Laura luchó en el conflicto armado por el derecho a expresarse

Laura Moreno entró a la guerrilla tras los asesinatos de su primo y varios vecinos a manos del ejército. Su hermano fue reclutado a los 10 años y murió cuando tenía 14, durante una emboscada.

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Para Laura Moreno, la firma de los Acuerdos de Paz hizo cumplir los derechos humanos en el país. Foto EDh / Damaris Girón

Por Damaris Girón

2021-01-30 6:06:25

Laura Moreno era una niña de 14 años cuando el conflicto armado comenzó y, a pesar de eso, recuerda con detalle todos los hechos que ocurrían a su alrededor. Ella relata que, en su pueblo, todo comenzó con protestas pacíficas de parte de los campesinos para exigir mejoras salariales.

Uno de los recuerdos que marcó a Laura Moreno fue el asesinato de su primo y uno de sus amigos, ambos de catorce años, a manos de guardias militares. Ella recuerda que fue uno de los primeros hechos de violencia que se registraron en el municipio de Usulután.

Para Laura, el asesinato de su primo fue un mensaje para quienes participaban en las protestas, “querían detener la organización y las protestas”, dice.

El aumento de violencia hizo que la mayoría de vecinos de Moreno huyeran del lugar, dejando atrás años de trabajo y esfuerzo. “Al principio se llevaban a los hombres y los desaparecían”, narra y señala que la situación fue empeorando.

La familia de Moreno fue de las últimas en irse de la colonia 14 de julio en Usulután, tuvieron que huir cuando su padre ya no podía dormir porque corría el riesgo de ser asesinado y el acoso de los soldados a su madre fue insoportable.

“Mi mamá preguntó a un sacerdote para dónde irse porque su vida corría peligro y tenía muchos niños pequeños y él le dijo que nos fuéramos para la costa, que allá al menos cangrejos íbamos a comer”, relata.

Al llegar a la costa, el acceso a la comida, medicina o servicios básicos eran precarios y la tensión y violencia continuaban. Su familia no logró quedarse durante mucho tiempo en esa zona.

Reclutamiento de la guerrilla

Luego de haber huido de la costa hacia la Isla Montecristo, Laura recibió una invitación para unirse a la guerrilla. Siguiendo los pasos de su padre, quien ya era parte, Moreno dejó su casa para apoyar en tareas de reclutamiento, propaganda y como radioperadora estratégica.

“No había otra alternativa, o voy a la guerra o vienen un día aquí y me matan junto con mi mamá. El primer día iba llorando”, recuerda.

Durante los 12 años de guerra, Moreno pasó momentos muy difíciles, durmiendo en el suelo, comiendo poco, sufriendo ataques armados y más. Algunos de los momentos más duros fueron cuando perdió a uno de sus hermanos menores.

Según ella, durante los últimos años, la guerrilla ya no tenía de dónde reclutar personas y comenzaron a reclutar niños desde los diez años, “yo nunca estuve de acuerdo y mi mamá tampoco, pero si lo decíamos era estar en contra”, asegura.

El hermano de Laura pasó cuatro años combatiendo. “Él lloraba porque tenía miedo, si apenas tenía 10 años. Lo mandaron de combatiente y murió a los 14 años en una emboscada”, se lamenta y explica que nunca supieron el lugar exacto donde murió, ni dónde quedó su cuerpo.

La guerra no solo le quitó a su hermano y a su primo, sino que también la hizo víctima de acoso e intimidación por sus mismos compañeros de la guerrilla, “a mis compañeros no les gusta que diga esto, pero yo lo quise mencionar porque a mi me afectó”, afirma Moreno.

“Al principio, en la guerrilla éramos pocas mujeres y nos acosaban, no les gusta a los compañeros que yo diga esto, pero es cierto, nos acosaban”, asegura y recuerda que también vivió momentos de tensión cuando comandantes investigaban fugas de información.

Ella recuerda que mientras realizaban las investigaciones por las supuestas filtraciones de información hubo irrespeto a los derechos humanos, “era una paranoia, como que todos eran infiltrados”, dice y asegura que “las represalias no eran sencillas” para los que eran señalados de dar información al ejército.

#ProhibidoOlvidarSV

La historia de Laura Moreno fue compartida por su hijo en twitter bajo el hashtag #ProhibidoOlvidarSV como una forma de mantener viva la historia del país y de su familia.

“A mi nadie me obligó, me metí por convicción, porque me dolió que mataran a mi primito, me metí para defenderme y luchar por los derechos de la población, derechos que ahora tenemos porque la guerra no fue una farsa, ahora tenemos democracia, ahora podemos hablar en cualquier lugar, en ese tiempo no se podía, si alguien decía algo esa persona aparecía muerta”, concluye