Casi desde que el periodista de El Diario de Hoy llegó a la sede de la Fiscalía General de la República, en la colonia La Sultana se le aproximaron dos personas que portaban carnet de instituciones gubernamentales. Una preguntó si haría preguntas al viceministro y al decirle que sí, preguntó nombre del periodista y de qué medio era. Luego pasó un hombre que dirigió la mirada al carnet del periodista.
Desde ese momento comenzaron a tomarle vídeos y fotos; según ellos, de forma disimulada. El punto se volvió más complicado cuando el funcionario se retiraba y el periodista quiso abordarlo. Acercó el micrófono al funcionario y en ese momento un hombre (aparentemente guardaespalda de Zelaya) quiso cerrar la puerta. El periodista detuvo la puerta un intante, lo suficiente para que el brazo y el micrófono no fuera atrapado con la puerta.
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Luego un hombre, en tono bajo y a manera de burla dijo algo así como que los periodistas después andaban llorando.
Cuando el funcionario se retiró, un hombre acercó la cámara de vídeo al periodista, tanto qué le preguntó que qué le pasaba, que por qué lo filmaba y que si era de Capres. El hombre con la cámara lo negó, sin embargo, abordó el mismo microbús con placas nacionales en que se retiraron otros vídeógrafos, fotógrafos y empleados estatales.