Ana Ruth Landaverde busca a su hijo Rafael Ernesto Cuéllar, quien desapareció en Piedras Negras, Coahuila, México, en 2012.
A los 21 años el joven emigró el 3 de mayo de ese mismo año con el objetivo de encontrar una vida mejor para él y su familia. Era el segundo viaje que realizaba de manera irregular, el cual emprendió solo.
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Su madre considera que para poder cruzar la frontera, Rafael se había quedado trabajando algunos meses en México.
Ruth habló por última vez con su hijo el 9 de octubre, cuando se encontraba en Piedras Negras y se preparaba para cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
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Desde esa fecha esta madre lo ha buscado; aprendió a usar las redes sociales en 2020 para buscarlo, después de encontrar una publicación de un joven en condición de indigencia que deambulaba en las calles de Tijuana, quien, asegura tiene mucho parecido con su hijo.
A la hora de esta entrevista lleva en sus manos varias fotos que guarda como un preciado tesoro, además de una afiche con la bandera de El Salvador que es el que ha colocado en la vía pública en este estado de México, hasta donde ha viajado en tres ocasiones.

Muestra también la publicación impresa de la página de una organización probúsqueda donde aparece ese joven que cree que puede ser Rafael.
"Es mi hijo", acota comparando con las otras fotografías que tiene en sus manos.
Cuando ella ve esa publicación explica que estaba en cuarentena, por la pandemia del COVID-19, lo que dificultó la búsqueda. Las instituciones no atendían y los grupos de apoyo en México tampoco podían operar debido al confinamiento. Esto le causó gran ansiedad y desesperación.
Ruth ha enfrentado desafíos en su búsqueda, entre ellos la obtención de una visa para viajar a México y la falta de apoyo de las instituciones, no obstante, relata que encontró respaldo en el colectivo "Una Nación Buscándote Tijuana" lo que le ha permitido desplazarse al territorio y buscar por cuenta propia en parques, asilos, albergues, zonas donde permanecen personas en condición de indigencia, hospitales, en las morgues, y hasta donde ha podido.
"Han pasado tantos años y la preocupación de no saber qué fue de él todavía me carcome", confiesa.
En sus viajes a Tijuana, Ruth busca con la fotografía de su hijo, pero también con esa fotografía de aquel joven que fue visto en el año 2020.
"Decían (en la publicación) que el muchacho decía que quería que su mamá fuera por él. Me impactó eso porque mi hijo sabe que solo a mí me tiene. Que yo haría cualquier cosa por él. En mi desesperación, en mi angustia, en mi dolor, en mi tristeza, empecé a gritar, a pedir ayuda para poder viajar a Tijuana, a buscar a este muchacho", relata.
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En medio de su dolor, la madre lamenta no sentir apoyo. "No hay instituciones que realmente vean la necesidad que nosotros, como familiares tenemos de ir a la búsqueda"
Con enorme quebranto, Ruth dice que lo único que ella desea y por lo que sigue luchando después de tantos años es encontrarlo. Manifiesta que seguirá buscando hasta encontrarlo y traerlo a casa.
"Espero encontrar a mi hijo. Eso es lo que más quiero, encontrarlo. Él es mi primogénito, mi hijo primero, y todos estos años no han sido fáciles. Han sido años de dolor, sufrimiento, de angustia, de enfermedad, pero también de mantener la fe. Yo quiero encontrarlo vivo, más le digo al Señor que sea su voluntad, si él ya no está con vida, pero aunque sea sus restos quiero encontrar", sostiene
La entrevistada considera que la situación de los inmigrantes es muy difícil y que la gente no debería pensar en emigrar.
Reconoce que la migración es un derecho, pero cree que las personas pueden tener éxito en su propio país si se lo proponen.
Atribuye la causa de la migración a "la mala economía en el país" y cita como factores principales los bajos salarios y el alto costo de la vida. A su juicio, si la economía mejorará, la gente no sentirá la necesidad de emigrar y exponer su vida en un camino que se vuelve incierto.