"Sé que no soy la única mamá que ha perdido un hijo, pero que esto no vuelva a pasar". Con esa frase reflexiona en medio de su dolor Alejandra Flores, 32 años, quien como madre se entregó al cuidado de Josué Alejandro durante los dos años que el niño tuvo vida, una vida complicada porque nació con un síndrome llamado Prune Belly, el cual afecta la formación del estómago y otras partes del aparato digestivo.
Por tener ese síndrome, el pequeño Josué Alejandro ya había pasado antes por internamiento en el Hospital Bloom, el centro médico al que su madre siempre acudió para tenerlo en control y con salud; pero "nunca había estado ingresado tanto tiempo y nunca lo habían intubado. Ni cuando nació pasó. Sí estuvo ingresado una vez por ocho o 10 días, por unos antibióticos para los riñones; pero no un mes", explica Alejandra.
La madre relata qué ocurrió entre el 28 de octubre y el 27 de noviembre de 2021, un mes en el que vivió lo que muchas personas atraviesan en los hospitales de la red pública: falta de información clara y oportuna por parte del personal médico, trato frío y lejano, y la escasa experiencia de algunos internos que, según sostiene la señora, concluyó en la muerte de su hijo menor.
A continuación, su testimonio.
"A mediados de octubre pasado, el niño tenía algo de gripe y mi mamá me dijo que lo llevara al hospital, porque se podía complicar mucho. Yo esperaba que lo vieran y solo me dieran unas loratadinas. Fuimos el 28 de octubre.
Mi hijo tenía síndrome de Prune Belly, pero no entró por esa razón. Ese síndrome afecta el sistema urinario, más que todo los riñones. Pero no íbamos por eso, sino por una gripe. Porque ya habíamos tenido un hermano que había tenido covid.
Para entrar ahí le hicieron una prueba del covid, y me dijeron que para la respuesta tenía que tener tres días el niño (con síntomas) para que saliera si tenía o no (el virus), y apenas llevábamos dos días. Entonces, lastimosamente estuvimos en un área de covid. De ahí nos trasladaron al piso de infectología. El niño no se miraba tan mal, no iba mal.
El niño no iba grave. Ya adentro (infectología), supuestamente agarró una bacteria. Pero es bien feo, porque a uno como mamá la tienen ahí, y no le dicen nada, solo ellos se secretean. No todos están preparados como los doctores, algunos están estudiando, otros no saben.
Mi niño fue a caer a manos de uno de los que están estudiando, y ahí empezó todo: que le hacían una cosa, le hacían otra... se enojaban porque yo les decía que no lo hicieran, porque yo conocía a mi hijo.
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Pasó todo el día y no llegaron donde mí, y el niño se iba poniendo mal, yo no sé si le inyectaban cosas que tal vez no eran (las correctas). El niño era alérgico a unos antibióticos, pero se los ponían siempre.
Una mañana pasó un doctor que sí sabe, porque al parecer los bichos estudiantes no le hicieron caso en algo, y a mí no me decían nada. A uno no lo toman en cuenta, solo hacen sus cosas y entre ellos se cubren. Yo solo escuché que el doctor les dijo: '¿y qué explicación le va a dar a la mamá?' ".
Una vez me lo pasaron a la UCI, y les pregunté por qué el niño estaba tan rojo, y el interno solo me dijo 'no, quizá porque ha estado acostado del mismo lado'.
Llegó el doctor a cargo y me dijo 'yo ya no me voy a hacer responsable de tu hijo. Si algo pasa con tu hijo, no me voy a hacer responsable'. Le dije, 'y entonces, ¿de quién es responsable mi hijo aquí?'. Me dijo '¡ah, yo no sé! Ahí queda en responsabilidad de la UCI'.
Yo adentro ya no hallaba qué hacer, a quién pedirle ayuda. Quería tener algún doctor amigo de uno, porque yo veo que en ese hospital solo así se trabaja, que si usted es amigo de un doctor, ahí le ayudan".
Doña Alejandra hace una pausa en su testimonio. Debe hacerlo porque está por describir los momentos previos a la muerte de su hijo, un pequeño que por su condición le llevó a ella a no trabajar, ni estudiar: pasaba dedicada al cuido de Josué Alejandro, gracias al apoyo de la abuela del niño, y siempre con una mirada puesta en sus otras dos hijas, de 7 y 10 años respectivamente.
Madre soltera, Alejandra perdió al papá de Josué Alejandro y de su hija de siete años antes de que el pequeño naciera. Murió en un accidente de motocicleta y ella se quedó en soledad para sacar adelante a sus hijos, en Guazapa.
Alejandra continúa su relato.
"Para cuidar a Josué Alejandro yo no trabajaba. Él estaba en control con nefrología. Hasta al doctor de los riñones le llamé, porque ya en el Bloom no hallaban ni qué decirme. Decían que por los riñones ya estaba colapsando, ¡y jamás! Le hacíamos siempre la prueba renal y el niño salía bien. Yo lo cuidaba bien. No digo que no se iba a morir, pero no era todavía su momento.
Prácticamente al mes de estar ingresado el niño, el 27 de noviembre en la tarde me dijeron que lo iban a volver a intubar. Ya era cuarta vez. Como a las 3 pm. lo intubaron la última vez. Lastimosamente a esa hora entregan turno, dando la información porque va a llegar el otro que va a quedar en la noche.
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Pasó ese doctor que me trató mal... Al niño, como lo acababan de intubar, le estaba saliendo sangre por la boca, espuma. Las enfermeras le dijeron al doctor que lo aspirara. No había terapistas respiratorios, nadie quería aspirarlo, el niño con tanta sangre se iba a ahogar.
Pasó el doctor y le dije que si podía aspirar al niño, porque ellos como médicos pueden hacer eso. Solo me dijo 'yo no', y lo mismo a la enfermera, (en una forma) bien repugnante. Bajó la puertecita de la cuna, la tiró y de un solo me desentubó al niño. Dijo que que sin querer, pero mentira, ya llevaba una gran cosa con uno.
Me lo desentuba así y como ya estaban entregando turno, me lo intubó de nuevo, así rápidamente. Ya en la madrugada, yo oía que la doctora de las que quedó a cargo, jefas de ellos, oía que hablaban de la clavícula... no sé si la habían traspasado ahí, pero que lo habían intubado mal.
Y la doctora dijo '¿quién lo intubó?', y como fue ese mismo doctor, ellos solo se secreteaban.
Me lo dejaron en un área donde no había conexión para tener oxígeno, los niños intubados no pueden quedarse sin oxígeno, pero dijeron que así lo iban a dejar. Como esperando, pues, que se muriera ya.
De ahí en la madrugada medio me quedé dormida, unos cinco minutos. Me despertaron y me dijeron que el niño ya estaba muerto. ¿Explicaciones? Nada, no me dijeron nada. Solo que no me pusiera así, porque yo había sido una excelente madre... Me entregaron un papel que decía neumonía no especificada, que no se pudo controlar. Pero el niño no iba mal, si lo había llevado por una gripe".
Doña Alejandra dice que le entregaron el cuerpo de Josué Alejandro esa misma mañana, sin mayores explicaciones. Ella fue a reclamarle al doctor que la atendió y al jefe de internos, pero no recibió ninguna respuesta concreta.
Cuenta que le prometieron que iba a hacerse una investigación, pero que lo único que ocurrió fue que llegaron de la unidad de salud a su vivienda, "pero solo vinieron para pedir que firmara unos papeles, para que el niño quedara para hacer experimentos (con su cadáver). No... yo lo enterré, mi papá me dio dónde, en San Salvador".
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Ahora su preocupación es su hija de siete años, hermana de Josué Alejandro. Le han dicho que debe llevarla al Hospital Bloom, para que pase por exámenes que determinen si padece también el síndrome Prune Belly. Su mamá hizo la gestión y, como suele ocurrir en el sistema público de salud, le dejaron la cita para julio, es decir, una espera de seis meses, porque cuando fueron a la primera cita le dijeron que la doctora encargada estaba enferma.
Doña Alejandra reflexiona ahora por todo lo que sufrió su hijo, lo que le tocó vivir a ella como madre, y piensa con preocupación en los próximos controles para su hija, que sí, serán en el Bloom, el principal hospital público de referencia para la población infantil en el país.
"Yo siempre pensaba y he dicho que el Bloom es el mejor lugar para atender a los niños, pero... sé que no soy la única mamá que ha perdido un hijo, pero que esto no vuelva a pasar. Mi otra niña está en control, pero yo he quedado curada de volver a ese hospital. Hay doctores que quizá no quieren estar ahí, y por eso tratan mal a la gente", concluye.
Sin postura por parte del Hospital Bloom
El Diario de Hoy se comunicó con el departamento de relaciones públicas del centro médico, para poder conversar de la denuncia de doña Alejandra, tanto con el director del hospital como con el interno señalado de atención deficiente. La gestión se hizo vía telefónica el lunes a las 10:40 a.m. y se indicó un correo electrónico para hacer llegar la consulta, pero no hubo respuesta. También se facilitó el teléfono celular del periodista como forma de contacto, mas no hubo comunicación hasta el cierre de esta nota.