Los ambientalistas buscan que la mina no entre a funcionar el próximo año, como está previsto, ya que podría provocar del lado salvadoreño una disminución del recurso hídrico y desplazamiento forzoso de las comunidades que dejarían de contar con el líquido.

“Aunque digan que la mina no está explotando ahorita el mineral; pero sí desde el 2008 están sacando aguas termales, que también llevan consigo metales pesados que van a dar directamente al río Ostúa. Todos sabemos que El Salvador es agua-dependiente de Guatemala y Honduras; entonces nos preocupa porque esta mina Cerro Blanco es posible que le den su permiso de operación, porque ahorita tengo entendido que está actuando ilegalmente; pero es posible que se lo aprueben y ellos están planteando que ya para el 2022 comienzan el tema de la mina a cielo abierto, a explotarla. Para nosotros es preocupante porque lo que está haciendo es comprometer nuestras aguas, comprometer nuestra salud, el acceso al agua, y para nosotros eso sería muy grave”, expresó Nelly Rivera, de AMAES.

Lamentó que no han obtenido “una respuesta”, a pesar de que ya alertaron de dicho riesgo ambiental a Cancillería, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales así como alcaldías, entre otras entidades.

Rivera señaló que públicamente no se conoce sobre alguna consulta que se haya hecho ante la población de la zona para la ejecución del proyecto de explotación minera.

Hay preocupación en estas organizaciones por el daño ambiental que puede provocar la mina en Cerro Blanco. / Foto EDH Cortesía

El río Ostúa proviene de Asunción Mita, Guatemala, y va a dar al Lago de Güija, que es el principal tributario del río Lempa, por lo que las entidades ambientalistas prevén que el impacto de la explotación minera sería grande para El Salvador.

“Los gobiernos anteriores y el de turno no dan muestra de querer entrar en conversaciones con el gobierno de Guatemala para parar este proyecto. Lo que queremos es que escuchen a la población; en este caso las mujeres y las comunidades alrededor de Güija estamos exigiendo fronteras libres de minerías y que este gobierno se siente con su homólogo guatemalteco para parar ese proyecto. Con este proyecto se está violentando el tratado del Trifinio que habla que la zona norte del país, específicamente Metapán y otros municipios, son una zona ecológica indivisible, por lo tanto Guatemala no puede dar permisos para un proyecto que va a dañar a la población salvadoreña”, expresó Rivera.

AMAES señaló que las comunidades metapanecas se encuentran a cinco kilómetros del Cerro Blanco y que de acuerdo a los datos obtenidos se prevé una explotación durante once años para extraer 33 millones de onzas de oro. Detallaron que el funcionamiento de la mina requiere de diez litros de agua por segundo.

Personas que residen en los alrededores de dichos cuerpos de agua están preocupadas porque temen que la vida acuática, como los peces, sean afectados, lo cual podría impactar en la pesca artesanal, que es un modo de subsistencia importante para los habitantes cercanos a Güija. Otros utilizan el agua para cultivos de granos básicos como forma de vida.