Nuestro Tiempo está a punto de encarar su primera participación electoral. Uno de sus rostros principales, el candidato a diputado Johnny Wright Sol, comenta su perspectiva sobre el peligro actual de la democracia y qué puede hacerse el 28 de febrero.
¿Qué está en juego este domingo?
La República para ser lo más conciso posible. Creo que el sistema de gobierno que hemos conocido de frenos y contrapesos, de democracia, de pluralidad en el sistema político está en juego. Tenemos un gobierno que claramente, de manera deliberada y sistemática ha debilitado las instituciones del país con el fin de acaparar el poder y de imponer su agenda. Entonces sí, creo que el 28 de febrero es lo que está en juego.
¿Ves un riesgo real perder los avances democráticos en el país?
Sí veo un riesgo. Y de hecho, en el último año y pico del gobierno actual he visto los retrocesos más significativos en materia democrática, desde el desconocimiento de los acuerdos de paz hasta eventos como el 9 de febrero, que quizás fue el incidente que en materia de democrática, más ha sido visto como un retroceso.
¿Hay riesgo si se combinan los excesos del gobierno con su popularidad?
Se ve en las encuestas en cuanto a la democracia que hay un buen número de personas que estarían satisfechas con un esquema que no sea la democracia, un experimento autoritario como el que considero que se está desarrollando. Pero la popularidad no necesariamente es muestra de que se va por el buen camino. Los políticos oportunistas a lo que más le apuestan es a actos populares, pero eso no siempre es equivalente a que se esté haciendo lo correcto. Muchas de las decisiones que tenemos que tomar en nuestro país son dolorosas, son difíciles, implican decisiones con un alto costo político. Y lo que me preocupa a mí es que eso se está dejando para otro momento.
Dentro de esta combinación entre un gobierno autoritario y una población que está dispuesta a ceder la democracia, ¿qué ofrece Nuestro Tiempo?
Somos extremadamente cortoplacistas en El Salvador y sumamente impacientes. Sí reconocemos que existe una enorme urgencia de liderazgo político y de alternativas políticas y de renovación política, pero esa urgencia no debe de llevarnos a cortar caminos o entrar a una dinámica política viciada que no lleva a ninguna buena parte.
Hay gente con miedo de votar por Nuestro Tiempo porque piensan que perderán el voto. ¿Qué opinas de esto?
Hemos escuchado mucho que se fragmenta la oposición, que es mejor apoyar lo viejo conocido. Pero nosotros hemos ido creciendo orgánicamente y hemos ido convenciendo a ciudadanos de la importancia de nuestro proyecto. Y más allá de eso, me siento sumamente satisfecho de la oferta electoral de Nuestro Tiempo con sus liderazgos de mujeres y de hombres en seis departamentos. Eso es lo que más marca la diferencia con el resto de la oferta política.
¿Qué tipo de oposición buscan hacer?
Hemos notado que la ciudadanía están harta de la corrupción, pero también de la polarización y de la confrontación estéril que no permite políticas públicas y una visión de largo plazo. El mayor reto es entrar a la nueva Asamblea Legislativa dentro de la oposición. Pero también tenemos personas altamente preparadas para buscar reformas en áreas que típicamente han sido olvidadas, como el tema de la función pública, como temas de probidad, como en temas de fortalecimiento a la transparencia y la lucha contra la corrupción. Temas que quizás no son tan populares pero que son sumamente necesarios.
Con un presidente de vocación autoritaria, ¿hay rango para el diálogo?
Creo que no será fácil y hasta la fecha no está dentro de las opciones con el gobierno actual. Desde el primer día que asume este gobierno, el objetivo ha sido controlar la Asamblea y las instituciones y que nada se meta en el camino de la forma que sea, porque para ellos el fin justifica los medios para deslegitimar cualquier tipo de oposición. Ante ese panorama, me parece que hay que ser más inteligentes. Eso toma tiempo, toma un enorme esfuerzo, a pesar de que también como oposición habrá que asumir un rol valiente y denunciar todo lo que está mal dentro de la ejecución de los programas de gobierno, de los fondos públicos, etcétera.
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Hace unos minutos mencionabas la necesidad de medidas dolorosas. ¿Nuestro Tiempo incluye medidas impopulares pero necesarias?
Hay muchos temas inconvenientes políticamente hablando. El ordenar las finanzas públicas del país y resolver la crisis fiscal. Hay otras responsabilidades y obligaciones del Estado, como el pago de pensiones, otro tema que es sensibles políticamente. Aún hay en muchas carteras del Estado recursos públicos utilizados para la adquisición de seguros médicos privados en detrimento del sistema de salud pública nacional. Habrá otras propuestas incómodas para los esquemas políticos corruptos históricos de nuestro país, como una ley de probidad efectiva, un filtro importante para detener todo el esquema clientelar que hay dentro de la política nuestra.
¿Atribuyes los fallos del gobierno a ineptitud o a malicia?
Pregunta difícil. A lo mejor es una combinación de las dos cosas. Hay mucho nepotismo y se asemeja más a un estado patrimonial que a un Estado de Derecho, donde son las personas más capaces, donde son las personas con mayor criterio e independencia, ejerciendo la función pública. Y también hay una forma muy centralizada de gobernar en donde hasta el último ministro carecen de autonomía para tomar decisiones. No deja de parecerse a esquemas que hemos visto en nuestro pasado reciente. Son prácticas que no son ajenas para nosotros los salvadoreños.
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