Bartolo Arias, de 37 años y su hija de 13 años llegaron a realizarse la prueba de COVID-19 ayer al parque central de Jiquilisco, en Usulután, aprovechando que personal del Ministerio de Salud se presentó con dos cabinas móviles para realizar 500 pruebas a la población de la localidad.
Arias reside en el cantón Cabos Negros, y una persona de su comunidad ha sido diagnosticada con COVID-19. “Se trata de una persona joven y está estable, pero nos preocupan las personas mayores, por eso queremos prevenir”, comentó. Este es el único caso que conoce personalmente, pero ha escuchado de otros en el mercado municipal.
Un abogado, un mecánico, una trabajadora del área de cocina de un hospital y una mujer que trabajó en una venta de comida en el mercado han fallecido a la fecha a causa del nuevo virus, según confirmaron habitantes de Jiquilisco.
Para Wilmer Ramos, empleado municipal, la propagación del COVID-19 entre la población de Jiquilisco se debe a que en su mayoría se olvidaron del uso de la mascarilla y relajaron las medidas de distanciamiento social.
“Ahorita Jiquilisco necesita que nos reguemos, no agruparse porque hay personas que les vale andar sin mascarilla de arriba para abajo, y a veces hay personas que las han detectado como asintomáticos y andan afuera como que nada” comentó con molestia.
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Al consultar al personal de Salud de Jiquislico sobre la posible existencia de un rebrote, asegura que no es así. Uno de los médicos que coordinó la toma de pruebas de COVID-19 manifestó que la toma de los 500 tamizajes era para disipar todo rumor de un posible brote, a su vez aseguró que la semana pasada visitaron mil viviendas de Jiquilisco y “todo estaba normal”; una visita similar realizaron el viernes en Puerto El Triunfo y continuarán con Santa Elena, todos municipios de Usulután.
La semana pasada, el epidemiólogo de Salud le informó a la Comisión Municipal de Protección Civil que en la semana solo atendieron una emergencia por COVID en el Hospital de Jiquislico y que al parecer son menos casos. Pero este dato no tranquiliza al alcalde, Misael Pérez.
“La semana pasada tuvimos otro fallecido de COVID en la Isla de Méndez, esa es nuestra preocupación, que tenemos un fallecido un día sí y otro día no, por ello decidimos reunirnos con el sector comercial y pastores” y acordaron implementar medidas más drásticas para controlar el contagio del virus.
“Se tomó a bien, no queriendo sobrepasar lo que la ley manda, porque es una medida que se tomó como municipio, estando de acuerdo todos y pidiendo de favor a todo el sector comercial y pastores que tomaron a bien no hacer cultos presenciales, solo virtuales por 15 días, también al sector comercial se le ha pedido de favor cerrar a las 2:00 p.m. sus labores y tomaron a bien apoyar”, dijo el edil.
El alcalde Pérez espera que el resultado de las 500 pruebas realizadas arroje datos importantes y, de encontrar un alza en los casos, considera que como comunidad están dispuestos a implementar un cerco sanitario, si autoridades como el Ministerio de Salud y la Presidencia de la República así lo disponen.