“Mi motivación es ayudar”: Saraí usó sus habilidades en costura para elaborar mascarillas durante la pandemia en Perquín

La emergencia por el Covid-19 la llevó a pulir sus habilidades y convertirse en un motor y ejemplo en su comunidad, en un remoto punto del municipio de Perquín en el departamento de Morazán.

Previo a la pandemia, Saraí había terminado sus estudios como Técnico en Sistemas Informáticos, pero las necesidades de su comunidad la impulsaron a fabricar mascarillas para solventar la emergencia sanitaria de su comunidad. Foto EDH / Marvin Romero

Por Marvin Romero

2021-11-08 6:00:16

Los vestidos y telas que cuelgan, por todas partes, en el taller de Saraí, parecen siluetas que bailan al compás de la luz que se cuela por las rendijas del techo y las ventanas. Esos finos rayos de sol se vuelven hilos en las manos de la joven modista. Con ellos hilvana retazos y sueños por igual, entre costuras.

El taller de Saraí es un pequeño espacio, de tan solo un par de metros cuadrados, que ella ha habituado a la mitad de la modesta casa en donde vive junto a su familia, en un remoto punto del municipio de Perquín, al norte del departamento de Morazán.

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Allá, el aire es frío y silba entre las copas de pinos y cipreses. En la parte de atrás de su casa hay un manantial del que nace agua clara y fresca. Cerca, una rana se esconde entre las rocas y su canto compite con el sonido del viento que choca contra los peñascos de la montaña. Es un lugar lejano, en donde comienzan los territorios del olvido y el abandono.

Saraí tiene 22 años. Desde pequeña aprendió a pegar botones y desde entonces le gustó la costura. Foto EDH / Marvin Romero

Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo dan cuenta que, durante la última década, el municipio de Perquín se ha ubicado en el rango de las regiones con una tasa de pobreza extrema moderada: del 27.5%, convirtiéndola en una de las localidades más pobres del departamento de Morazán.

A eso se suma una condición de marginalidad categorizada como alta, un elevado porcentaje de desnutrición y una esperanza de educación que no supera los cuatro años de escolaridad continua en el área rural. Un escenario desfavorable para las aspiraciones de jóvenes que trabajan por romper ese ciclo y llevar prosperidad a la zona.

Con 22 años, constantemente, Saraí sueña con ese propósito. “De mi mamá aprendí que no hay que rendirse por muy difícil que sea la situación”, expresa. “Ella siempre me dice que hay que aprovechar las oportunidades para aprender”, agrega.

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Y ha sido así que Saraí ha procurado aprovechar cada ocasión que le permita acumular conocimientos o destrezas. Desde que era una niña y su madre le permitía coser botones en pedazos de tela, hasta hace unos años cuando, con el apoyo de Compassion International, consiguió graduarse como Técnico en

Sistemas Informáticos, alcanzando una de las más grandes metas de su vida.

Sin embargo, unos meses más tarde, a raíz de la Pandemia Mundial a causa del Covid-19, las oportunidades de empleo en la profesión, en que Saraí se especializó, comenzaron a disminuir y fue difícil para la joven incorporarse al escenario laboral y contribuir con la economía familiar, que resultó impactada.

“Recordé que mi mamá también me dijo que debía tocar varias puertas para encontrar lo que buscaba y no quedarme estancada”, relata y explica que, una vez más, con la ayuda de Compassion International, que no la abandonó a ella y a su comunidad durante los difíciles días de la cuarentena.

Con el apoyo de la fundación y la iglesia local, pudo acceder a los talleres productivos del CDI (Centro de Desarrollo Integral), Proyecto 0804, y perfeccionar sus habilidades en la costura: eso que aprendió con su madre, desde los siete años, cuando jugaba a pegar botones en retazos de tela.

Foto EDH / Marvin Romero.

Apoyo a la comunidad

Cuando finalizó el taller de confección, Saraí detectó una necesidad de su comunidad en donde sus perfeccionadas habilidades podían ser de gran ayuda. Por lo remoto de la zona y el difícil acceso al lugar, durante los meses más críticos de la pandemia y cuarentena por Covid-19, resultó complicado trasladar insumos de bioseguridad para los habitantes de la localidad en donde la joven vive junto a su familia.

Frente a esa realidad, Saraí comenzó a confeccionar mascarillas con filtros para distribuir entre los residentes de la zona. Con esa acción, no solo ayudó a sobrellevar la emergencia sanitaria de sus vecinos, también dio a conocer sus habilidades y proyectó su trabajo.

No pasó mucho tiempo para que las solicitudes de mascarillas cambiaran por peticiones de prendas de vestir. “Desde entonces, incluso yo ya no compro ropa para mí y la elaboro yo misma, eso es un ahorro para mi familia”, dice y explica que ahora se ha convertido en un sostén en su hogar, además de seguir colaborando con su trabajo en su comunidad.

Las habilidades de la joven modista han roto barreras en el municipio de Perquín y esto ha llevado a que su emprendimiento consiga reconocimiento. Compassion International ha seguido apoyándola durante su desarrollo y evolución, consiguiendo para Saraí un capital base para la obtención de un establecimiento en donde no solo se dedique a la confección sino a la distribución de telas e insumos.

“Mi motivación es ayudar y agradezco mucho a Compassion por la confianza y a mi familia por el apoyo que me han dado siempre”, reflexiona la joven. “Y a mi madre que, cuando no consigo salir con el trabajo, agarra también la máquina para ayudarme”, expresa Saraí y el sol, danzante entre las rendijas, sigue pintando de oro sus telas.