El coronel y médico gineco-obstetra Guillermo Iraheta deja una huella en la sanidad militar

El coronel Iraheta Luna, médico gineco-obstetra fue el impulsor del nuevo Hospital Militar y fungió como director del sanitario, durante el tiempo más álgido de la guerra, cargo que le permitió salvar muchas vidas de militares y civiles

descripción de la imagen

Por Evelia Hernández

2021-02-15 6:00:58

El viernes pasado falleció el coronel y médico gineco-obstetra, Guillermo Iraheta Luna, quien fue parte del equipo que impulsó la construcción del Hospital Central Militar.

Iraheta Luna fue un destacado médico militar, profesión que le permitió salvar la vida de miles de salvadoreños durante el conflicto armado, recuerda el general, Fernando Moreira Mendoza, médico pediatra militar.

El coronel Iraheta Luna fungió como director del hospital Militar durante los años 1989 a 1992 e influyó en el diseño de sanatorio, el cual debió tener características que le permitieran funcionar en el contexto de la guerra civil.

Podrías leer: Salud dará prioridad a estas 5 enfermedades para vacunar contra el COVID-19

“A él le tocó también el honor de haber participado en el diseño y dar las recomendaciones para el moderno hospital (Militar). El dejó una huella imborrable en la historia de la medicina militar en El Salvador”, describe el coronel Moreira Mendoza.

Iraheta lideró la sanidad militar durante la época más difícil de la última ofensiva entre el Ejército y la guerrilla.

“Nos tocó salvar la vida de los soldados y gente de la guerrilla, también. Al hospital llegaban heridos en combate y se les trataba de la misma forma que a los militares. Pero ellos una vez recuperados eran evacuados por el servicio de la Cruz Roja Internacional a otro lugar”, recuerda el médico pediatra.

La gestión del coronel Iraheta fue una de las más acertadas debido a su experiencia, profesionalismo y la implementación de una estrategia que permitió salvar la vida de miles de militares y civiles.

“Recuerdo que la primera semana de actividad de la guerrilla (ofensiva) en San Salvador hubo 1,500 soldados heridos. Él tomó la decisión rápida de evacuar a los soldados que se iban recuperando a las diferentes enfermerías, de los cuarteles de San Salvador (…) Era tal el volumen que operando el herido tenía que salir evacuado para una enfermería. Fueron decisiones muy acertadas con la que se pudieron salvar una cantidad inmensa de vidas, teníamos la experticia de operar heridos de guerra”, recuerda Moreira Mendoza.

El coronel Iraheta Luna terminó su carrera militar y fue nombrado embajador en Brasil, desde 1994 hasta el 2002.

Luego siguió trabajando como médico en 2002-2003 en Brasil, lugar donde se estableció y falleció el viernes pasado.

El coronel Iraheta Luna siempre fue un estudiante destacado desde que inició sus estudios militares en 1960, egresó de la Escuela Militar y fue destacado en el servicio de Artillería.

Como subteniente inicia sus estudios en la prestigiosa Escuela Médico Militar, en México, donde egresó en 1973 como capitán y médico general. Año en que regresó a El Salvador a homologar sus estudios en la Universidad de El Salvador y graduarse como médico cirujano.

En 1975 solicitó permiso para especializarse en Ginecología y Obstetricia, estudios que realizó en la escuela del hospital de Maternidad como residente.

Debido a su gran desempeño, el gobierno Militar de Inglaterra le otorgó una beca para que continuara sus estudios de Ginecología y Obstetricia.

Después estudió en Estados Unidos y regresó a El Salvador entre el 1981 y 1982 y se incorporó al servicio de sanidad. Época en la que empezó a prestar los servicios en el campo de batalla, curando y evacuando heridos en combate, experiencia que sirvió para luego desempeñar de forma eficaz la logística del hospital Militar.

“El tenía una gran capacidad e inteligencia, una calma, no se ofuscaba, pensaba. No entraba en crisis emocional sino que él tenía en mente cumplir la misión y ese era su objetivo. Las decisiones que él tomó fueron fundamentales para que el hospital no rebalsara y se lograra salvar vidas”.

Según comenta el coronel Moreira Mendoza, en la vida del Dr. Iraheta está resumida la capacidad del salvadoreño, “de salir adelante aún en los momentos más difíciles con lo poco que teníamos, esa es la labor de la misión que le confiere el alto mando, y la misión que tuvo de recibir la sanidad militar para salvar la máxima cantidad de soldados, también al guerrillero herido durante la guerra. Ahí no tratábamos al enemigo ahí tratábamos al ser humano”, recuerda Moreira Mendoza.