Es sábado por la mañana, Leticia de Avelar, permanece junto a otras personas en el costado de la piscina del Comando de Fuerzas Especiales (CFE), el conjunto habla de la vida cotidiana y de tareas pendientes para la siguiente semana.
Cerca, sentadas en sillas plásticas, hay otras señoras, quienes conversan entre ellas.
En el piso, a los pies de la mayoría las personas, hay un equipaje muy particular: yinas, mochilas y bolsas de tela; además de algunas toallas.
Así, entre pláticas y risas esperan la clase de natación para adultos, que será impartida después de la que imparten a los niños, el proyecto en general es organizado por la alcaldía de Ilopango, con apoyo de la Fuerza Armada.
“Esto es bello, se hacen amistades, nos relajamos, dejamos la presión que vivimos durante la semana”, comenta María Teresa de Herrera, quien está junto a Leticia.
Mientras, Leticia agrega que las clases le ayudan en su salud, “a mantener en optimas condiciones su cuerpo”.
Conforme se acercan las 10 de la mañana, hora en que inicia la clase, el grupo de personas en la orilla de la piscina se hace más grande, poco a poco se integran más mujeres, y algunos hombres.
Para ese momento algunos han aprovechado la espera y han bebido una taza de café.
De pronto el instructor, José Roberto Vásquez, anuncia que la lección de ese día comenzará en breve.
Sus alumnos, se cambian ropa, dejan la uso diario y se colocan el traje de baño.
La práctica inicia con un corto calentamiento, luego se van a la ducha, luego se introducen en la piscina.
“La enseñanza es por niveles: lo básico que aprenden es controlar la respiración, flotar y desplazarse; de allí los más avanzados ya practican estilos como: libre, torso, entre otros”, detalló Vásquez.
La clase continúa, algunos de los alumnos chapotean, otros nadan a lo largo de la piscina.
“Lo más difícil es controlar el temor, muchos ya traen experiencias no tan agradables y quizás es la diferencia más notoria con respecto a los niños, estos últimos comienzan a vivir y no tienen mayores experiencias o recuerdos”, agrega Vásquez.
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Esta disciplina es una de las nuevas tendencias en los gimnasios, combina cardio con fabulosos y exóticos pasos de baile.
En promedio un adulto necesita seis semanas para aprender a nadar.“Comenzó como entretenimiento pero conforme avanzamos hemos visto en lo físico los beneficios de nadar”, explica Juan Hernández, otro alumno.
Proyecto
La escuela de natación municipal de Ilopango fue creada en la administración del alcalde Salvador Ruano (fallecido en marzo de 2017), en ese momento eran solo niños los que participaban. Este año, el actual alcalde de ese municipio, Adán Perdomo, amplió la cobertura de la escuela y recibió a los adultos.
“Es un compromiso que adquirimos en un Casa por casa en la colonia Santa Lucía y Bosque de La Paz, prácticamente es una promesa que inició con la inquietud de la población del municipio”, explicó el alcalde Perdomo.
Las clases no tienen costo para los participantes, por el momento son atendidas 45 personas.
