A David Ronquillo Cortez no le ha ido muy bien en los últimos años con la producción de café ya que, por efectos de la roya, cada una de las cuatro manzanas que cultiva apenas producen un promedio de dos quintales.
La cifra contrasta con los 25 quintales que obtenía por manzana antes de ser afectado por la roya, que golpeó fuertemente a la caficultura a partir del 2012.
Con 70 años de edad, lleva cuatro décadas cultivando café en el caserío Cruzadío, cantón el Níspero, de Tacuba, Ahuachapán; usualmente fueron de las variedades borbón y pacas.
Sin embargo, en el último año y medio ha comenzado a cultivar las variedades catimor y cuscatlán, que son resistentes a la roya.
La producción sigue siendo baja; pero prevé que en seis o siete años vuelva a tener la producción generada antes de la roya, ya que ese es el tiempo, que, en promedio, tardan los arbustos en dar su máxima producción.
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“Dentro de dos o tres años yo le menciono otra cantidad de quintales (producidos por manzana)”, señaló el septuagenario convencido de que las nuevas plantaciones darán una buena producción.
Don David forma parte de un grupo de 162 productores, originarios de tres cantones de Tacuba, que están aprendiendo a cultivar café de forma orgánica e implementando métodos para la protección del medio ambiente.
El proyecto cuenta con el apoyo técnico y financiero de la Unión Europea y del Gobierno Federal Alemán, implementado a nivel regional por la Cooperación Alemana al Desarrollo GIZ, en coordinación con la Comisión de Ambiente y Desarrollo (CCAD) y a nivel nacional ejecutado por el Ministerio de Ambiente y Recurso Naturales (MARN) a través del Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) en alianza con la Empresa Municipal Descentralizadora de Agua Potable y Alcantarillado de Tacuba (EMSAGUAT) para las acciones en Tacuba.
El técnico coordinador del proyecto, Roni Hidalgo, explicó que el objetivo es recuperar la zona cafetalera del país, por lo que el proyecto consiste en siembra de árboles de café y frutales, procesamiento de café, realizar obras de conservación de suelo y preparar insumos orgánicos, como biofertilizantes.
Los beneficiados con el proyecto residen en los cantones Sincuyo, Rosario y Níspero; interviniendo un total de 150 hectáreas de terreno, donde han sembrado 175,000 plantas.
En ellos, antes de la implementación de la iniciativa, se producían dos quintales de café por hectárea. La meta es obtener entre 25 y 30 por cada una.
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“Hemos visto áreas donde el café se había deteriorado completamente y ahorita las estamos recuperando. Cuando hicimos el diagnóstico clasificamos las fincas cómo estaban. Las clasificamos en buena, regular y mala. De las 162 sólo seis estaban buenas; regular, 50; y lo demás estaba descuidado. Conforme hemos ido trabajando con ellos, hemos ido renovando”, expresó Hidalgo.
Una de las innovaciones realizadas es la construcción de 8,000 cajuelas en las hectáreas intervenidas.
Estas son agujeros en la tierra que recolectan 500,000 litros de agua lluvia, que son inyectados a los mantos acuíferos y, además, mantienen la humedad en los terrenos intervenidos.
El proyecto también ha incluido el procesamiento del café, lo que permite a los productores tener mejores ingresos. Por ejemplo, antes lo vendían a $40 por quintal.
Pero la iniciativa lanzó su propia marca de café procesado, denominada W Coffee cuya libra tiene un valor de $3. Es decir, el quintal, ya procesado, lo están vendiendo a más de $200.
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El nombre del café se debe a que los cerros donde se encuentran las fincas cafetaleras forman una W.
FIAES ha colocado para la ejecución del proyecto $165,000, a lo que se suma otros $50,000 como contrapartida de los productores, de la alcaldía local y de EMSAGUAT.