Familiares y amigos de los cinco miembros de la familia Vásquez, quienes murieron calcinados el domingo en su casa del cantón Candelaria, en El Carmen, Cuscatlán, aún tienen dudas sobre la versión dada por las autoridades sobre el hecho.
Por ejemplo, se cuestionan por qué el tambo con gas no explotó ya que estaba a menos de un metro de los cuerpos.
También aseguran que en la vivienda no se manipulaba pólvora, únicamente ponían papel de china a las mechas que llevan los cohetes.
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"Uno no lo puede creer, es algo que no nos cuadra, no queremos apresurarnos a decir que alguien tiene que ver con eso, pero de verdad esperamos que las autoridades investiguen", comentó un residente.
El mismo pensar tienen otros vecinos, quienes lamentan el manejo que las autoridades gubernamentales le han dado al caso al decir que ahí funcionaba una cohetería clandestina.
Otro vecino, por su parte, contó que pasó a eso de las 10:00 de la noche del sábado frente a la casa y notó que salía humo, pero no le dio importancia ya que también solían cocinar con leña.
"Ese día subieron a Facebook una foto del niño (de dos años) y todavía le puse ' viendo a las bichas estás va´chele', sin saber lo que pasaría", recordó.
Sobre la presunta explosión, contaron que no escucharon nada. Dentro de la vivienda quedaron regados por todos lados "cuetillos" sin pólvora y el papel para envolver las mechas. Ni el techo ni las paredes resultaron con daños estructurales.
Una vida en situación de pobreza
Sandra Vásquez, de 33 años, aprendió a envolver mechas para cohetes el año pasado y, este era el segundo año en que lo hacía.
Originaria de Morazán, sus vecinos la recuerdan como una mujer que siempre se rebuscaba para llevar el sustento al hogar.
Al muchacho de 17 años le gustaba jugar fútbol, de hecho, hay tacos y pelotas en la parte de afuera de la casa.
Dentro de esta se encuentran los libros de lenguaje y literatura de la adolescente de 14 años. Mientras que los juguetes de los más pequeños aún están por todo el terreno.
Todos dormían en dos camas, una hecha con pedazo de maderas, no había divisiones y ahí mismo tenían una mesa con una cocina. Un equipo de sonido y ropa estaban en un mismo lugar. Mientras que el baño era de letrina.
La casa era alquilada y debido a su situación de pobreza decidieron envolver las mechas de los cohetes, ya que para la época navideña los pirotécnicos se venden más.
Los cuerpos fueron entregados la tarde de hoy y llevados a la casa comunal del cantón donde serán velados. Su entierro será mañana por la tarde en el cementerio municipal.