José perdió su mano, pero no coraje para enfrentar la crisis

Un accidente cambió su vida y ahora se sostiene como piloto de Uber, en medio de la pandemia.

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José debe adquirir un paquete de navegación para conectarse a la aplicación durante todo el mes. Foto EDH

Por Milton Rodríguez

2020-08-01 8:46:15

El impacto de la pandemia de la COVID-19 y de la retrasada reapertura de la economía ha llegado a todos los ámbitos de la sociedad salvadoreña y uno de ellos es el transporte privado, ya que debido a la emergencia sanitaria se han visto reducidos sus ingresos por el menor número de usuarios.

Los conductores privados, como el resto de trabajadores que viven el día a día, ponderan su supervivencia sobre el miedo de contagiarse, pese a que ellos están más expuestos. Muchos motoristas han decidido salir a trabajar y aplican estrictas medidas de seguridad que los proteja a ellos y a los usuarios del vehículo.

Este es el caso de don José Ávalos, un hombre de 43 años que padece una discapacidad física desde el 2017, cuando sufrió un accidente, y desde entonces ha tenido que desenvolverse en sus quehaceres solo con la mano derecha.

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Esta condición no la impedido seguir su vida normal, ya que desde hace mas de dos años se dedica a brindar servicio de transporte a través de la aplicación Uber. Él asegura que debido a la pandemia la solicitud de viajes ha disminuido casi un 60 por ciento en comparación con tiempos normales.

“Sí ha bajado, ha sido menos en estos días, porque la gente aún no puede salir”, ilustró.

En tiempos de pandemia la, situación se vuelve más complicada para este hombre. A parte del riesgo al contagio que enfrenta, también deben de cubrir algunos gastos que le permiten hacer sus actividades laborales.

José debe adquirir un paquete de navegación para conectarse a la aplicación durante todo el mes; además, paga $15 diarios por el alquiler del vehículo donde trabaja, gasta $15 de combustible, y procura sacar un porcentaje para la comida diaria de su familia.

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A pesar que la demanda de transporte ha disminuido en estos días difíciles, José pone más esfuerzo a sus jornadas y aprovecha cada oportunidad de viaje que le dan las personas.

“Cada viaje del día suma para llevar el sustento a la casa, hay que luchar por lo que uno quiere, que es salir adelante con la familia, todo es querer hacer las cosas”, expresó.

Protección de sus clientes

Esfuerzo, lucha y sueños son tres palabras que se relacionan con José. A través de los medios de comunicación conoció las medidas preventivas para evitar contagiarse del virus y a raíz de ello decidió ejecutar acciones que permitan el cuido de sus clientes, de su familia y de su persona.

Decidió invertir $40 para que le colocaran en el respaldo del asiento del vehículo que alquila un acrílico, el cual tiene un espacio en la parte inferior para pasar una bandeja pequeña, donde los clientes dejan el pago del servicio y de esa forma evita el contacto directo como medida de protección.

“Por la seguridad del pasajero, de mi familia y la mía, desinfectó el vehículo cada vez que se sube o baja un cliente. Desinfecto la bandejita y el dinero, ya que ahí está más propenso uno a contagiarse debido a que anda de mano en mano” el efectivo, explicó.

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Otro aspecto en que se vio afectado este motorista con la llegada del virus es que se detuvo su sueño de obtener su vehículo propio. “Yo pensaba hacer un préstamo para comprar un carro en julio y así ahorrarme el pago de alquiler, pero no es posible por ahorita ya que procuro ir saliendo de las deudas, pagando recibos y gastos de la casa. Uno dice, pero es Dios quien dispone”, relató.

Ávalos dice que seguirá esforzándose, confiando en Dios y con esperanzas, ya que a pesar del accidente que le quitó su mano izquierda, sigue en pie de lucha para salir adelante.

“Estoy muy agradecido con Dios porque me dio la oportunidad de vivir otra vez, de conocer personas que valoran el sacrificio que se hace diariamente, cuando pienso en renegar por alguna cosa, recuerdo mi accidente y de repente siento como que Dios me toca el brazo que me hace falta y me dice ‘tranquilo que aquí estoy yo’ ”.

Al ver los cuidados preventivos de este conductor surgen buenos comentarios de parte de los clientes, así se ve reflejado en la plataforma digital.

“Un servicio excelente, y medidas de seguridad ante todo, muy bien”, dice uno de los comentarios.

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Además, luego de que los clientes platican y lo conocen en el transcurso del recorrido, muchos de ellos han logrado establecer amistad con él. Así lo manifiesta Francisco, uno de sus clientes y amigo.

“Nos hicimos amigos desde que le solicité una carrera, es amable, accesible y es una buena persona”, comentó el usuario.

José vive en Lourdes, Colón con su compañera de vida Deysi Cisneros y sus dos hijas. “Es un

hombre trabajador, responsable y luchador. Él trabaja para llevar el alimento a la casa y por eso Dios lo bendice siempre”, resume su esposa sobre este guerrero de la vida.