El 7 de septiembre de 2021, no menos de 100 jueces y empleados judiciales salieron a las calles para protestar en contra de la reforma a la Ley de la Carrera Judicial que tuvo como objetivo jubilar de manera obligatoria a funcionarios mayores de 60 años y aquellos con 30 años de servicio judicial.
Entre los inconformes está el juez Antonio Durán, quien desde el momento tomó relevancia por su discurso disidente y por lo cual ha sido objeto de intimidaciones por parte del Gobierno. Como represalia, fue trasladado del Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador hasta el Segundo de Sentencia, en Zacatecoluca, La Paz. Y, más recientemente, Durán denunció el despojo ilegal de la presidencia de dicho tribunal, la cual le correspondía.
¿Qué significó su traslado de San Salvador a Zacatecoluca?
Una represalia. Pero no es primera que sufro porque en anteriores periodos me habían regresado desde San Salvador. He sufrido represalia como que no me incluyan en el Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ) o que me incluyan en ternas y no me eligen. (...) Disfruto el viaje, me gusta mucho la campiña, soy de pueblo. Para mí no es castigo.
¿Qué fue lo más difícil de dejar del Tercero de Sentencia en San Salvador?
Duro: el personal. Las personas me tenían mucha estima. Toda la gente es muy expresiva con las muestras de cariño y quizá dejar la gente fue lo más duro. En mi salida tuve que sacar las cosas porque no había sacado los libros porque los había mantenido en cajas. Yo sabía que era previsible y que tarde o temprano me iba a pasar. Estoy muy optimista porque estoy seguro que las cosas van a salir bien para los jueces y creo que de esta crisis vamos a salir fortalecidos porque esto que está ocurriendo es catastrófico, es una barbarie lo que están haciendo.
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¿Podría considerar este traslado como un exilio, como una respuesta del gobierno de Bukele?
Sí. En el sentido que fue una sanción por mis actuaciones y por ejercer mi libertad de expresión, por mi libertad de expresarse en las calles y por el discurso que, obviamente, no les gusta a sus operadores políticos y que no le gusta a los jueces que han traicionado a su juramento de hacer cumplir la Constitución y que se han sometido y doblegado al poder. Es una represalia, pero estamos bien.
En una entrevista suya del 25 de mayo usted dijo que había recibido propuestas para salir del país, ¿Lo considerara en un futuro no muy lejano?
Dejar al país en estas circunstancias para mi es improponible. Tenemos que hacer la lucha por defender la República, la Constitución y el Estado de Derecho. Huir del país en estas circunstancias no es opción.
¿Existe alguna esperanza de regresar a la antigua oficina o a San Salvador?
La expectativa personal no es relevante. Mi esperanza es que se revirtiera todas estas inconstitucionalidades permitiendo el retorno de los magistrados de la Sala de lo Constitucional mediante el acatamiento del mandamiento judicial 1-2021, que se dejara sin efecto a la reforma a la Ley de la Carrera Judicial, que los jueces pudieran regresar a sus cargos y que se les ofreciera un retiro digno. La esperanza es lo último que se pierde.
¿Cree que en algún momento vean mal a los jueces nuevos que fueron impuestos?
Ya se está viviendo. Hay mucha queja de litigantes que estos no saben manejar audiencias, que no tienen destrezas. Haga de caso que va a ir a una cirugía y le van a poner a un estudiante de medicina; ellos aunque sean abogados no están preparados para ser jueces, necesitan una preparación previa en la escuela de capacitación con una formación en técnicas. (…) Los litigantes están preocupados por la calidad de cirujanos que van a tener en la operación que van a llevar a cabo en su vista pública. Y esa mala praxis puede repercutir en daños irreparables.
Habla de “mala praxis”, ¿Cómo afectaría a las víctimas que buscan justicia?
El riesgo es la impunidad y la injusticia. Hay que aplicar justicia conforme a derecho.
¿Algún mensaje al presidente Bukele y a los magistrados impuestos de la Sala de lo Constitucional?
A que restaure el orden constitucional violado. (...) . Ese es mi llamado al presidente Bukele, a que se comporte como un estadista porque el oficio de presidente implica cierto respeto a la regla. Es un jugador más.
¿Y a los magistrados de la Sala Constitucional impuesta?
Que renuncien. No debieron de haber aceptado jamás. Si tuvieran un mínimo de decencia y un respeto al Derecho y a la Constitución jamás hubieran aceptado ese cargo. Lo mismo ocurre con todos estos jueces que han puesto. Nuestro pueblo ha pagado con sangre y sacrificio vidas humanas en el conflicto armado para llegar a construir democracia.
