El psicólogo José Rodolfo Pérez, director Ejecutivo del Instituto de Investigación para el Aprendizaje (IIA), afirma que el retorno a clases plantea un verdadero dilema que pasa por el temor natural de los padres a que sus hijos se contagien y la necesidad de que éstos puedan gozar de los beneficios que la socialización supone para su desarrollo.
Ayer la ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, junto con el titular de Salud, Francisco Alabí, informaron que el 6 de abril los centros educativos a los que les avalaron protocolos de bioseguridad y estén listos pueden retomar clases pero de forma semipresencial.
Hananía de Varela dejó claro que los padres no están obligados a mandar a sus hijos.
Pérez, consultado tras conocerse el anuncio oficial, advierte que seguramente el temor hará que muchos padres no manden a sus hijos, pero aquellos que los manden tampoco estarán exentos de sufrir ansiedad, un problema que de igual manera podría aquejar a los mismos niños.
El profesional de la conducta, quien no descarta que más de algún niño ya esté acomodado a las clases en línea, valora que la socialización es algo necesario en los niños por eso es recomendable que las autoridades pongan en práctica controles que garanticen que los protocolos de bioseguridad se cumplan en los centros de enseñanza públicos y privados, a fin de que hay cierta seguridad en los miembros de la comunidad educativa.
“Es un beneficio la socialización del regreso a clases, pero siempre hay que cuidar de la salud sobre todo, más ahora”, afirmó Pérez.
¿Cómo beneficia la socialización a los niños?
El experimentado psicólogo expone que el estar confinado, como lo han estado los niños por un año, no favorece ese proceso de socialización que se da gracias a la interacción que tienen con sus pares en los centros educativos.
Según expone al socializar los niños tienen la posibilidad de desarrollar empatía hacia otros, les aporta pautas de comportamiento que se requieren en la adultez, les enseña a hacer honestos, honrados, responsables, que traten bien a los otros, que los respeten, les ayuda a la madurez emocional, entre otros aspectos.
“Si yo recibo una mala socialización porque mis padres mi aíslan, o estoy aislado, o mis compañeros son muy agresivos, me agreden, me hacen bullying, esto y lo otro, posiblemente mis habilidades de socialización sean muy mal en la adultez, mi autoestima esté mal y mi personalidad esté sufriendo algún problema”, comenta.
El psicólogo insiste en que si bien estar confinado definitivamente no es positivo, si se da esa vuelta a las aulas habrá que garantizar que se cumplan las medidas de bioseguridad, lo cual incluso daría confianza a los padres que no se han decidido mandar a sus hijos en las primeras semanas.