“Tenemos miedo (al COVID-19), pero también hambre”. El llamado de auxilio de la comunidad El Éxito en San Salvador

Alrededor de 60 familias que antes de la pandemia se dedicaban al comercio informal piden ayuda en la carretera a los Planes de Renderos. Denuncian escasez de alimentos y afectaciones en sus viviendas por las lluvias de inicio de junio.

Por Jonathan Tobías/ Gadiel Castillo/ Moisés Rivera

2020-06-17 3:06:14

“Hemos tratado de guardar la cuarentena pero la necesidad nos hace salir”, manifestó Claribel Zepeda, quien vive en la comunidad El Éxito, situada sobre el kilómetro 3 y medio de la carretera a Los Planes de Renderos, departamento de San Salvador.

El 18 de mayo, Claribel perdió a su esposo, quien padecía de diabetes e insuficiencia renal. “Sin mi esposo, sin dinero y sin nada que subsistir estoy con la esperanza de encontrar ayuda”, dijo la comerciante en tono de lamento.

Claribel junto a otras 60 familias, quienes en su mayoría viven del comercio informal, solicitan ayuda debido a que sus viviendas fueron afectadas directamente por las lluvias que provocaron las tormentas Amanda y Cristóbal, los primeros días de junio en El Salvador.

“Nosotros estamos en la calle porque nadie nos toma en cuenta”, asegura Zepeda, mientras ondea su bandera blanca, la cual se ha convertido en un símbolo para pedir alimentos y ayuda para reconstruir sus casas a la orilla de la carretera.

Lo afectados relatan que las lluvias no solo acabaron por destruir sus pertenencias dentro de sus “humildes” viviendas de lámina, sino que el encierro por la cuarentena los obligó a paralizar sus jornadas de trabajo sin tener otra posibilidad de generar ingresos para subsistir.

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“La gente nos critica por estar en la calle pero no tenemos comida para alimentar a nuestros hijos”, lamentó Claribel. Ella aseguró que por más ayuda que han solicitado al Gobierno Central y a la alcaldía de San Salvador el esfuerzo ha sido en vano.

Los lugareños agradecen a las personas altruistas que circulan por la zona y les regalan frijoles, arroz, azúcar, entre otros productos de primera necesidad. “Un bocado que ganamos lo compartimos entre todos”, afirmó la vendedora, aseverando que toda la comunidad se ha mantenido unida desde el momento que la comida comenzó a escasear en sus mesas.

Temor al contagio en medio del hambre y las lluvias
Los residentes de la comunidad están conscientes que el virus permanece en el país, sin embargo, después de tres meses sin poder trabajar, aseguran que el hambre los obliga a salir de sus hogares. “Tenemos miedo, pero también tenemos hambre”, declaran los vendedores, quienes en su intento por protegerse de la pandemia se cubren con guantes y mascarillas de tela.

Olinda Carballo, de 54 años, lamenta la situación por la que está pasando junto a sus vecinos. “No fuimos beneficiados con el bono de los $300 dólares y seguimos esperando la canasta solidaria”, detalló. Con su mirada que refleja tristeza observa lo vulnerable que se encuentra su vivienda hecha de madera, plástico y lámina.

Después que los residentes de la comunidad pasan horas bajo el intenso sol y el calor del pavimento, reúnen en un solo lugar lo recaudado durante el día y lo reparten a todos por igual sin importar que sean más de 150 personas afectadas.

El invierno es un problema de cada año

“Cuando venimos a sentir el agua ya estaba adentro de nuestras casas”, recuerda Miriam, mientras buscaba la forma de rescatar lo poco que tenía y posteriormente resguardarse en un lugar seguro junto a las demás familias de la comunidad. “Acá todos los años pasa lo mismo, pero ahora fue terrible porque no paraba de llover”, indicó.

En la Troncal del Norte todavía ondean las banderas blancas

Karen Ábrego y otras familias del cantón La Muralla del municipio de Tonacatepeque aseguran que, ante la falta de trabajo y alimentos debido a la pandemia del corononavirus, no encontraron otra opción que salir a un tramo de la carretera Troncal del Norte a pedir víveres a todos los automovilistas que a diario circulan por la transitada vía.

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Ábrego y las otras jefas de hogar cuentan que antes de la emergencia ganaban unos dólares por lavadas de ropa ajena, ventas ambulantes y otras actividades. Sin embargo, luego del establecimiento de la cuarentena domiciliar sin transporte público ya no pudieron salir de casa y el dinero se acabó.

Habitantes de varias comunidades que quedaron sin empleo durante la cuarentena y resultaron afectados por las lluvias han salido a pedir ayuda a las calles de San Salvador. Foto EDH/ Jessica Orellana

“No encontramos otra forma de llevar alimento a casa que saliendo a pedir a las calles. El gobierno nos ha ayudado pero la comida se acaba, tantas bocas por alimentar”, señala la señora.

Entre el grupo está Martha Elizabeth Ramos y relata que salió a pedir comida porque ella tiene que alimentar a los 16 integrantes de su familia, entre hijos y nietos. Detalla que lo que más le preocupa es la alimentación de los niños. “Ellos no pueden estar aguantando hambre, no tienen la capacidad que uno de mayor tiene, por eso es que decidí a salir a pedir algo”, dice.

Los habitantes piden a las autoridades correspondientes que se acerquen a su comunidad para que conozcan la forma en la que viven y les ayuden con alimentos. Aseguran que se mantendrán a la orilla de la carretera hasta que restablezcan el servicio del transporte público y puedan volver a sus labores.

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