Las autoridades sanitarias y la alcaldía han colocado estos carteles en varios puntos de San Pedro Nonualco. Foto EDH/ Menly Cortez
Al ingerir etanol, que es el alcohol normal, indica la toxicóloga, la persona deja de consumirlo, se duerme y se recupera, pero en las personas que han consumido metanol manifiestan otros síntomas, desde las náuseas, vómitos, respiración acelerada (debido a que hacen acidosis metabólica: el cuerpo elimina demasiados ácidos) y tienen alteraciones visuales (no pueden enfocar) debido a que el metanol daña el cristalino del ojo.
“Las personas se sienten cansadas, no se recuperan muy bien de la conciencia, no responden adecuadamente y cuando consultan al médico es porque han tenido muchos vómitos, dolor abdominal y diarrea, y también respiran muy rápido debido a la acidosis metabólica que provoca el metanol, llegan al hospital deshidratados, puede haber fiebre temprana sin necesidad de tener un cuadro infeccioso y los pacientes dicen que no miran”, comenta la toxicóloga.
La intoxicación es tratada con etanol, además de indicar otros antídotos como el fomepizole y ácido folínico, los cuales se tendrían que administrar en las primeras 18 horas luego de que los médicos han identificado una intoxicación.
La especialista expone que los casos de consumo de metanol no son aislados, sino que siempre ocurren en grupo, ya que es una sustancia que se ingiere de forma social, esta es una alerta al personal de salud porque son varios casos los que se dan de la intoxicación, lo cual puede ayudar a identificar a los afectados y a evitar consecuencias graves.
Cuando los pacientes llegan a la atención en las primeras 24 horas de la intoxicación para ser atendidos, los médicos pueden ayudar aplicando los antídotos, además de hidratar a los pacientes, “la atención temprana es determinante en el manejo del intoxicado con metanol y hay personas que salen de la crisis sin daños permanentes si se hace un diagnóstico temprano, porque hay otras enfermedades que pueden simular una intoxicación como la diabetes descompensada y la insuficiencia renal”, afirma la experta.
“No creí que entre los muertos de las noticias estuviera él”
Estelvina Reyes vive en San Salvador y a través de las noticias se enteró de que en San Pedro Nonualco, La Paz, habían muerto varios hombres por ingerir alcohol adulterado. Ella bromeó con algunos familiares con la posibilidad de que entre las víctimas estuviera su hermano Alfonso Reyes, quien tenía una década de ser un ebrio consuetudinario.
El jueves por la tarde, un amigo le avisó que su pariente había muerto intoxicado en su casa, en el cantón Hacienda Vieja. Fue el padre de la víctima, quien también es alcohólico, el que descubrió el cadáver. Cerca de él estaban dos botes del alcohol que tomó y que le habrían provocado la muerte.
A pocos pasos de la champa donde vivía, también hallaron casi agonizando a Juan De Paz, el tío de Alfonso. El hombre sobrevivió pero ha quedado ciego. Horas antes, Felipe De Paz, otro tío de Estelvina, fue encontrado muerto en la casa que cuidaba, en el mismo cantón. Parientes y vecinos de las víctimas narraron que los tres eran jornaleros pero desde hace varios años se habían hecho “bolos de profesión”. La adicción, según los pobladores, les había hecho hasta separarse de sus familias.