Optimismo, perseverancia, fuerza y fe son las características que mejor describen a Jenny Zablah, una madre salvadoreña de 52 años cuya historia ha servido de inspiración para muchos.
Jenny es una mujer fuerte, llena de luz y muy apasionada de la cocina. Desde los seis meses, cuando fue diagnosticada con una anomalía de Ebstein (una defecto de tipo congénito muy poco común que hace que su corazón crezca más de lo normal), ha desafiado la ciencia superando cualquier pronóstico de vida.
A la fecha ha pasado por 11 operaciones, incluidas 3 a corazón abierto, dos de estas, realizadas en 2012 por una deficiencia valvular cardíaca en la tricúspide y mitral que le han permitido una mejor calidad de vida.
Su condición médica no le permitiría llevar una vida normal, ni tener hijos puesto que su corazón no soportaría el parto.
“Dios le permitió ser madre de dos hijos saludables y sobrellevar dos partos que fueron naturales”, señala su hija menor Jenny Iglesias.
Con los años, también le detectaron el síndrome de Wolf Parkinson White, una enfermedad que conduce a períodos de frecuencia cardíaca rápida (taquicardia). A los 29 años empezó a presentar arritmias severas de hasta 300 latidos por minuto, lo que significaba que la parte eléctrica del corazón no estaba funcionando correctamente y hacía que la sangre en lugar de fluir correctamente, regresara al hígado, esto desencadenó un raquitismo hepático. Su situación llegó a ser tan grave que ya no podía moverse, ni levantarse de la cama.
Debido a esto le colocaron un marcapaso bicameral para controlar los latidos y desde entonces es 100% dependiente de su marcapaso, pero su problema principal de corazón persistía. En 2001 los médicos le dijeron que solo le quedaban dos años de vida.