Por primera vez después de hace más de 25 años, los residentes del caserío Zacamil 1, de Suchitoto, presenciaron una muerte violenta. La víctima fue uno de sus vecinos más queridos, el agente William Antonio Caravantes, de 45 años, quien fue asesinado el pasado lunes 6 de agosto.
Esta tarde, amigos, vecinos y familiares del policía lo despidieron con una misa de cuerpo presente en la iglesia de Santa Lucía del referido municipio. Luego fue enterrado en el cementerio de Suchitoto.
Caravantes tenía 23 años de servicio en la corporación policial y era uno de los vecinos más antiguos del caserío Zacamil.
El referido caserío pertenece al cantón Platanar, un asentamiento de muchos excombatientes de la guerrilla y un lugar rodeado de cultivos de maíz.
Caravantes creció ahí junto a sus padres en una modesta casa situada a pocos kilómetros del Embalse del Cerrón Grande. Sin embargo, había construido otra casa junto a su esposa y tres hijos en otro municipio cercano.
Estudió en Suchitoto y junto a su familia tuvo que huir varios meses hacia Honduras durante la pasada guerra.
Sus últimas palabras
El día de su homicidio se levantó bien temprano, se cambió de ropa y expresó: “Tengo que ir a ver mi milpita, ya es tiempo de que nos comamos los primeros tamalitos” fueron las últimas palabras que el agente le dijo a su hijo al salir de su casa sin imaginar que sería la despedida final.
De acuerdo con el reporte policial, el agente se dirigía en su motocicleta a las 6:30 de la mañana cuando unos supuestos pandilleros lo acorralaron y sin mediar palabra lo atacaron a balazos.
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Las víctimas no han sido identificadas y según pobladores son desconocidos en la zona
Las autoridades informaron que los delincuentes robaron el arma al agente y su moto.
“Ya lo tenían bien vigilado y quisieron simular un asalto, es bien duro amanecer con una tan mala noticia”, manifestó un familiar que llegó a la escena.
Sin embargo, su familia expresó el perdón para los que lo asesinaron. “Que Dios los bendiga y perdone para los que le hicieron esto a William, él era el pilar de nuestra familia, el que nunca nos abandonó en las necesidades”, dijo el familiar del policía.
El agente ingresó a la Policia el 20 de agosto de 1995, era de la promoción 28 y según sus compañeros, había destacado en prácticas de tiro y patrullaje comunitario. Estuvo destacado en los puestos de Valle Verde, Las Jacarandas y Guazapa, lugares con presencia de la pandilla 18.
Esa es la lectura que hace ante el incremento de los atentados contra policías y familias, los cuales han arreciado en los últimos días y han dejado dos gentes muertos y dos heridos.
Caravantes fue despedido sin la presencia del director de la Policia Howard Cotto y de ninguna autoridad policial como lo acostumbra a realizarlo la corporación policial.
Su esposa recibió el Pabellón Nacional (bandera), a manos de un Subcomisionado, lo dobló y guardó entre sus cosas.