Doce familias se han albergado en el Centro Escolar del cantón El Brazo, en San Miguel, debido a la amenaza de la crecida del Río Grande, causada por el paso de la depresión tropical Eta sobre el territorio salvadoreño.
Los albergados son principalmente de los caseríos Casamota y El Valle, que son los más afectados. Ellos fueron evacuados ayer en la tarde por prevención y traídos por el comité de Protección Civil de la localidad.
Leonarda Castro, presidenta de la ADESCO de Casamota, comenta que desde el huracán Mitch el sector donde vive ha sido uno de los más vulnerables, por lo cual la comunidad se organizó y protección civil les ayudó a evacuar.
“El agua está a flor de tierra y las bordas con tantito se van a deteriorar y peligroso pueda romperse”, dice Castro, mientras describe la situación de riesgo de la zona donde vive.
Otra de las afectadas es Jeanette Meza. Comenta que su vivienda ubicada en el caserío Casamota es de las primeras en inundarse debido a la creciente del río. La falta de obras de mitigación hace que cada año ella y los 7 integrantes de su familia, entre ellos 4 niños, tengan que evacuar.
“Entrando el invierno y hay preocupación y miedo porque sabemos que año con año es cosa que debemos pasar, pero por los niños hay que tomar a bien la decisión de salir de la casa”, dice la mujer.
Al menos siete caseríos del lugar son afectados cuando se desborda el Río Grande. Los lugareños afirman que la escena se repite año con año desde el huracán Mitch, en 1998.
Debido a esa situación, los habitantes de la zona están pidiendo a las autoridades que se hagan obras de mitigación en las riberas del río. Según ellos esta no es la primera vez que hacen esta petición al gobierno central. Actualmente se están organizando para presentar nuevamente la petición de obras de mitigación en el lugar. Ellos tienen la esperanza de que el gobierno actual pueda solucionar este problema que tiene más de 20 años de estar afectándolos.
Situación en el albergue
Los albergados se han mostrado conformes con la atención recibida por parte de las autoridades encargadas del albergue. Desde el día de ayer se les está proveyendo de alimentación y cuidados médicos, pues hay una unidad de médicos y enfermeras las 24 horas, quienes procuran que los residentes del albergue se protejan del COVID-19.
También a los evacuados se les ha provisto de colchonetas y el lugar cuenta con energía eléctrica, baños y agua potable. A pesar de esto, muchas de las aulas del centro escolar están sucias y no se ha realizado limpieza desde que las clases fueron suspendidas por la pandemia.