Don Fernando, 71 años: “No quiero morir como perro que van a tirar al panteón, por eso me vacuno contra covid y me hago las pruebas”

Fernando Asencio Fuentes, artesano de piedras en San Alejo, es parte de la población de la tercera edad que se ha mostrado abierta a recibir la vacuna. El anciano asegura que tiene temor de morir por covid-19 porque las autoridades no permiten la velación.

Don Fernando teme morir víctima de coronavirus porque su familia no podría darle cristiana sepultura. Video EDH/ Insy Mendoza

Por Insy Mendoza

2021-11-23 9:54:34

Don Fernando Asencio Fuentes, de 71 años, es muy claro en expresar su gran temor de morir víctima del coronavirus, porque su familiares y amistades no tendrían la oportunidad de darle la cristiana sepultura, pues las autoridades sanitarias por protocolo no permiten ni el acompañamiento de los familiares en velas ni entierros.

Morir por covid-19 es como “tener una muerte de perro que solo van a tirar el cadáver lo más rápido posible”: así de dura es la comparación que hace el anciano, quien asegura que está cuidándose para no contraer el virus.

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“Yo no quiero que mis hijos vayan a tirarme al panteón como perro sin que nadie me acompañe, así como les pasó a varios vecinos de la comunidad, otros ancianos que no salían de la casa pero que al morir llegó una doctora y ordenó que se llevaran rápido el cadáver, porque era del virus que había muerto”, recordó Asencio Fuentes.

Don Fernando brinda sus datos para hacerse la prueba contra covid-19. / Foto EDH Insy Mendoza

El anciano reside en el cantón Piedra Gorda, de San Alejo. El pasado 16 de noviembre llegó al parque central de la localidad a hacerse la prueba para la detección del covid-19. Cuenta con dos dosis de la vacuna, está pendiente de la tercera, y siempre es cuidadoso en el uso de la mascarilla.

De acuerdo con sus vecinos, don Fernando es considerado como el último artesano de piedra que ha quedado en la comunidad Piedra Gorda. Con gran esfuerzo por más de dos décadas ha venido trabajando con sus únicas herramientas, el cincel y la almádana, para tallar las piedras.

Es padre de 10 hijos. Su esposa Alba Elizabeth murió hace 23 años, durante el parto por cesárea de los trillizos, dos niñas y un varón. “Yo le pedía que se esterilizara, pero nunca lo quiso hacer, y lamentablemente se murió a los minutos de sacarle los trillizos, mis hijos están vivos por la voluntad de Dios”, agregó Fernando.

Un trabajador de salud realiza la prueba PCR-RT a don Fernando, para confirmar si es positivo o negativo al covid-19. / Foto EDH Insy Mendoza

Asencio Argueta recuerda que al quedar viudo y con sus trillizos recién nacidos, decidió luchar para sacarlos adelante, contó con la voluntad y el apoyo de las amistades residentes en el extranjero, y otras personas de las comunidades que le daban para la compra de leche, y alimentos para él y la manutención de los niños.

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A uno de sus trillizos le ha heredado el oficio de la artesanía en piedra.

Ya es poco lo que Fernando trabaja en el diseño de piedras para moler, pues no se encuentra en buenas condiciones de salud, ya que hace un año sufrió un derrame en la mitad de su cuerpo. Pero sigue en pie de lucha y en protección constante contra la covid-19.