Iglesia católica salvadoreña reabre sus puertas a la feligresía con estrictos protocolos de bioseguridad

A partir de este 30 de agosto, en las parroquias del país se reanudan los actos religiosos que se mantuvieron suspendidos desde marzo pasado, debido a la pandemia del COVID-19.

Por Liseth Alas/ Jonathan Tobías/ Cristian Díaz

2020-08-30 9:23:35

Con júbilo retornó la feligresía católica a las misas que se ofician en las parroquias del país desde este domingo 30 de agosto, luego que las actividades religiosas se mantuvieron suspendidas durante cinco meses debido a la pandemia de COVID-19.

Ahora, los fieles vuelven a congregarse en los templos, aunque de forma gradual y bajo estrictos protocolos de bioseguridad para prevenir la propagación del virus del SARS-CoV-2.

Feligreses oran en Catedral Metropolitana de San Salvador, el día en que la Iglesia católica reabre los templos. Foto: David Martínez

Para evitar aglomeraciones, las misas se ofician con un cupo limitado de personas, el cual depende del espacio del que se disponga en cada uno de los templos, esto con la finalidad de que se pueda mantener el distanciamiento físico entre los asistentes.

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La toma de la temperatura es parte de las medidas sanitarias que se aplica en Catedral Metropolitana de San Salvador. Foto: David Martínez

En Catedral Metropolitana de San Salvador, por ejemplo, en la misa de reapertura que celebró el arzobispo José Luis Escobar Alas, a las 8:00 de la mañana, se constató que cada feligrés debía cumplir con las medidas sanitarias. Entre las exigencias principales está el uso de mascarilla.

Además, antes de ingresar al templo, cada persona debe desinfectarse los zapatos, pasar a que le tomen la temperatura y luego debe aplicarse alcohol gel en las manos.

Al momento de la toma de la eucaristía, los feligreses deben seguir las marcas pintadas en el piso para guardar el distanciamiento físico. Foto: David Martínez

Al ubicarse en las bancas, cada feligrés debe guardar el distanciamiento físico. Esta acción también deben practicar quienes acuden a los confesionarios y al momento de tomar la eucaristía. Para asegurar el cumplimiento de la medida en catedral han señalizado el piso.

Similares medidas se aplican en el resto de parroquias salvadoreñas, otra de estas es la de San Juan Opico, La Libertad, donde desde tempranas horas feligreses hicieron fila y esperaban con ansias que se abrieran las puertas, mientras un grupo de jóvenes se preparaba para recibirlos con el protocolo.

En Ahuachapán, la parroquia Nuestra Señora de la Asunción entregó tiquetes con números a los fieles, ya que solo permite el ingreso de 100 personas por misa.

Los cambios ante el COVID-19

Al momento de la comunión, los sacerdotes entregan la hostia en la mano a cada persona, quien deberá retirarse la mascarilla solo para comulgar. La ofrenda económica se dará al terminar la misa, en la salida de la iglesia.

El saludo de la paz, que es facultativo, se sustituirá por un gesto evitando el contacto directo.

Además, cada parroquia deberá garantizar la desinfección del templo, las bancas y los objetos que se utilizan en la liturgia al finalizar cada actividad religiosa.

Aunque estos son los lineamientos generales que ha dado la Conferencia, se ha dispuesto que cada obispo, si lo considera conveniente, emitirá normas propias para sus templos, atendiendo las circunstancias propias de cada lugar.

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Las iglesias cerraron sus puestas desde mediados de marzo a causa de la pandemia, para evitar el riesgo de contagio en las personas, por lo que las actividades religiosas únicamente se transmitían de manera virtual para evitar las aglomeraciones y el contacto físico.

La situación provocó, además, que este año se suspendieran las tradicionales actividades católicas de la Semana Santa y las de las fiestas patronales de San Salvador en honor al Divino Salvador del Mundo.