Isdemu: en cinco meses han asesinado a 172 mujeres

Las agresiones contra las mujeres van en aumento comparado con el año pasado.

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La mayoría de crímenes recientes fueron cometidos por compañeros de vida de las víctimas. Graciela Chávez murió acuchillada en la Zacamil a manos de su prometido José Otero a pocos días de la boda. Foto EDH / Archivo

Por Diana Escalante- Jaime López

2018-05-25 9:00:33

Los registros estadísticos del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (Isdemu) arrojan que, hasta el 22 de mayo pasado, 172 mujeres fueron víctimas de feminicidio en El Salvador.

Así lo reveló su directora, Yanira Argueta, el jueves, durante la presentación de los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres 2017 realizada por la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos (Digestyc).

Otras instituciones como el Instituto de Medicina Legal señalan que en el primer trimestre de 2017 fueron cometidos 91 feminicidios y en el mismo periodo de 2018 hubo 114 casos.

Los datos de este primer sondeo llevado a cabo por la Digestyc arrojan que los departamentos donde más violencia sufren las mujeres son Morazán, Ahuachapán, Santa Ana, La Libertad, San Salvador y Cuscatlán.

Es precisamente en estos últimos tres departamentos donde este mes fueron asesinadas con saña tres mujeres jóvenes. Hasta la fecha, los crímenes siguen impunes.

El 1 de mayo fue localizado el cadáver de Laura Sánchez Pichinte, de 18 años, cerca del redondel Libertad de Expresión, situado en el Bulevar Luis Poma, en el límite entre San Salvador y La Libertad.

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Las autoridades informaron que ella fue estrangulada y torturada: en la boca le habían metido una prenda de vestir de bebé y las extremidades las tenía atadas con cables. Además, sus verdugos dejaron abandonado el cuerpo dentro de una bolsa plástica a un costado de la vía.

Pasados 11 días de este hecho violento, los cadáveres de otras dos mujeres fueron encontrados abandonados en un predio baldío del kilómetro 29 de la Carretera Panamericana, en el municipio de Santa Cruz Michapa, Cuscatlán.

Las autoridades no revelaron la identidad de las mujeres, quienes tenían entre 18 y 22 años. Las autoridades informaron que ambas murieron vapuleadas; la mayoría de golpes los tenían en el rostro.

Días después, el Fiscal General, Douglas Meléndez, señaló que la forma en que les quitaron la vida a las tres jóvenes dejaba ver el odio y el desprecio que tenían sus asesinos hacia ellas.

Por ser casos que están en investigación, el funcionario se limitó a revelar que los parientes de Pichinte manifestaron que ella se había ido de su casa a los 14 años. Agregó que la joven era madre de un bebé, de quien se desconoce el paradero. Además, el compañero de vida de Laura está en prisión.

Mientras que una de las víctimas de Santa Cruz Michapa habitaba con su familia en Soyapango pero también abandonó el hogar y desde entonces sus allegados desconocían en dónde y con quién residía.

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Los ciclos de violencia

La encuesta realizada en 2017 por la Red de Investigadores del Banco Central de Reserva (REDIBACEN) tomó como base una muestra de 4,104 entrevistadas (mayores de 15 años) y midió el comportamiento de las distintas manifestaciones de violencia que se identifican en el país: física, psicológica, económica, patrimonial y feminicida.

A nivel general estableció que el 70 por ciento de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas.

El hogar, el trabajo, el centro de estudios, las calles, centros de recreo y el transporte público han reflejado que no hay un solo sitio donde la mujer esté libre de violencia.

La directora del Isdemu sostuvo que, en la mayoría de casos, quien comete hechos violentos contra las mujeres tienen poder. Agregó que los agresores no solo son pandilleros y personas ligadas al narcotráfico, sino que también hay sacerdotes y empresarios.

Pero en hechos que atentan contra las mujeres también se han visto involucrados funcionarios. Esta semana, El Diario de Hoy publicó que el director del Ballet Folclórico Nacional, Roberto Navarrete, acumula seis denuncias por acoso sexual, aunque él lo ha negado todo.

Para Vilma Mejía, gerente de investigaciones de la Digestyc, hay un ciclo de violencia contra las mujeres que puede iniciar de forma psicológica y luego pasar a las agresiones físicas y la violación, hasta terminar en feminicidio.

A juicio de la especialista, una mujer que sufre violencia sexual tiene probabilidades de convertirse en víctima de feminicidio.

Para Argueta es necesario que las mujeres se empoderen de sus derechos, que se les quite el miedo y denuncien cuando son víctimas de cualquier expresión de violencia.

“Si no logramos que las mujeres se empoderen no hemos hecho nada”, sentenció la funcionaria.

Argueta también dejó entrever que muchas mujeres se abstienen de denunciar porque el sistema de justicia está acostumbrado a que la víctima sea la testigo y facilite las pruebas. De ahí que solo seis de cada 10 mujeres denuncia ante la Policía, la Fiscalía y los tribunales.

El estudio concluye que es necesario que El Salvador cuente con un desarrollo más inclusivo, justo y equitativo, que elimine todas las formas de violencia contra la mujer y le permita que se desarrolle plenamente en igualdad de condiciones.