“Es muy triste lo que está pasando, mucha destrucción, el aire súper tóxico. El pasado miércoles pasamos un día que lo llamamos apocalíptico, el cielo estaba rojo y gris, al punto que durante el día parecía que era de noche”, relata Celina Nance, una salvadoreña que vive en la ciudad de Pleasanton, ubicada a 112 kilómetros al este de San Francisco.
Celina lleva alrededor de 40 años viviendo en California y, aunque no es la primera vez que los incendios forestales causan alarmas en esa región, este ha sido uno de los peores momentos. Según datos de The California Department of Forestry and Fire Protection (CAL FIRE), hasta el 11 de septiembre 3,154,107 acres habían sido consumidas por incendios forestales en lo que va de 2020, esto representa un daño 26 veces mayor al mismo periodo de 2019. Además, los incendios han provocado la pérdida de 6,003 inmuebles y 20 muertos.
La vida para Celina ha seguido con relativa normalidad ya que, trabaja en una compañía de agua de la ciudad de San Mateo y su trabajo está clasificado como esencial, por lo que debe laborar. Ella relata que, aunque las personas no sean víctimas directas de incendios, el daño siempre lo viven en la calidad del aire, el cual es insalubre. Según explica, las calles se llenan de una neblina que contiene humo y cenizas, lo cual genera problemas respiratorios.
? Niño muere junto a su perro cuando intentaba huir de los incendios forestales en Oregon
“Estoy pendiente monitoreando la calidad del aire en tiempo real a través de una aplicación en mi teléfono. Si la calidad del aire sobrepasa los 300 ICA (Índice de la calidad del aire), debo pedirle a mis colegas que trabajan en las calles que regresen a la oficina”, explica Celina. Los trabajadores, además, son equipados con mascarillas N95 para prevenir daños en el sistema respiratorio.
Informando desde la devastación
La salvadoreña Fátima Navarrete vive en California desde hace cinco años, trabaja como periodista y presentadora del noticiero de Telemundo 48 del área de la Bahía en San Francisco. Desde que la racha de incendios se incrementó a mediados de agosto, ha vivido días muy intensos.
“Cubrir estos incendios es muy complejo porque no sólo te enfrentás a la devastación material, sino también la humana. En los albergues hay personas que no saben si han perdido sus casas y sólo les queda estar pendientes de las noticias”, cuenta Fátima.
Según Fátima, la comunidad de latinoamericanos en la zona del norte y centro de California, donde su actividad económica es mayormente agrícola, han resultado doblemente afectados este año. Primero, por la pandemia de coronavirus y ahora por estos incendios que les exponen al aire insalubre en sus trabajos que se llevan a cabo en espacios al aire libre.
“Hemos estado platicando con ellos sobre lo difícil que es su trabajo, en el que no importa que haya humo, calor, que llueva o que el cielo esté amarillo, siempre tiene que ir a trabajar. Ellos cultivan y cosechan las frutas y verduras que se consumen, no sólo en Estados Unidos, sino en diversas partes del mundo”, cuenta Fátima.
En su trabajo de campo, Fátima pudo conocer una ciudad campamento de bomberos. Según cuenta, esas ciudades se instalan en lugares cercanos a las zonas de mayor devastación. Se arman carpas que son llevadas en furgones, eso les permite tener un lugar seguro para comer y dormir. Los bomberos, muchos de ellos de ascendencia latina, pasan trabajando 12 horas continuas todos los días en jornadas agobiantes.
El impacto del calentamiento global
El calentamiento global parece ser el precursor de que estos incendios hayan llegado a niveles sin precedentes de las últimas dos décadas este 2020, en California. Según declaraciones del científico en clima y profesor de la Universidad de Stanford, Noah Diffenbaugh, ofrecidas al Washington Post, el calentamiento global tiene la mayor influencia en estos incidentes.
El científico explica que el invierno seco en el tercio norte de California, una primavera cálida que provocó el temprano deshielo de las montañas, así como las olas de calor dejan como resultado maleza seca, el principal combustible para los incendios forestales.
Según datos de CAL FIRE, el incendio de CZU, el más cercano a la ciudad de Pleasanton, donde vive la salvadoreña Celina Nance, se ha logrado contener en un 86% hasta el 11 de septiembre. Este hecho se originó el 16 de agosto por tormentas eléctricas, poco usuales en esa zona y consumió más de 86,000 acres.