La pareja de ciegos que no tuvo otra opción que memorizar el camino para conseguir agua en Soyapango

Para abastecerse de agua potable, que no llega hasta su casa, Juan y Ángela Carballo, una pareja de esposos ciegos, ha debido aprender de memoria el camino desde su hogar hasta el punto en donde consiguen el líquido.

A diario, la pareja de esposos ciegos, sale de su casa para ir abastecerse de agua potable

Por Damaris Girón

2020-09-17 6:12:59

Desde hace más de un año, los habitantes de la residencial Los Ángeles 1, en Soyapango, han enfrentado una profunda crisis de agua potable. Todos han aprendido a cuidar el líquido, pues para ellos se ha convertido casi en un lujo.

Juan y Ángela Carballo, una pareja de esposos, ambos ciegos, relatan cómo han hecho para adaptarse a la crisis del agua, ya que debido a su discapacidad visual, la sencilla acción de “acarrear agua” se vuelve complicada.

Los días de descanso de Juan, y de los cientos de habitantes de la comunidad, ahora son destinados para abastecerse de agua. “Venimos de trabajar y toca empezar a jalar agua, porque sino no tenemos para hacer limpieza o cocinar”, dice.

Con su cántaro y bastón en mano, Juan sale de su casa y comienza a contar sus pasos, después de tantos años de vivir en la zona ya reconoce el terreno. Al llegar al parqueo, busca su barril y comienza a llenar su cántaro, al tenerlo lleno lo sube a su hombro e inicia su viaje de regreso a la casa.

En el proceso, debido al movimiento, el agua comienza a caer y Juan termina con la ropa empapada. A pesar del cansancio y las dificultades que enfrentan, la pareja mantiene el optimismo y esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto.

“Nosotros tenemos una hija de 9 años, ella es la que más nos ayuda a traer agua porque a nosotros se nos dificulta mucho” dice Ángela.

La pareja vive sin agua potable desde hace mucho tiempo y eo significa un doble esfuerzo por su condición. Foto EDH / Damaris Girón

La falta de servicio de agua potable aumenta los costos a las familias

Una situación similar atraviesa Teresa, de 67 años, quien vive sola y por su edad ya no puede hacer esfuerzos físicos. “La vez pasada me fui yo a traer el agua y me terminé cayendo, quedé toda raspada”, recuerda y comenta que para evitar eso, ella prefiere pagar para que alguien le lleve agua: “yo pago 0.25 centavos por cada botella que me traen. A veces he gastado hasta $15 al mes”.

Deysi Guevara, que también reside en el lugar, cuenta que en su hogar gastan $40 al mes para pagarle a alguien que les lleve agua, pues todos trabajan, “la única que pasa en mi casa es mi mamá, pero ella se encarga de cuidar a mi hijo y no lo puede dejar solo”.

El ingenio para reutilizar los pocos recursos es el mejor aliado en la comunidad. La mayoría aprovecha la lluvia para guardar agua que les sirva al menos para hacer la limpieza del hogar. Otros reutilizan el agua de su ducha diaria para el servicio sanitario, porque cada gota es indispensable y nada se puede desperdiciar.

Inicio de la crisis

Según los habitantes del lugar, el problema de irregularidad en el servicio de agua potable viene desde hace años, pero todo comenzó a agravarse desde el año pasado. A pesar de los numerosos intentos de hablar con las autoridades, hasta la fecha no han recibido una solución definitiva.

Miembros de la directiva de la colonia relatan que al principio del año tenían agua potable algunas horas al día, pero justo al inicio de la cuarentena, el servicio fue disminuyendo hasta ser nulo. “El problema es que las válvulas no tienen la presión suficiente para que el agua llegue a los chorros de las casas”, dice Deysi Guevara y explica que la colonia que se encuentra frente a ellos siempre tiene agua, “es una calle la que nos divide, pero ellos tienen agua y nosotros no”.

En el transcurso del 2019, la solución más factible fue solicitar pipas, sin embargo, cuando el problema comenzó a agravarse nuevamente, al inicio del confinamiento, esto dejó de ser una opción porque todos sentía temor de salir.

Ante la falta de interés que han mostrado las autoridades de ANDA y de la alcaldía, los vecinos se han organizado para abastecerse del líquido, una de sus soluciones ha sido instalar chorros directamente a la caja del contador, ya que cuando cae el agua, la presión no permite que esta llegue hasta los chorros de las casas.

La mayoría de viviendas tienen al menos un barril, que mantienen en el parqueo para que al llegar las pipas sea más sencillo llenarlos y luego trasladar el agua poco a poco a sus viviendas. Para quienes no tienen un barril propio, han instalado un pequeño tanque de agua común, donado por una de las vecinas de la zona.

Una de las empresas aledañas a la colonia también ha contribuido para disminuir el impacto de la crisis, al colocar chorros afuera de sus instalaciones, para que los habitantes de las colonias afectadas puedan acceder de forma gratuita.

Enfrentan una pandemia sin agua potable

En los últimos meses y en medio de una pandemia, gran parte de Soyapango ha presentado irregularidades en el servicio de agua potable. Esto según expertos sin duda ha contribuido a la propagación del virus en el municipio, debido a que las personas no pueden cumplir con las medidas de higiene básicas y también porque genera aglomeraciones cuando las pipas llegan.

La residencial Los Ángeles 1, colonia las Brisas, colonia Monte Carmelo y parte de Sierra Morena, en Soyapango, tienen más de seis meses sin servicio de agua potable. Los habitantes piden a las autoridades que les brinden una pronta solución, pues los recibos continúan llegando, y aunque reconocen que no son costos elevados, pues no exceden los $5, si aumenta su presupuesto mensual el hecho de tener que comprar barriles de agua a las pipas o pagar para que les lleven agua a las casas, para aquellos que por algún impedimento físico no pueden hacerlo.