“Era feliz cuando tenía mis dos hijos”, madre de jóvenes desaparecidos

Las desapariciones forzadas golpearon a Valeria de Paz en el 2020 y 2021. La violencia le quitó a quienes le ayudaban a sobrevivir. Hoy espera que uno de los cadáveres recuperados en un cementerio clandestino de Aguilares sea el de Jorge... De Pedro no sabe nada.

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Por Jorge Beltrán

2022-02-26 6:00:39

A sus 65 años, Valeria de Paz vive en condiciones de pobreza que erizan la piel. Antes de 2020 ya vivía pobremente pero su situación se agravó en los últimos dos años. En el 2020 y el 2021 dos de sus hijos desaparecieron; uno en Apopa y otro en Aguilares.

A mediados del 2020, cuando Valeria lidiaba con una enfermedad de su compañero de vida, Pedro Alfonso Vides de Paz desapareció. Ella lo supo muchos días después.

“Él salía a vender algunas cositas y dicen que me lo bajaron de un bus en Apopa. Él era el chimpe (último hijo), me lo bajaron de un bus”, dice la mujer de figura menuda y de lento hablar.

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Después de la desaparición de Pedro, su esposo murió. Solo le quedaba Jorge Alberto de Paz Vides quien le ayudaba económicamente para sus gastos de alimentación y medicinas.

Pero el 12 de abril del 2021, Jorge también desapareció cuando salió en su motocicleta a hacer un viaje a un conocido.

Foto EDH/ Yessica Hompanera

El viaje consistía en ir a traer a Enrique Silvano Tejada Santamaría a la ciudad de Aguilares y llevarlo a un caserío del cantón El Tronador, municipio de El Paisnal, al norte de San Salvador. Horas antes lo había ido a dejar a Aguilares.

Desde aquel 12 de abril, Valeriana quedó sola, vive en una casa que si bien es de construcción mixta, de lejos parece abandonada y de cerca se nota que se cae a pedazos.

Como única compañía tiene a Terry, un perro criollo, y la Minga, una gata que se disputa el piso de tierra con varios hormigueros que hay dentro y fuera de la construcción.

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Luego de la desaparición forzada de sus dos hijos, Valeria ha quedado prácticamente sobreviviendo de la ayuda que algunos vecinos le prodigan. “Ellos dos eran los que me sostenían”, afirma Valeria mientras muestra las condiciones en que vive, en el cantón El Jicarón, de El Paisnal.

La desaparición de Jorge, el 12 de abril de 2021, dejó en la indigencia a Valeria. Sobrevive de lo que la gente le regala.

“Cuando no me regalan, entonces aguanto”, dice la mujer con resignación.
“Yo estaba feliz con mis dos hijos. Sentía que estaba en la gloria”, afirma Valeria al recordar que sus hijos le ayudaban con alimentos y dándole “algunos centavos”.

Foto EDH/ Yessica Hompanera

Esperando una llamada del Instituto de Medicina Legal

De momento, Valeria está a la espera de la llamada telefónica que en el Instituto de Medicina Legal de San Salvador le prometieron, para avisarle sobre los resultados de la prueba genética con la que comprobarían o descartarían que su hijo Jorge Alberto es uno de varios cadáveres que fueron recuperados a principios de este mes en un cementerio clandestino encontrado en el caserío Las Huertas, cantón Las Delicias, en el municipio de Aguilares.

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Aunque suene paradójico, a Valeria y a otras tres madres de los cuatro jóvenes desaparecidos el 12 de abril del 2021, parece confortarlas la esperanza de tener un lugar donde ir a dejarles una flor y darles una sepultura digna a sus vástagos.

Pero en el caso de Valeria hay también una preocupación: no tiene dinero para el ataúd y tampoco sabe dónde lo velará.

Entre las cuatro madres de los jóvenes desaparecidos, quizá Valeria sea la que está en peores condiciones económicas además de estar totalmente huérfana.

Hace 15 días, las madres de Jorge Alberto Vides de Paz , de 30 años, Fredys Alberto Calderón, de 24, Moisés Alexander Miranda, de 27, y Enrique Silvano Tejada Santamaría, de 25, fueron al Instituto de Medicina Legal a que les tomaran una muestra de sangre para compararla genéticamente con cuatro de varios cuerpos recuperados en el cementerio clandestino de Las Huertas.

Les dijeron que los resultados tardarían varias semanas y que les llamarían al saber los resultados.
A pesar de que tenían menos de 10 meses de haber desaparecido, las autoridades policiales no les permitieron ver los cadáveres para que ellas pudieran reconocer algunas prendas de vestir de sus hijos.

Irma Nohemy Calderón, madre de Fredys, afirma que algunos policías les dijeron que había un 99 por ciento de probabilidad de que los cuatro primeros cadáveres recuperados correspondieran a los desaparecidos el 12 de abril pasado.

Foto EDH/ Yessica Hompanera

Como Valeria, Irma Nohemy tiene la esperanza de que, entre los cuatro cuerpos que sacaron primero, esté el de su hijo. Ella ha comenzado a acomodar la casa para cuando la llamen a ir a traer los restos, afirmó ayer a El Diario de Hoy.

Irma Nohemy asegura que su hijo Fredys y Jorge Alberto, el hijo de Valeria, no se metían en problemas; que el único error de Fredys fue aceptar ir a traer a Moisés a Aguilares.

Igual que a Jorge, a Moisés le pagarían por el viaje. Pese a los ruegos de Irma Nohemy, Fredys hizo el viaje del que ya no regresó.

De las motocicletas que Fredys y Jorge conducían no se sabe nada. Las autoridades policiales no les han dicho nada de eso.

¿Por qué desaparecieron los cuatro jóvenes?

Aunque oficialmente la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fiscalía General de la República (FGR) no han detallado sobre la investigación de la desaparición de los cuatro jóvenes originarios del municipio de El Paisnal, de manera extra oficial, fuentes policiales aseguran que fueron asesinados por miembros de la Pandilla 18 de Aguilares, específicamente de la lotificación denominada Las Pampas y también de El Paisnal.

Las fuentes policiales aseguran que Moisés y Enrique comenzaron a ser vigilados de cerca por pandilleros de la 18, desde que ambos departían en una cervecería llamada El Tule, que funciona en el centro de Aguilares.

Al salir, como a las 8:00 de la noche, ambos fueron privados de libertad por un numeroso grupo de pandilleros.

Momentos antes de ser privados de libertad, aparentemente los dos jóvenes llamaron a Jorge y a Fredys para que los fueran a traer. Ellos mismos los habían ido a dejar.

Fredys y Jorge solían hacer viajes en sus motocicletas, trasladando a gente conocida por unos cuantos dólares. Eso es una actividad que practican muchos jóvenes que tienen motocicletas en El Paisnal, donde el servicio de transporte es muy reducido, afirman las fuentes.

Aparentemente, a Jorge y a Fredys los privaron de libertad cuando llegaron por Moisés y Enrique.

Al parecer los subieron a un pick up y lo trasladaron al caserío Las Huertas donde fueron asesinados.

Las mismas fuentes policiales afirman que de los cuatro cadáveres encontrados en una fosa, dos estaban completos y otros dos estaban descuartizados. Los cuatro fueron enterrados en sacos.

Las fuentes aseguran que del mismo lugar se han recuperado varios cadáveres aunque admiten no saber la cantidad exacta, pero enfatizan que no solo fueron los cuatro cuerpos de Fredys, Jorge, Moisés y Enrique.

Foto/ Archivo