Firmantes de los Acuerdos de Paz ven grave retroceso en la democracia de El Salvador

Salvador Samayoa, Nidia Díaz y Mauricio Vargas ven con preocupación las pobres actitudes democráticas del gobierno de Nayib Bukele, las cuales rompen el espíritu con el que hace casi 30 años se reformó la Constitución para transitar a una paz con estado de derecho.

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Si bien la toma militar del Congreso el 9 de febrero no es el único embate del Gobierno a la institucionalidad, es el suceso más visible del desdén a la legalidad. Foto EDH / Archivo

Por Ricardo Avelar

2020-08-26 6:20:09

En el foro ciudadano “Valoremos la Constitución”, fueron invitados tres firmantes de la paz en 1992 a conversar sobre la Carta Magna y cómo este texto ganó legitimidad al incorporarse reformas surgidas del proceso de cese al fuego.

Salvador Samayoa, Mauricio Ernesto Vargas y Nidia Díaz expusieron cómo profesionalizar a las Fuerzas Armadas, remover la influencia militar de la seguridad pública e independizar a la Corte Suprema de Justicia y al Tribunal Supremo Electoral fueron los pilares para una vida en democracia.

Sin embargo, advierten que los procesos históricos o políticos no son constantes y advirtieron graves retrocesos a la democracia en la actualidad.

En concreto, y como era de esperarse, repudiaron la toma militar del Congreso el pasado 9 de febrero, un operativo en que el presidente buscó presionar a los diputados por un crédito.

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“El 9 de febrero se incumplió la Constitución, porque el responsable militar valoró más seguir una orden orden del Ejecutivo que cumplir la Constitución”, manifestó Nidia Díaz, firmante del bando del FMLN y hoy legisladora de este partido.

Firmantes de acuerdos de Paz Foto/ Archivo EDH

Vargas, general retirado de las Fuerzas Armadas, habló de cómo ese día hubo una desnaturalización del cuerpo que los Acuerdos de Paz buscaron profesionalizar y someter a la autoridad civil.

“El 9 de febrero hubo una operación sin rostro y sin nombre”, denunció el ahora diputado de ARENA.

Tanto Vargas como Samayoa coincidieron con un retroceso sustancial y de varias décadas tras los fatídicos sucesos que han sido catalogados por múltiples voces como un autogolpe de Estado.

Pero Samayoa va más allá y y considera que los abusos de poder no solo se circunscriben al 9F, que bien podría ser la fotografía más obvia mas no la única de la vocación democrática del gobierno actual.

En este momento, a su juicio, hay en El Salvador “gobernantes completamente arbitrarios y sin la más mínima estima por la dignidad de las personas”.

Como muestra, ilustra a un presidente que se pasa la vida insultando y difamando a opositores y haciendo uso de un “búnker” de más de 100 personas pagadas con los impuestos para acosar a quien piensa distinto.

Asimismo, condena que se asuma una mayoría coyuntural electoral como un una licencia para gobernar sin límites. Por eso, reitera que la Constitución es el “límite para el poder a no armarle tamales (causas judiciales arbitrarias) a cualquier empresario, opositor o medio crítico y que no utilice la persecución judicial como arma política. El freno de un gobernante está en la Constitución”.

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Por ello, Samayoa traza un puente entre las negociaciones de la paz y reformas constitucionales con el presente: “Cuando quisimos que la justicia tuviera independencia política a esto nos referíamos. Hemos vivido estas décadas sin sucumbir ante intentos de gobernar de manera autoritaria”.

El gobierno del presidente Nayib Bukele ha pretendido desobedecer sentencias de estricto cumplimiento de la Sala de lo Constitucional, e incluso les ha llamado a los magistrados “genocidas”.

Son esas actitudes las que, a juicio de los firmantes de la paz, les dan la razón en retrospectiva a sus intentos de intentar blindar el poder judicial de presiones políticas.

Cláusulas pétreasAnte los rumores de la pretensión de una asamblea constituyente y una reforma que busque trastocar límites en el poder, los tres firmantes de la paz resaltaron que la Constitución tiene cláusulas pétreas que precisamente buscan blindar el balance de poderes, evitar la reelección y preservar la institucionalidad actual.

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“Cuando un dictadorzuelo entra al poder siempre quiere perpetuarse ahí”, advierte Samayoa, quien resalta los nefastos ejemplos de Venezuela y el intento de Álvaro Uribe de cambiar la constitución colombiana en 2010 para mantenerse en su cargo.

“Quien pretenda perpetuarse y quiera continuidad en la presidencia, aquí encuentra un seguro de que no lo podrá hacer”, advirtió Díaz, quien explicó que para ello se diseñó de esta forma el entramado de cláusulas pétreas.Estas cláusulas, a juicio de Vargas, dan estabilidad y protegen los derechos que en la Constitución descansan.

“Se puede adicionar algunos valores o reformas puntuales, pero no hacer una destrucción de la Constitución o el cambio de esta que va para intereses espurios y personales, como el continuismo o la reelección presidencial”, explicó.Pero esto solo funcionará, previno el general en retiro, si la población asume la responsabilidad de defender la Carta Magna.

“Si esto no nos llama la atención, apaguemos la luz y vámonos. Si no valoramos la Constitución, apaguemos la luz y vámonos”, sentenció el ahora legislador.

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