Mario Sierra, el mago salvadoreño que deslumbra con su talento en Ahuachapán

Con el apoyo de Magos Sin Frontera implementa en la cabecera departamental un proyecto que busca empoderar, culturizar y educar a jóvenes que están en riesgo social a través de la magia.

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En el viaje que realizó a República Checa, en abril del año pasado, quedó demostrado que la magia es un lenguaje universal. Adultos, jóvenes y niños quedaron asombrados por el talento del mago salvadoreño. Foto EDH/ Cristian Díaz

Por Cristian Díaz

2019-02-23 9:00:04

De pequeño su mayor deseo fue ser un destacado futbolista, incluso, representó a su natal Ahuachapán en selecciones juveniles y llegó a entrenar con el equipo local, el 11 Municipal; sin embargo, jamás imaginó que la vida lo llevaría por el camino de la magia, con la cual ha despertado admiración, asombro y carcajadas entre quienes presencian sus eventos.

Mario Stuardo Sierra Santillana es un joven carismático que se gana rápidamente la confianza de su público con sus actos de magia, que dejan impresionadas a las personas.

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Mario Sierra combate a la violencia con magia y sonrisas en Ahuachapán

Mario Stuardo Sierra Santillana es un joven carismático que se gana rápidamente la confianza de su público con sus actos de magia, que dejan impresionadas a las personas.

Observar cómo cambia el color de una carta de baraja, cómo suelta sus manos que han sido atadas con una cuerda por dos espectadores que elige de entre el público, y hasta hacer que dos personas sientan lo mismo, sin tocarse entre ellas, son parte de sus incontables actos que dejan boquiabierto al público.

Aprender todos los trucos no ha sido fácil; sobretodo porque en el país no existe una escuela de magia.

Por eso, inicialmente, recurrió a tutoriales que encontraba en internet y comenzó a interactuar con otros magos salvadoreños para intercambiar conocimientos.

 

Posteriormente se internó por 7 días en una escuela de magia en Costa Rica, donde pasó largas horas aprendiendo no solo magia, sino también sicología, entre otros recursos, para cautivar a los espectadores.

La dedicación y esfuerzo que ha tenido Mario, quien es el menor de tres hermanos, lo ha convertido en el único mago de Ahuachapán.

Sin embargo, no se queda con lo aprendido, por lo que el año pasado impulsó por dos meses su proyecto de Magia por Sonrisas, que consistía en asistir a escuelas o comunidades de escasos recursos económicos a dar presentaciones gratuitas. Sin embargo, tuvo que dejar dicha iniciativa por diferentes razones.

Recientemente, fue contactado por Magos Sin Fronteras, que es una organización estadounidense, para implementar en la cabecera departamental un proyecto que se encargará de empoderar, culturizar y educar a jóvenes que están en riesgo social a través de la magia.

Serán seleccionados 10 jóvenes de entre los 13 y 17 años para que aprendan magia de forma gratuita. La organización les proveerá todos los insumos que se requieren.

“A mí me gusta ayudar y ver sonreír a través de la magia; entonces, lo vi (el proyecto) como una oportunidad demasiado grande para los jóvenes en El Salvador. Como se sabe, el riesgo social es demasiado grande y al arte no se le está apostando mucho”, señaló.

Diez jóvenes de Ahuachapán serán seleccionados para aprender magia. Recientemente realizó una demostración, donde los interesados se postularon para el curso. Foto EDH/ Cristian Díaz

Las clases serán brindadas en el Centro Juvenil El Salvador-Corea. En un lapso de 6 meses, dependiendo de su dedicación, los jóvenes podrían brindar su primer espectáculo de magia.

Sus inicios
El ahuachapaneco relató que su deseo por aprender magia nació cuando tenía 19 años, al ver videos de un familiar que también practica dicho arte.

Antes de incursionar en ese mundo, su mayor sueño era ser un futbolista profesional. Actualmente solo practica el fútbol por entretenimiento.

“A mí me gustaba cómo la gente reaccionaba; la magia cambia el estado de ánimo de una persona en un segundo. Pueden tener problemas, tristezas; pero en el momento que uno le hace magia, olvidan sus problemas y tristezas que están pasando. Yo me grababa solo en mi casa haciendo trucos de magia, me veía en el espejo, le hacía a mi mamá, a mi hermana, a mi papá, y a todos. Me decían que estaba loco con esto de la magia, que no descuidara mis estudios”, contó el joven de 28 años.

Su madre, Marina Concepción Santillana de Sierra, era una de las principales personas que lo motivaban para que no abandonara sus estudios por la inquietud de aprender magia, por lo que el joven se graduó en 2015 de la carrera de licenciatura en Mercadeo y Negocios de la Universidad Católica de El Salvador, con sede en Santa Ana.

Cuando sus padres le daban dinero para ir a la universidad, prefería dejar de comer para comprar lo necesario para realizar sus actos de magia. Adquirir los implementos básicos implica una inversión de $500.

“Ahora mi mamá es mi fan número uno porque cuando subo algo (a redes sociales) es la primera que lo está compartiendo”, relató entre risas.

Los trucos con las cartas de la baraja no pueden faltar en el repertorio que tiene el joven mago ahuachapaneco. Foto EDH/ Cristian Díaz

Entusiasmado por aprender los trucos y perfeccionarlos, pasaba inicialmente hasta 9 horas diarias estudiando. Ahora es menos el tiempo debido a otras actividades que realiza.

Explicó que cuando un acto de magia sale mal, la improvisación ha sido su salida para continuar con el espectáculo; aunque cuando no se puede esa vía de escape, debe reconocer que el truco no salió.

El 27 de mayo de 2011, junto a su amigo Francisco Cea, que ahora radica en República Checa, fueron contratados para una presentación, de las primeras que dio. En ese entonces a cada uno le pagaron $6, con lo que fueron a comer pollo a un reconocido restaurante de la ciudad.

Ver tutoriales de magia en internet y comenzar a compartir con otros magos radicados en el país fueron parte de su formación en dicho arte.

En octubre 2017 tuvo la oportunidad de viajar a la que es la primera escuela de magia e ilusionismo Hypnos, con sede en Costa Rica, de Alejandro Navas, con quien ya había entablado una amistad.

El 27 de mayo de 2011, junto a un amigo que ahora radica en República Checa, fueron contratados para una presentación, de las primeras que dio. En ese entonces a cada uno le pagaron $6, con lo que fueron a comer pollo a un reconocido restaurante de la ciudad. Foto EDH/ Cristian Díaz

Como todo joven, iba ilusionado de que desde el primer día de su estadía quería aprender trucos de magia. Sin embargo, le tocó que aprender teatro, sobre tips psicológicos, y a cómo conectarse con la gente, entre otros aspectos, que lo han convertido en un profesional de la magia.

La amistad con Francisco Cea, ahora radicado en República Checa, también le permitió, en abril de 2018, asistir a la Universidad de Economía de dicho país, para participar durante la semana iberoamericana, con una ponencia sobre cómo sobresalir en El Salvador a través del arte.

Su presentación la hizo con magia, logrando que el público quedara cautivado. Su destacada participación en la sede de estudios superiores le abrió más puertas, ya que dio otras nueve presentaciones; una en Praga y otras ocho en Brno, que es la segunda ciudad en importancia de dicho país.

“Fue bien interesante (el viaje) porque las expectativas que llevaba era de cómo los iba a sorprender; pero me di cuenta de que la magia es un lenguaje demasiado universal. La gente cuando veía magia se sorprendía de una manera extraordinaria que hasta yo quedaba sorprendido”, contó.

Tras 9 años en el mundo de la magia, reveló uno de los principales secretos de su éxito. Reconoció que aprender magia lleva sus complicaciones, aunque lo verdaderamente difícil es otro aspecto: “He aprendido en este tiempo que entre más uno muestra su lado humano, es más rápido conectar con la gente; entonces, la magia es así, entre más humano es el mago, conecta superrápido con la gente y ponen más atención en los espectáculos”.