Inferioridad económica y celos, dos características de feminicidas

En algunos casos no trabajaban, son mantenidos y controladores; a diferencia de sus víctimas que eran profesionales y se desenvolvían en ambientes con mejor proyección.

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Por Jaime López

2018-07-17 7:12:33

La inferioridad económica y académica de los agresores con respecto a sus víctimas es una de las características que sobresale en los casos que han desencadenado en feminicidios en el país en los últimos años, según lo han advertido los expertos en el comportamiento humano y las investigaciones de las autoridades fiscales y policiales.

En al menos cuatro casos, las víctimas eran profesionales o estaban a punto de serlo, además gozaban de condiciones laborales más estables y mejores ingresos económicos que sus compañeros de vida.

 

Esas disparidades profesional, económica y social pueden ser algunas de las razones que habrían minando las relaciones de pareja y haber provocado a la fecha 227 feminicidios, cuatro más que en el mismo periodo del año anterior, según la Policía Nacional Civil.

El psiquiatra José María Sifontes afirmó que un título universitario y el desarrollo profesional de uno de los dos podría repercutir en la estabilidad emocional de la pareja. “Crea conflicto si su pareja tiene un título académico y él no, un mejor trabajo o ingreso económico superior”, afirma el médico.

Esas características se han visto reflejadas en el feminicidio que acabó con la doctora Rosa María Bonilla Vega, el 23 de enero en la residencial Bariloche, cerca del bulevar Nicolás Salume, en Santa Ana, y en el cual el principal sospechoso es su compañero de vida, Denys Edenilson Suárez Mejía, quien guarda detención y es procesado por feminicidio.

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De acuerdo con Fiscalía en la pareja se notaba “una marcada violencia económica” y que el imputado “manejaba las finanzas del hogar”, pese a no ser él quien llevaba los ingresos al hogar, pues no trabajaba.

Las investigaciones han puesto al descubierto que en ese caso, el imputado “administraba el sueldo íntegro de su compañera”, y que además era una persona celosa y dominante; al grado que mantenía un estricto control a de la doctora mediante numerosas llamadas a su celular durante su jornada laboral.

La experiencia se repite en la periodista Karla Turcios, asesinada supuestamente a manos de su pareja, Mario Huezo, en el interior de la casa situada en la colonia Costa Rica el 14 de abril de 2018. Aparentemente, ese mismo día llevó y abandonó su cadáver en Santa Rosa Guachipilín entre los límites de Santa Ana y Chalatenango, sobre la Longitudinal del Norte.

Las investigaciones en este hecho detallan que Huezo no trabajaba ni generaba ingresos, se la pasaba chateando en grupos de juegos, “era un mantenido”, afirmó el Fiscal Douglas Meléndez.

El Fiscal agrego que las indagaciones establecieron que en esa relación “había violencia por temas económicos fuertes” y que creaban serios inconvenientes de pareja.

Recelos y reclamos

Lo mismo sucedió la tarde del 5 de julio en la colonia Altos del Cerro en Soyapango, al interior de la vivienda con la joven Jocelyn Milena Abarca, egresada de la carrera de Psicología.

La profesional que se desempeñaba en tareas administrativas de una reconocida empresa en San Salvador, fue ultimada aparentemente por su pareja, Ronald Urbina, quien es un distribuidor de agua envasada.

Las investigaciones de las autoridades le atribuyen a Urbina el asesinato de Jocelyn, a quien además mutiló y abandonó las partes del cuerpo en la 17a. Avenida Sur, en las cercanías del cementerio capitalino Los Ilustres y detrás del colegio Emiliani, carretera a Santa Tecla, al poniente de San Salvador.

Frente a este hecho, el Doctor Sifontes afirmó que había disparidad, pues mientras Jocelyn se movía en esferas superiores de trabajo, su compañero realizaba labores sin mayor trascendencia social, lo que de alguna manera habría creado conflicto en la relación sentimental.

Lo mismo se extrae del caso de Lilian Beatriz Méndez, con ocho meses de embarazo, asesinada supuestamente por su novio el 21 de octubre del 2017.

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Méndez era graduada de Relaciones Públicas y aunque trabajaba en la misma empresa con su presunto agresor, Henry Alberto Burgos (que habría acabado con su vida), ella estaba en mejores condiciones económicas que él.

Según las investigaciones de la Fiscalía, Henry Alberto llevaba una doble relación sentimental y la que sostenía con Méndez era “la más informal”, sin embargo, en su vientre llevaba el fruto de esa relación, un bebé de ocho meses de gestación.

El avanzado estado de embarazo y su doble relación sentimental habrían minado para que supuestamente Henry Alberto se inclinara por la fatalidad. Sin embargo, el fondo del problema era su condición económica, tanto es así que la Fiscalía descubrió en sus investigaciones, que siempre que salían a divertirse “Lilian pagaba los gastos”.

Modus operandi

A las causas que destacan en varios de casos destaca el modo de actuar de los feminicidas. En tres de los casos (la doctora de Santa Ana, la periodista Turcios y Jocelyn) los imputados luego de presuntamente cometer el hecho acudieron a las autoridades a denunciar el caso en su calidad de “dolientes”.

Solo en la manera de muerte hubo variantes en los cuatro casos. En Turcios y Méndez, fueron asfixiadas por estrangulamiento, entre tanto la doctora Bonilla Vega murió producto de fuertes golpes en su cuerpo y Abarca que fue ultimada con arma blanca y desmembrada.