En el grupo de historiantes de Panchimalco no todo es danza, trajes coloridos y tradición; también hay un empeño por mantener vivas las tradiciones, pese a las carestías o limitantes económicas que enfrentan para renovar su indumentarias y accesorios.
Víctor Cruz, de 69 años, ha dedicado su vida como historiante, y con mucha sinceridad explica que “lo económico y la falta de ayuda son los principales retos a superar de este grupo para mantener viva la tradición”.
Él asegura que comenzó “en esto de los bailes” cuando tenía 18 años, y desde entonces no ha perdido oportunidad para unirse a los grupos locales y, actualmente, motivar a las nuevas generaciones para que se involucren.
“Los jóvenes participan con entusiasmo, pero cuando ya son mayores no quieren, les da pena”, cometa Cruz.
Las carencias de la agrupación de historiantes, formada por 14 personas, fue del conocimiento de la organización, sin fines de lucro, Artistas Unidos en el Mundo (AUM) quien les donó nuevos trajes, espadas y máscaras. De estas últimas, incluso, les presentaron una muestra de nuevos prototipos.
“Estamos siendo motivadores para que amigos de distintas entidades se encariñen con los historiantes, no solo para aplaudirles, si no para ayudarles”, comenta el director de AUM, Nelson Huezo.
Este salvadoreño, junto a su esposa de nacionalidad peruana, han unido esfuerzos para tener acercamientos con grupos de historiantes de todo el país con la finalidad de poder ayudarles, así como ocurrió en Panchimalco.
“La entidad se dedica hacer proyectos culturales de unidad, es una entidad apolítica y sin fines de lucro de El Salvador, así como de los países que participan en ella; en esta oportunidad es una acción de ayuda a los historiantes de Panchimalco”, explica Jessica Castro, esposa de Huezo, quien trabaja en la producción, coordinación y promoción de las actividades de AUM.
Castro tiene una amplia experiencia en este rubro cultural, pues trabajó durante 25 años en su natal Perú confeccionando trajes de todas las culturas folclóricas de ese país.
Los esposos llevan ocho años estudiando los trajes que se elaboran en El Salvador, de ahí que surja la idea de comprar telas o que las reciban por medio de donativos.
El costo por cada traje de un historiante anda entre los $200 a $300, eso sin tomar en cuenta la mano de obra que va por cuenta de Castro.
“La base es la necesidad de ellos (los historiantes). La motivación es que tenemos una deuda, no nosotros como persona, si no que el país tiene una deuda con ellos. Ante esa situación (de carencias), pero con el deseo nuestro y el de los amigos de querer ayudar, eso es lo más importante”, comentó Huezo.
Para las autoridades municipales de Panchimalco, es importante la apuesta del rescate cultural y de mantener las tradiciones.
“En conjunto hemos recibido una donación para los historiantes del municipio de 17 trajes con todo su equipamiento para continuar con la tradición nuestra”, explica el Alcalde en funciones, Miltón Beltrán.
Cada traje está elaborado con tres capas de diferentes telas en la parte de atrás, cada vestimenta cuenta con 11 piezas, tienen muchos detalles, algunos incluyen coronas, cascos, flores, monedas antiguas, togas y hasta delantales.
En el caso de las máscaras, el grupo de AUM promueve las elaboradas con metal, las cuales desde su punto de vista son más manejables, menos pesadas y no genera incomodidades por el calor.
Las que se utilizan actualmente son de madera de pito, hechas de forma artesanal.
Esta nueva propuesta deberá ser probada por los historiantes que, de sentir mayor comodidad, comenzarían a utilizarlas en cada evento.
La próxima vez que vea a los historiantes de Panchimalco realizando al danza de Moros y Cristianos u otras, también podrá apreciar la riqueza cultural de su vestuario.