En el periodo entre 2015 y 2020, hubo en promedio un registro de 48 embarazos diarios en niñas y adolescentes en El Salvador. Para entender el dato imagínese que cada día, durante seis años, hubo un bus repleto con esta población.
En ese lapso fueron 105,930 niñas y jóvenes gestantes. Para ponerle dimensión a esa cifra es como llenar el estadio Cuscatlán, dos veces y un tercio, con hijas, sobrinas, nietas, alumnas, vecinas; todas ellas violentadas sexualmente.
En cada uno de estos casos hubo un delito, pues las leyes de El Salvador condenan con cárcel las relaciones sexuales en menores de 18 años. El dato de arriba es grave, pero preocupa aun más que de ese total de embarazos, 5,104 fueron en niñas entre 10 a 14 años. A ritmo de dos al día, en esos seis años.
Hallazgos alarmantes de este tipo son parte del Mapa de Embarazos 2020 en Niñas y Adolescentes en El Salvador, realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, y que se alimentó de datos oficiales aportados entre 2015 y 2020 por instituciones como el Ministerio de Salud, Instituto de Medicina Legal, Fiscalía General de la República, CONNA (Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia) y Ministerio de Educación. Es decir, son datos oficiales, proporcionados por instituciones de Gobierno.
Como voz del Gobierno, el ministro de Salud, Francisco Alabí, destacó que “en El Salvador, la tendencia a la reducción de embarazos en niñas y adolescentes se mantuvo, ya que para el año 2020 se registraron un total de 503 embarazos en adolescentes de 10 a 14 años y 12,463 embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, lo que representan 2,304 casos menos -que en 2019-, considerando que ha sido un año difícil, en el cual las adolescentes se encontraban confinadas en sus hogares debido a la pandemia covid-19, lo cual representó un reto para la creación de nuevas oportunidades para acercar servicios de salud que innovaran la oferta de prestaciones como la teleconsulta y la telemedicina”.
Neus Bernabéu, representante de UNPFA en El Salvador, explicó que la tendencia mundial es que las mujeres están teniendo menos hijos.
En 1960, por ejemplo, cada mujer en El Salvador tenía en promedio 6 ó 7 hijos, y en el planeta el dato era de 5. Para el año 2020, en el país el promedio baja a 2, y en el mundo es 2 ó 3 hijos.
Bernabéu alertó y subrayó que los datos de 2020 estuvieron marcados por los casi cinco meses de confinamiento que vivió el país, durante los cuales el encierro obligatorio -dispuesto por el Gobierno para evitar contagios de covid-19- llevó a que muchas personas no acudieran a los centros hospitalarios o a las instituciones gubernamentales, fuera para acudir a una inscripción o control de embarazo, o para poner una denuncia por violación o agresión sexual.
Sobre esta población y cómo el confinamiento les afectó, el estudio señaló que “a partir de junio (2020, cuando se levantaron parte de las medidas restrictivas) se puede ver un incremento en las inscripciones prenatales de niñas de 10 a 14 años, lo que hace suponer que sus familias prefirieron no acudir a los establecimientos de salud o tuvieron limitaciones para hacerlo durante el periodo de confinamiento, procediendo a la inscripción una vez levantadas las medidas de restricción”.
Lo que subyace detrás de estas cifras es que “estas niñas fueron víctimas de abuso sexual durante el confinamiento en sus hogares, lo que terminó en un embarazo” ocurrido durante la llamada “cuarentena obligatoria”, tiempo en que estas menores y adolescentes tuvieron que convivir con sus agresores, de manera constante y bajo el mismo techo.
Así, cuando la realidad es que hubo 12,982 niñas y adolescentes embarazadas en 2020 entre los 10 y 19 años, hay poco qué festejar, insistió Bernabéu; y en cambio, existe un largo camino que recorrer para llegar a la gran meta: que ese número sea cero. Lograr, como país, que ninguna niña o adolescente sea embarazada.
Para que esto ocurra, “no se trata solamente de un esfuerzo por parte de las instituciones de Gobierno, o de las organizaciones de la sociedad civil; tiene que ser un cambio cultural de todos, iglesia, centro educativos, medios de comunicación, cooperantes, las familias”, detalló Bernabéu.
Educación y sexualidad
En busca de esa meta cero, el UNPFA destacó que es clave “brindar educación integrar para la sexualidad y los servicios integrales de salud sexual y reproductiva que las adolescentes precisan”, y más cuando el mismo estudio concluyó que se han desplomado el número de inscripción de adolescentes para acceder a métodos de planificación familiar, que limiten los embarazos no deseados.
El estudio arrojó que hay una reducción en las inscripciones de adolescentes en planificación familiar de más de 6,000 usuarias, lo que representa un tercio de las inscripciones: bajó de 16,688 inscripciones en 2015 a solamente 10,250 en 2019.
El mapa elaborado por esta evaluación coloca cuatro zonas que “concentran el mayor número de municipios con tasas persistentes por encima de los niveles nacionales a lo largo de los años”, que son: Ahuachapán y Sonsonate (zona costera y fronteriza); Cabañas y zona norte de San Vicente; zona costera de Usulután, zona sur de San Vicente y La Paz; y los municipios del Golfo de Fonseca, en La Unión.
Datos de alarma
Las siguientes cifras corresponden al periodo comprendido entre los años 2015 y 2020, debido a factores como mala alimentación y falta de controles prenatales.
1 de cada cuatro embarazos en El Salvador ocurre en una niña o adolescente.
4 de cada 10 recién nacidos lo hacen de forma prematura para este grupo de población de embarazadas, lo que pone en riesgo su desarrollo y crecimiento en los primeros días de vida.
1 de cada cuatro recién nacidos de niñas o adolescentes tienen bajo peso, y uno de cada cinco nace sin vida.
7 muertes de la niña o adolescente ocurrieron en 2020 al momento del parto.