Claudia Ortiz, directora Asuntos Políticos de Vamos: “Al Gobierno ya se le fue un año en pura confrontación”

Esta joven candidata del partido Vamos ve, por un lado, incompetencia de la administración actual, pero también malicia y un intento de concentrar poder.

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Además de las notorias flaquezas del gobierno de Nayib Bukele, Claudia Ortiz lamenta que la debilidad y falta de legitimidad de la oposición hace sentir al ciudadano que no tiene a quién acudir. Foto EDH / Cortesía de VAMOS.

Por Ricardo Avelar

2020-07-23 6:13:44

Claudia Ortiz es la directora de Asuntos Políticos de Vamos y, desde hace unos días, candidata a una diputación por San Salvador. Sin dudarlo, reconoce que es de oposición, pero aclara que no busca solo desgastar al gobierno para obtener réditos electorales. De esto conversamos:

¿Por qué das el salto de sociedad civil a buscar una diputación?
Es importante estar donde se toman las decisiones. Tengo una experiencia de más de 12 años en temas de desarrollo y lucha contra la corrupción, y creo que el trabajo de la sociedad civil es importante e insustituible pero a nivel personal tengo un llamado al servicio público. Por lo tanto, al ver desde fuera lo que pasa, cómo se toman decisiones y se administran los recursos, dan ganas de hacer algo y ese deseo ha sido llevado a la última instancia de dar un salto e involucrarme en un partido y participar en elecciones.

¿Te consideras de oposición?
Sí. Sin embargo, una oposición que no hemos visto. Tenemos que aspirar a una oposición más útil y representativa. El juego político que ha tenido el país es una oposición enfrascada en lo electoral que busca desgastar al adversario con la mirada en las siguientes elecciones. Debe poder generarse acuerdos de país. En la encuesta reciente de la UCA, para los encuestados el principal problema después de la pandemia es la confrontación entre el presidente y otros órganos de Estado.

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Es necesario crear acuerdos en temas fundamentales pero el tiempo se nos va en confrontaciones absurdas. Debemos ser firmes y cero tolerantes a prácticas de corrupción y al abuso de poder y trazar una línea bien clara de que eso no lo dejaremos pasar, pero hay que dejar gobernar. Pero quizá no hay condiciones actualmente porque no hay un plan del Ejecutivo de cómo desarrollar al país y qué hacer en los cuatro años que les quedan porque ya se les fue uno en pura confrontación.

La pregunta anterior puede resultar obvia, pero la hacía para ahondar en qué temas específicos Claudia Ortiz se opone a la administración Bukele.
La corrupción y el debilitamiento del estado de derecho. El estado de derecho es como el fundamento de una casa, no se ve pero si no está, lo demás sale sobrando. Mi partido defiende a la Constitución, el marco mínimo en el que estamos de acuerdo y no se debe tocar. El 9 de febrero se cruzó una línea y se retrocedió en el irrespeto a ese marco mínimo. En temas como cambio de la Constitución, alargar el periodo presidencial o permitir una reelección o elección de quienes no están habilitados habrá una oposición firme, y también en atribuciones donde el presidente no tiene derecho a involucrarse.

¿Y sobre la corrupción?
Vemos un permanente comportamiento similar a lo que el Ejecutivo denunció en su campaña y por lo que llegó a la presidencia. Vemos cómo funcionarios usan su poder para recetarse doble salario, o cómo aprovechan la emergencia para hacer negocios con insumos médicos que son un escudo de defensa para evitar el contagio del virus. Es clave frenar la corrupción sobre todo en los aspectos que tocan la vida de las personas, como es su alimentación. El ministerio de Agricultura está seriamente señalado por las importaciones de granos básicos, o los $79 millones ejecutados para las bolsas solidarias, donde se sospecha sobreprecios, entre otros.

Pintas un panorama peligroso de la democracia. ¿Cómo balanceas la disposición a dialogar con el ánimo de defender con fuerza el sistema?
Pensemos en el decreto (de reapertura) que se negoció durante 6 días seguidos (entre el Ejecutivo y el Legislativo). El presidente usa ese ejemplo para decir que es imposible dialogar con la Asamblea, pero lo cierto es que tanto el presidente dinamitó ese acuerdo, pero en la Asamblea hubo una deficiencia en su rol como políticos. El último día, ellos mismos reconocieron que no fueron lo suficientemente creativos para poner sobre la mesa opciones aceptables.

El presidente pone constantemente sobre la mesa propuestas que sus adversarios tendrán que rechazar pero también lo hace la Asamblea. Uno debería conocer su responsabilidad como representante, y su intención no debería ser solo desgastar al adversario. La oposición debe dejar gobernar hasta donde se lleve al límite de la legalidad.

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¿Y antes de ese límite?
Las alternativas son hacer preguntas, sacar a la luz información clave, cuestionar al Ejecutivo y evaluar su gestión, y mantener viva la posibilidad de que haya sanciones si hay abuso de poder. Y si se cruza el límite hay que ejercer el rol duro y está claro que durante muchos meses la línea se está cruzando por la falta de acceso a la información en fondos de emergencia, la renuencia de entregar información sobre gastos de la pandemia. Pero siempre es importante mantener vivo el diálogo. Es peligroso quemar los puentes al inicio de una gestión y al inicio de una crisis, que ni siquiera sabemos cuándo va a terminar y cuyas consecuencias serán graves y por mucho tiempo.

En este panorama oscuro, ¿atribuís estas flaquezas a incompetencia o a malicia?
Hay incompetencia porque no se toman las decisiones más acertadas o en el momento adecuado.

Por ejemplo, en enero se elaboró un plan de Salud para el manejo de COVID-19 y ves que no tenían la mínima idea de lo que podía pasar pues eran medidas generales. En mayo hay una segunda versión y no se entiende si es plan o informe. Parece que no hay fineza del trabajo técnico ni parámetros de medición o indicadores de cumplimiento. Muchos funcionarios no tienen las credenciales académicas ni experiencia para sus cargos. Ves un secretario jurídico cuya declaración patrimonial dice que es economista.

¿Y malicia?
También. O no hay plan o el plan parece ser extraer la mayor cantidad de recursos del estado y consolidar el poder, pero después de consolidar el poder no sé qué sigue. Después del presidente Bukele, ¿qué?, si parece que su único plan es destruir a sus adversarios políticos, encarnar ese deseo de venganza que tiene gran parte de la población hacia la clase política. Y tienen razón de sentirlo, pues la clase política le ha robado el futuro a gran parte de la población. Pero no comemos venganza.

Y también veo una falta de capacidad y legitimidad de la oposición, pues no hay una opción de a quién acudir y es difícil confiar en quien controla al poder pues en su tiempo actuó de la misma manera.

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