En época de invierno, la mayoría de petrograbados queda cubierta por el agua. Foto EDH/Jorge Reyes
“Este tipo de ambigüedades y confusiones han impedido que se haga el trato y en realidad es Jorge Panameño el propietario. El Estado es quien debería de velar junto con el dueño para garantizar la protección de Igualtepeque”, manifiesta Salazar.
Respecto a este punto, Díaz asegura que si bien es cierto que Panameño es el propietario del inmueble, pero el Estado salvadoreño es el dueño del sitio arqueológico.
“El problema es la tenencia de la tierra. La Ley permite la propiedad privada de un bien cultural. Creo que lo que está mal planteado es el cómo, porque todo lo que está en el subsuelo por Constitución es del Estado. En realidad el terreno es de él (Panameño), pero lo del subsuelo siempre será del Estado, el sitio arqueológico aunque está sepultado es del Estado”, explica.
Asegura que para aclarar el vacío legal que rodea a Igualtepeque, el ISTA tendría que reconstruir la posesión histórica del inmueble porque también es necesario identificar si la península no formó parte de la reforma agraria de 1980 y saber en manos de quién estaba en esa época.
En cuanto a la intervención de este proceso legal, manifiesta que no es competencia del Ministerio de Cultura porque su rol llega hasta el ámbito cultural y la protección del bien inmueble.
El proyecto
La empresa que estaba interesada en el Cerro de las Figuras planeaba construir un malecón, una plaza al centro de la isla, pequeños jardines, zonas para comer, calles y diversas construcciones más. Sin embargo, este tipo de acciones están estrictamente prohibidas por la Ley Especial de Patrimonio Cultural porque atentaría contra el valor arqueológico que tiene el lugar.
“El malecón encima de los petrograbados es imposible porque la declaratoria no lo permite. El señor Panameño puede vender, pero quien compre se tiene que someter a las medidas de protección que tiene el bien cultural. La compra y venta no está prohibida”, puntualizó Díaz.
Explicó que solo son permitidas “infraestructuras de bajo impacto que permitan acondicionarlo a la licitación pública”.
Para Díaz, por el momento lo más importante es aclarar, según ellos, la posesión del terreno y esto se logrará sólo a través de la revisión de tenencia del inmueble que haga el ISTA. Reconoce que lo más idóneo es que se asigne un presupuesto, ya sea a través del Gobierno, empresa privada, ayuda internacional o por otros convenios para hacer investigaciones en Igualtepeque y obtener más información sobre los rasgos arqueológicos que lo caracterizan. Sin embargo, dice estar consciente que en la actualidad es imposible porque para empezar el Ministerio de Cultura no tiene un presupuesto propio.
“Los fondos, son millones los que se necesitan para excavar porque todo lo que se tendría que ir excavando, se tendría que ir consolidando para mantener el sitio”, dice.
Los panoramas
Jorge Panameño tiene la documentación que lo acredita como el propietario de la península, incluyendo la certificación emitida por el CNR en este año. En cuanto a la postura oficial, la única respuesta que ha dado el Ministerio de Cultura es el comunicado que publicó en su sitio web donde establece que el Cerro de las Figuras es propiedad del Estado. Además, del argumento que el director de arqueología del Muna dio a este medio donde dejó entrever que hasta que no se determine la tenencia histórica del inmueble y no se lleve a cabo un proceso legal se desconoce quién es el propietario y la forma de proceder.
Los habitantes de Igualtepeque
“En mi casa hay tres tumbas, sabemos que lo son por la forma que tienen. Nosotros no podemos hacer nada más que cuidarlas y no permitimos que nadie venga a destruir lo que está dentro de nuestra propiedad”
Manuel Perlera, habitante de la isla
Teniendo en cuenta estos tres puntos de vista, las opciones que se tiene para la administración del sitio arqueológico se reducen a cuatro.
La primera es que el propietario quiera ejecutar algún proyecto y que este tenga el aval del Ministerio de Cultura para llevar a cabo las obras. Pero esto requiere de mucho dinero y Panameño dice no contar con los fondos.
Otra opción es un trabajo conjunto entre Panameño y el Estado, teniendo en cuenta que según el artículo 1, inciso 3 de la Constitución de la República “es obligación del Estado asegurar a los habitantes el goce de la cultura”.
Ante este panorama, Panameño dice estar de acuerdo y no tener ningún inconveniente porque siempre ha tenido la intención de trabajar con el Estado para salvaguardar el valor del sitio.
Hugo Chávez tiene 10 años de estar investigando los grabados rupestres de la isla. Foto EDH/Jorge Reyes
“En el caso que el dueño quisiera recrear un parque en coordinación con el Estado, la ley nos obliga a que nosotros (Ministerio de Cultura) le demos la asesoría técnica. Si él se coordinara con nosotros fuera posible que el parque arqueológico fuera más viable que la propuesta que él tiene”, dice Díaz.
Díaz cree que el parque arqueológico es la mejor opción porque hasta la comunidad podría ser parte del proyecto, participar en la administración y gestión e incluso se podrían beneficiar económicamente con los ingresos del parque.
“Tiene que ser un proyecto bastante complejo y complicado por la voluntad política y coyuntura que vivimos, pero se podría considerar la opción y que la comunidad local como la comunidad indígena pueda gestionar sus recursos arqueológicos”, concluyó.
Por último, está la adquisición del inmueble por parte del Estado de forma directa o bajo la figura de expropiación. Según el artículo 28 de la Ley de Patrimonio, el Ministerio de Cultura debe de establecer los criterios necesarios para adquirir la propiedad, pero antes el Ministerio de Hacienda debe de calcular el costo económico del inmueble y pagar por él.
Cuando el bien patrimonial se vuelve público, el Estado puede “realizar contratos de arrendamiento, comodato o fideicomiso a fin de garantizar el goce de los servicios”.
Mientras se resuelve el conflicto legal que existe entre Jorge Panameño y el Estado, Igualtepeque seguirá siendo una península en época de verano y una isla en invierno. Los petrograbados serán visitados por más de algún curioso y don Leno junto con los demás habitantes de la comunidad seguirán cuidando del tesoro invaluable del Cerro de las Figuras, esperando no ser desalojados del lugar donde han vivido por 43 años.