Michael Gómez, de 19 años de edad, fue capturado este domingo por la Policía Nacional Civil bajo el cargo de homicidio culposo. Según la corporación policial, el joven sería el presunto conductor de la lancha con 10 personas que volcó en el lago de Ilopango durante la tarde del sábado 03 de abril. En el hecho murió Irma del Carmen Landaverde, de 62 años y Hector Arturo Rivera continúa desaparecido, luego de casi 20 horas.
Michael Gómez solo tenía dos años de trabajar como lanchero en el lago.
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Según investigación de la Policía Nacional Civil, el joven se dedicó a ese oficio desde que se graduó como bachiller, al descubrir que era una fuente de ingreso segura en la zona del lago. A pesar de no contar con lancha propia, Gómez fue contratado por el propietario del bote para hacer viajes a turistas.
Información de la Cruz Roja Salvadoreña indica que el joven lanchero no proporcionó chalecos salvavidas a todos los tripulantes del bote que volcó. Autoridades de la Policía de Turismo (Politur) indican que, a pesar que no es delito que el tripulante de una embarcación o de moto acuática no porte chaleco salvavidas, sí está contemplado en la ley marítima portuaria como una obligación de la persona portar uno.
“Es como cuando el conductor de un vehículo anda con su cinturón de seguridad, eso le da la protección”, aclaró un agente de la Politur. Asimismo, la investigación sobre Gómez determinará si la causa del accidente se debió a la negligencia del joven al aceptar navegar la lancha, pues las ráfagas de viento hacen que la marea se torne complicada para maniobrar una embarcación tripulada.
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Hasta la tarde del domingo 10 de abril, al menos 10 socorristas y personal de la Fuerza Armada se han sumado a la búsqueda del hombre desaparecido y la lancha donde ocurrió el accidente ya fue decomisada por la policía. Cruz Roja recomienda no navegar en las actuales condiciones climáticas, debido a que las ráfagas de viento alteran las corrientes naturales del lago.
La Politur destacó que muchos de los lancheros del Lago de Ilopango no acatan el reglamento de la ley marítima portuaria, pues muchos de ellos no proporcionan chalecos salvavidas a sus clientes cuando navegan en el cuerpo de agua.