“Aquí ser joven es un delito”, es la frase con que describe, Óscar Molina, su situación actual. Tres puntadas en la cabeza y una hemorragia en el ojo derecho son el resultado de la golpiza que recibió de parte de un agente policial el pasado lunes 16 de noviembre. El joven, 28 años de edad, relata que en diciembre del año pasado, a través de una llamada telefónica, recibió la noticia de la muerte de su padre.
Entonces no pudo volver a El Salvador y esperó hasta el mes de febrero para regresar y visitar la sepultura de su padre. La pandemia, a causa del COVID-19, no le permitió regresar a Costa Rica y, junto a su esposa, que lo acompañaba, decidió buscar una forma para percibir ingresos, primero por unas semanas, que luego se extendió a varios meses.
FOTOS: Las lesiones que revelan la brutalidad policial contra un joven capturado
Se dedicó a la venta de comida en la colonia Costa Rica, de la comunidad Aragón, en San Salvador. Así, recuerda, solventó gastos de primera necesidad y salió adelante en lo que esperaba una oportunidad para irse del país, del que escapó por razones de seguridad, pues ya había cumplido una condena de cinco años por extorsión, aunque afirma que no fue él quien cometió el delito, sino su expareja.
Igual de “injusta” que considera fue la última vez que pasó por un proceso judicial en el país, considera la acusación actual. “Yo lo único que hice fue defenderme”, sostiene y declara que la detención ha afectado a su única fuente de trabajo.
Su versión de los hechos
Óscar recuerda que durante el momento de la intervención policía en donde fue detenido, él se encontraba en su negocio en la colonia Aragón. Dice que los policías, con actitud prepotente y violenta, procedieron a capturarlo sin mayor explicación. “¿Por qué?”, fue la pregunta que hizo y los agentes policiales se abalanzaron sobre él y su esposa, por lo cual procedió a defenderse.
El joven relata que lo siguieron golpeando, durante el recorrido a la bartolina, aún cuando tenía las esposas puestas. “No te pego un balazo porque me puedo meter en problemas”, recuerda que le dijo uno de los agentes. Sin embargo, Óscar señala que no todos los policías “son malos” y que no pretende que esa sea la imagen que este proceso dejé. Dice esperar que se llegue a un acuerdo para volver a casa y seguir trabajando para su familia.
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