“Me dijeron que si descubría algo, que yo les informara a ellos”: Hermana de exsoldado desaparecido

El exsoldado Salvador Eliazar Argumedo García lleva más de dos meses desaparecido. La familia se siente sin apoyo de las autoridades.

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La familia de Salvador Argumedo García vive una angustiosa búsqueda de él desde que desapareció en septiembre pasado. Él fue soldado y había asistido al velorio de un amigo el día que desapareció. Foto EDH / Archivo

Por Lissette Lemus/ Marvin Romero

2021-11-18 10:08:10

Al final de la tarde, de un lunes de octubre, Saraí encontró, en redes sociales, la noticia sobre el hallazgo del cuerpo de un hombre joven asesinado en una milpa en Sonsonate.

Sin mayor descripción que esa, la cruda esperanza de que se tratara de su hermano Salvador Eliezar Argumedo García, desaparecido desde inicios de septiembre, le invadió el cuerpo.

Para ella, encontrarlo con vida es ya improbable, casi utópico. Lo mejor que podría pasar, según relata, es saber en dónde están sus restos para poder sepultarlo.

El peor de los escenarios, el más doloroso, sería resignarse a ya no saber nada más de él.

Ella describe como “tormentoso” el tiempo que su familia, en Ahuachapán, vive a causa de esa desaparición.

Con la convicción de que podría tratarse de su hermano acudió a la delegación de la Policía Nacional Civil (PNC) para pedir ayuda para viajar a Sonsonate, a 45 kilómetros de distancia, en un vehículo en el que pudieran trasladar el cuerpo.

En la PNC, le negaron el apoyo “por estar fuera de su jurisdicción” y solo le entregan un documento con los detalles del caso para que lo presenten en Medicina Legal, nada más.

“No me apoyaron”, dice Saraí. “Y me dijeron que si descubría algo, que yo les informara a ellos”, recuerda con indignación y la voz quebrantada.

“A mí me queda la duda de si realmente hacen todo lo posible, de si realmente los buscan”, cuestiona la hermana de Salvador, sobre el trabajo de la PNC en los casos de desapariciones por todo el país.

Salvador Eliazar Argumedo García, desaparecido desde septiembre. Foto Cortesía

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Con esa duda latente y la decepción a flor de piel, la mujer reunió $40, su salario de tres días completos de trabajo, y alquiló un transporte que la llevara, temprano, hacia Sonsonate. La necesidad de acabar con su sufrimiento y el de su familia pueden más.

Faltando 20 minutos para las seis de la mañana del martes siguiente, ella y su cuñada, esposa de su hermano y madre de sus dos hijos, emprendieron el viaje hacia Sonsonate con no más esperanza que aquel hombre joven fuera José y que el papel que llevaban en las manos, lo único que recibieron de la policía, les fuera suficiente.

Llegaron al portón de Medicina Legal de Sonsonate, explicaron el caso, mostraron el papel y les respondieron que verificarían si se trataba de la persona que estaban buscando. Las atendieron a las ocho de la mañana. Les explicaron que el cuerpo estaba irreconocible, como preparándolas para lo que verían.

Después de una larga espera, la respuesta que obtuvieron fue que las características del caso que se encontraba en Medicina Legal no correspondían a las del descrito en el pedazo de papel que les entregó la policía y, si más, les negaron el acceso y con eso, también les negaron también la tranquilidad de confirmar que no era Salvador o, en todo caso, les devolvieron la angustia de saber que sigue perdido. El viaje de vuelta fue más doloroso.

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Había sido amenazado

Salvador, quien en el pasado fue soldado, desapareció en la colonia El Espino, cuando asistió al velorio de un vecino, el 8 de septiembre.

Según personas que estuvieron en la velación, a eso de las 3 de la mañana Salvador se retiró del lugar en compañía de otros dos jóvenes, y desde ese momento no se sabe de su paradero.

Un mes antes, Salvador había puesto una denuncia debido a que fue víctima de un asalto, en el que además lo golpearon. Los acusados de este hecho, al saber que él había denunciado, llegaron a amenazarlo. Luego desapareció.

Salvador se dedicaba al trabajo de estructuras metálicas desde que fue dado de baja, hace siete años, como soldado de la Fuerza Armada. Estuvo destacado en Santa Ana.

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