Faltando diez minutos para las diez de la mañana, el caos invadió el Mercado Municipal San Miguelito, en San Salvador. "Solo eran bombazos que se escuchaban. La ayuda vino demasiado tarde", se escucha decir a Cristina Guzmán por teléfono. Platica con un familiar que le llamó angustiada por las noticias de la tragedia. Ella le cuenta cómo vivió desde afuera los peores momentos del incendio, en medio de la angustia por perder todo lo que tenía al interior, en su puesto.
Cristina es una mujer de 60 años, quien lleva más de 40 vendiendo en el mercado. "Todo el mundo estaba corriendo y me gritaban 'salga, salga'. Como estaba trabajando ni cuenta me había dado", relata la comerciante. Ella tiene su puesto en el área de flores, muy cerca de los bazares, donde inició el fuego.
"Lo que me llamó la atención es que la señora de los parlantes llamó a los vigilantes de que había un incendió", explica Alejandro Orellana, quien tenía su puesto en el área de bazares, donde se originó todo. En ese momento, Alejandro se acercó al pasillo y a unos cien metros pudo ver una columna de humo.
VER: Más de 2,000 vendedores del Mercado San Miguelito se quedan sin su fuente de ingresos
Tomó uno de los cinco extintores que tenía en su puesto y corrió para intentar ayudar, sin embargo, al acercarse vio que las llamas ya consumían varios puestos. "En ese segundo volvía a ver y vi que todos los cipotes que trabajan conmigo ya iban para afuera. Ya no se podía hacer nada", agrega Alejandro.
Las pérdidas de estos comerciantes hacienden a varios miles. Alejandro asegura que sus productos perdidos podrían valer hasta $40,000 debido a que se estaban preparan para la temporada alta que les implica el Día de los Difuntos. Según los primeros números, unos 2,500 vendedores perdieron sus puestos en este mercado.
Habían pasado casi dos horas desde que inicio del siniestro y el Cuerpo de Bomberos aún no sofocaba las llamas. Cientos de los vendedores del mercado se habían apostado en el costado poniente del lugar. Entre rumores e incertidumbres, esperaban que las autoridades les dieran una luz de esperanza en medio de la tragedia. Algunos caminaban de un lado a otro porque las autoridades municipales iniciaron a registrar una lista de afectados.
A pocos metros, el alcalde Mario Durán y el ministro de la Defensa Nacional, René Merino Monroy, se movían también junto a séquito de camarógrafos y fotógrafos de medios oficiales. La promesa que las hacían era de que todo se iba a recuperar y que "lo importante es la vida. Ustedes saben que si hay vida, hay esperanza", les decía el alcalde.
Una segunda tragedia
Tanto Cristina como Alejandro, sienten que la historia se repita en este 2021. El año pasado, debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19, pasaron varias meses de inactividad económica y sin poder honrar sus deudas. La mayor parte de vendedores, compran sus productos con préstamos bancarios que ahora no podrán pagar.
"Nosotros compramos con tiempo los materiales para empezar a trabajar para el Día de los Difuntos", explica Cristina. De ella dependen tres empleados. Sus hijos también se vieron afectados porque tienen puestos en el mismo mercado.