Ciudadanía debe liderar lucha anticorrupción

Las transformaciones a las instituciones en las débiles democracias del Triángulo Norte de Centroamérica no van a iniciar con los políticos, afirman expertos

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Por Enrique Miranda

2021-10-29 9:30:22

Joe Biden no ha cumplido todavía un año al frente de los Estados Unidos, pero es evidente el énfasis que ha puesto su administración al Triángulo Norte de Centroamérica por el retroceso democrático en los tres países que lo integran: El Salvador, Guatemala y Honduras.

Inclusión de funcionarios de El Salvador y Guatemala en listados de personas ligadas a corrupción o antidemocráticos y el redestino de fondos directamente a la sociedad civil en lugar los gobiernos son las principales medidas tomadas este año para presionar a los Gobiernos a respetar las leyes, pero son solo las primeras del plan estratégico para frenar la corrupción y la migración irregular de ciudadanos centroamericanos.

Precisamente son las organizaciones de la sociedad civil y los mimos ciudadanos quienes deben tomar el protagonismo para la reconstrucción de la democracia y la mejora en la economía.

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Así quedó claro esta semana en el foro anticorrupción realizado en Washington por la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA).

 

“Vemos crecientemente que el espacio cívico se va cerrando la libertad de prensa es cada vez más difícil, la separación de poderes empieza a erosionarse, las garantías constitucionales cada vez son más frágiles. Realmente tenemos una tarea difícil y la ayuda exterior de EE.UU. puede jugar un papel pero el liderazgos de los centroamericanos va ser lo más clave en esto”, dijo Michael Camilleri, Director de la Fuerza de Tarea del Triángulo norte.

El funcionario recordó que la administración Biden ha destinado $4,000 millones para estos países a distribuir en sus cuatro años de mandato y que la estrategia de los EE.UU. se cimienta en la lucha contra la corrupción, porque este flagelo es el que promueve la migración de indocumentados ante la falta de oportunidades en estos países ante la ineficacia de muchos programas gubernamentales, el tráfico de influencias y el dinero que no llega en beneficio de oportunidades.

“La corrupción impacta la posibilidad de tener una vida digna y afecta de manera directa los intereses de Estados Unidos”, reiteró el funcionario norteamericano.

Otras voces

En la última década, El Salvador, Guatemala y Honduras ya tuvieron comisiones internacionales apoyadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) pero las tres terminaron expulsadas por los gobiernos: la Comisión Internacional contra la Impunidad de Guatemala (CICIG), la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad de Honduras (MACCIH) y la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad de El Salvador (CICIES), esta última clausurada por el presidente Nayib Bukele pese a haber sido una de sus promesas de campaña.

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Iván Velásquez, colombiano que dirigió la CICIG en Guatemala, y el peruano Juan Jiménez, quien dirigió la MACCIH en Honduras, coincidieron en el foro que los gobiernos y estructura de poder, al ver que esas comisiones en realidad sí son independientes y luchan contra los corruptos optan por expulsarlas de sus países.

“El desafío de la MACCIH era poder aportar prueba forense que pudiera sustentar los casos de corrupción, pero a los políticos los asustó. Había un terror de que la MACCIH se convirtiera en la CICIG”, dijo Jiménez.

A esta opinión se suma Lissette Vásquez, de la Fundación Myrna Mack de Guatemala: “Empieza la CICIG con un buen paso. La gente empezó a ver que era posible y empiezan a tocar a gente de poder el muchachito (CICIG) empezó a crecer y se fortaleció-Empezó a ya no gustarles (a los políticos)”.

Y el colombiano también cree que después de luchas como las que tuvieron estos países con esas comisiones hay primero un ímpetu anticorrupción como las marchas multitudinarias de 2015 en Guatemala que hicieron caer al entonces Presidente Otto Pérez, pero luego hay un relajamiento.

“Uno ve como después de estos grandes procesos en la lucha contra la corrupción hay un fortalecimiento de la antidemocracia. Cuando se supone que después de una MACCIH debería haber una revitalización ciudadana que transforme el Estado o después de una CICIG”, argumentó Velásquez en referencia al hecho de que, tras la expulsión de ambas entidades, la lucha anticorrupción ha tenido un retroceso.

Es por eso que así como espera Estados Unidos, sea la sociedad civil en general pero los ciudadanos mismos en particular quienes se involucren exigiendo a sus gobiernos y funcionarios cuentas claras.

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“Hay una ciudadanía que viene encontrando puntos de unión, que es un problema grande en el movimiento social: lograr la unidad social. Tienen que deponer esos intereses particulares, por un interés de la sociedad en el punto que le interesa, tiene que interesarle el estado de derecho”, recomendó Velásquez.

En eso coincide Jiménez: “Debe haber el respaldo ciudadano hacia sus operadores. Que haya una ciudadanía vigilante que esté lista a defender las causas justas. La MACCIH es una creación de una protesta ciudadana”, recordó.

Pero el colombiano va más allá y cree que además de las protestas, la ciudadanía debe además fijarse en que los políticos que elija sean coherentes entre sus palabras y sus hechos.

“En el tema electoral, (debe haber) una ampliación en la conciencia del pueblo, que sepa que no puede volver a elegir a un señor Morales, ni corrupto ni ladrón, a un señor Giammattei. Que hay que elegir hacia la transformación porque todo el aprovechamiento de los corruptos en campañas anticorrupción mostrándose como ese señor Morales- ni corrupto ni ladrón (su lema de campaña)- patrocinando la corrupción. La gente tiene que darse cuenta de eso y dejar de apoyar opciones corruptas, totalitarias antidemocráticas o de beneficio particular y no para la comunidad. Esa debe ser la conclusión a la que lleguemos examinando la realidad de los tres países”, enfatizó Velásquez.

Estrategia Biden para Triángulo Norte

Son cinco pilares lo que Joe Biden y Kamala Harris han diseñado para mejorar las condiciones de vida en el triángulo Norte y detener la migración irregular

1. Defender los derechos humanos

2. Apoyar el crecimiento económico

3. Mejorar la seguridad ciudadana

4. Combatir la violencia de género

5. Combatir la corrupción

No solo marchas

Otras organizaciones de la sociedad civil de la región si apoyan las marchas como las que hay en Guatemala y El Salvador en reclamo a sus gobiernos de respeto a la Constitución, pero además creen que se deben afinar los mecanismos y luchar porque estos existan.

“Más allá de ese furor popular necesitamos armas jurídicas para llevar a las cortes contra estos delitos a los actores intocables por las leyes y robustecer los controles entre órganos de Estado”, consideró en el foro Gabriela Castellanos de la CNA hondureña.

José Marinero, de la fundación Democracia, Transparencia y Justicia (DTJ) de El Salvador, es una tarea pendiente pero que debe ser abordada cuanto antes ante el deterioro de la institucionalidad.

“Se debe iniciar por pensar quién es la sociedad civil. Hay un ecosistema de especialista, de corruptólogos en la región. El instrumental va a ser distinto para cada sector de la sociedad que trabaje en la lucha anticorrupción. Debe ser más sofisticado de lo que hemos estado utilizando. Hace falta subir el siguiente el siguiente escalón del instrumental disponible, hay que hablar más entre sociedad civil centroamericana. Además de las organizaciones lo más importante es la ciudadanía, si tiene tolerancia a las prácticas corruptas pues el problema es de la ciudadanía, es de cultura democrática, cívica”, razonó.

Y para el desarrollo de la sociedad civil piden a la comunidad internacional y países con democracias más sólidas que apoyen este esfuerzo.

“La ciudadanía intentó continuar con esa lucha, pero el monstruo es muy grande. La beligerancia con la que se ha actuada debe ir acompañado de la comunidad internacional porque el estado está capturado, tenemos a un El Salvador, a un Honduras y Nicaragua, bueno, algunos dicen que para ahí vamos…tienes que mantenerte con esa capacidad de tener el ojo puesto”, dijo Lissette Vásquez, de la fundación Myrna Mack, de Guatemala.