José Luis Portillo, el ingenioso santaneco que ha “recreado” uno de los inventos de Tesla

Él vive en Chalchuapa y experimenta con una bobina de Tesla. Las pruebas son inofensivas, según expertos.

Con 2° grado de escolaridad y gran pasión por los experimentos con la electricidad, José Luis Portillo, originario de Chalchuapa, Santa Ana, ha recreado uno de los inventos de Nikola Tesla, uno de los más prominentes inventores del siglo XIX.

Por Enrique Carranza

2019-05-12 10:21:11

Con una gran pasión por los experimentos con la electricidad,  José Luis Portillo, originario de Chalchuapa, Santa Ana, ha recreado uno de los inventos de Nikola Tesla, uno de los más prominentes inventores del siglo XIX.

El croata Nikola Tesla (1856 – 1943) trascendió principalmente por impulsar el uso de la corriente alterna (la que usamos en nuestros hogares), su popular rivalidad con Thomas Edison y sus numerosos inventos en el campo del electromagnetismo, entre esos la llamada ” bobina de Tesla”, la misma que ha reproducido Portillo.

La bobina de Tesla (creada en 1890) es un artefacto compuesto por circuitos eléctricos (dos bobinas, transistor y resistencias) que generan magnetismo y emanan la electricidad suficiente para encender lámparas y focos sin ser conectados a los toma corriente.

La bobina de Tesla elaborada por José Luis Portillo, originario de Chalchuapa, Santa Ana, mide un poco más de un metro de largo, su embobinado reúne al menos 1,500 vueltas de alambre calibre 22 . Fotos EDH/ Lissette Monterrosa

“En la escuela aprendí lo básico, a leer y escribir, no hubo para más, pero eso me ha servido para aprender. En algún momento, cuando estaba pequeño, mi mamá habló con un señor para que me enseñara electrónica. Él le dijo que estaba bien, pero que le se debía pagar 13 colones, eso no fue posible, nosotros a duras penas teníamos dinero para comer”,  recuerda Portillo, de 65 años.

Pese al desaire, el interés por aprender sobre la electricidad y los aparatos de aquel momento se mantuvo. “Recuerdo que descalzo iba a la oficina de Antel, la antigua Administración Nacional de Telecomunicaciones, me fascinaba imaginar como la voz era transmitida por los cables,  creo que los empleados por pena me dejan estar cerca del mostrador”, comenta sonriendo Portillo, quien cuenta con 2° grado de escolaridad.

A inicios de 1976, Portillo comenzó a  trabajar con un radiotécnico de apellido Hasbún, quien tenía su taller en Chalchuapa; previo había aprendido las bases de ese oficio en otro taller en Chalatenango.

Luego, en ese taller dejaron de reparar electrodomésticos y se dedicaron a restaurar diversos motores eléctricos, así “conoció” a Nikola Tesla y algunos de sus principios. Años más tarde, emprendió su propio negocio, siempre relacionado con el arreglo de motores.

Ahora, un espacio frente a su casa casa le sirve como laboratorio y zona de trabajo;. Ahí hay, dispersos, alambres sueltos y bobinas, proyectos comenzados y más de un trabajo cotidiano, además de herramientas. Parece un cúmulo en desorden, pero Portillo sabe con precisión dónde se encuentra cada cosa.

Las pruebas que realiza José Luis Portillo son a 12 0 24 voltios. Fotos EDH/ Lissette Monterrosa

Al pedir que explique sus experimentos, una muy singular sonrisa inunda el rostro de Portillo; y segundos después, con mucha emoción, comienza a describirlos.

“Comencé a experimentar hace cuatro meses, pero en sí la bobina de Tesla la terminé hace uno”, explica mientras comienza a armar una demostración.

La bobina de Tesla que ha construido consiste a grandes rasgos en un banco de transistores y resistencias, dos baterías y el circuito para su carga; tres bobinas, una de ellas plana, y todas elaboradas con diferente calibre de alambres.

“La energía con la que experimento es limpia, no procede del violento funcionar de turbinas en los ríos o la contaminante quema de combustibles”, comenta.

Al estar armada y conectada la bobina de Tesla, Portillo acerca lámparas y focos y estos sin estar conectados a la red eléctrica encienden. El experimento continúa; él acerca su mano a una de las bobinas y un pequeño haz de luz azul que zumba crea un puente entre el metal y la piel.

La bobina de Tesla emana energía suficiente como para encender  lámparas . Fotos EDH/ Lissette Monterrosa

Llegar al punto donde se encuentra Portillo con sus experimentos ha sido difícil, pues muchas veces los componentes electrónicos se dañan. Él guarda, quizá, más de 100 transistores arruinados.

“El costo económico ha sido alto, cada transistor cuesta 2.50 de dólar, a eso se suman los demás materiales”, concluye.

Algunos de los transistores dañados durante las pruebas de José Luis Portillo. Fotos EDH/ Lissette Monterrosa

Experimentos sin riesgo

Las pruebas con electricidad con base a la bobina de Tesla que realiza Portillo no representan mayor riesgo, según explicó Carlos Martínez, ingeniero en electricidad, catedrático de la Universidad de El Salvador y presidente del Instituto de ingenieros en electricidad y electrónica de El Salvador.

“Son experimentos que hasta se le piden a los estudiantes. Suele impresionar, pero no es posible que haga daño”, comentó Martínez.

Indicó que la energía que maneja ese tipo de artefactos es baja, y que si bien el zumbido y las luces llaman la atención son inofensivos.

“La energía cae con el cuadrado de la distancia, y sí desde el inicio es baja…, no afecta. Otra situación que se valora es el tiempo de exposición, que igual no es mucho”, continuó.

Además, el profesional ejemplificó lo inofensivo de la bobina de Tesla con el uso de los celulares, aparatos de uso cotidiano que también emanan energía y no dañan .

“Los aparatos de soldar usan gran cantidad de energía y hay personas que viven de ese trabajo, no es dañino”, concluyó Martínez.

José Luis Portillo, originario de Chalchuapa, Santa Ana, ha recreado uno de los inventos de Nikola Tesla, uno de los más prominentes inventores del siglo XIX. Fotos EDH/ Lissette Monterrosa