Detrás de las sonrisas y bromas de 17 payasos hay un reto por ayudar a tres de sus colegas, quienes están delicados de salud: Rojito, Lacerito y Charolín.
Ayudados solo por sus rostros pintados, coloridos trajes, globos en forma de animales, bromas, chistes y llamando la atención y solidaridad de los transeúntes, el grupo de payasos se ha puesto como meta reunir $5,000 para gastos en medicinas, alimentos, rehabilitación y pago de recibos básicos del hogar de sus tres amigos.
Rojito, Eduardo Alfaro, es un icono en el país y fue uno de los fundadores del programa Jardín Infantil. A sus 78 años sigue ejerciendo esa profesión.
El artista fue víctima de intento de robo en el transporte público, el 5 de abril. Los asaltantes lo bajaron a patadas del microbús, cuando este aún se encontraba en marcha. Debido a la caída, Rojito sufrió quebraduras en una de sus costillas y se perforó un pulmón.
Por la gravedad de sus lesiones estuvo ingresado por 27 días en el Hospital Nacional Rosales. Él aún se encuentra en recuperación y no puede continuar con sus presentaciones por lo que necesita ayuda para costear sus medicamentos y alimentación.
Lacerito, Luis Delgado, tiene 26 años y sufre del síndrome Guillain-Barré, el cual causa parálisis en todo el cuerpo. Debido a esa enfermedad, estuvo en estado de coma durante tres meses y recientemente salió del hospital. Aún se encuentra en rehabilitación.
El joven es la única fuente de ingresos para su familia, sin poder trabajar se le dificulta pagar todas sus deudas y gastos médicos.
El tercer payaso es Charolín, Nelson Sánchez, y padece de insuficiencia renal. En su última consulta fue notificado que iniciara con diálisis. Su estado de salud es grave.
El grupo de altruistas, que se hacen llamar “Payasos sobados por el fútbol”, se han unido para ayudar a personas de escasos recursos y su labor humanitaria va más allá de su compañeros. Los miembros realizan donativos a quienes más lo necesiten e iniciaron su misión ayudando a sus mismos colegas.
Sin embargo, niños, ancianos y familias que no cuentan con recursos ya fueron beneficiados por ellos, explicó Armando Vásquez, conocido como payaso Dito.
El principal objetivo del grupo es dejar una huella y un legado al país, los fondos para los donativos provienen del fruto de su mismo trabajo y no cuentan con patrocinadores, explicaron.
“Empecé a decirles a los compañeros que hiciéramos labor social, que aprovecháramos el arte que Dios nos había dado y así es como nace. Hemos tenido una infinidad de proyectos”, explicó Dito, el sobado.
Las obras del grupo, además de la parte material, incluye show de payasos, pinta caritas, globoflexia y refrigerios. “Se siente satisfacción de ver esas risas de las personas cuando uno llega y tener la esperanza que uno les lleva aunque sea una galletita y un poco de alegría”, agregó Sirenita, cuyo nombre es Irene Escobar, quien viajó desde México para ayudar a sus colegas salvadoreños.
En noviembre de este año, el grupo tendrá tres años de llevar diversión y donativos a familias de zonas rurales.
Sobado es una palabra muy autóctona de los salvadoreños para decir que alguien hace locuras. “Es una palabra que yo la escuchaba mucho a mi abuela, cuando ella veía que yo hacía algo extrovertido. Ella solo decía: ‘mi nieto está sobado’”, expresó Dito.
Actualmente el movimiento reúne a más de 20 artistas de diferentes puntos del país, que con arduo trabajo se dedican atender las peticiones de ayuda.
El grupo realizará más actividades en diferentes lugares del país para reunir fondos para sus compañeros, por lo que hacen un llamado a otros artistas, músicos, pintores y acróbatas a unirse para llevar donativos a quienes lo necesitan.
Si desea contactarlo puede llamar al 6135-5242 o vía whatsapp al 7714-7300, también pueden buscarlo en facebookFcomo Armando Vasquez.