El año escolar inició oficialmente ayer; y más de un millón de alumnos regresaron a las escuelas en el sector público . En La Unión, los 110 alumnos de parvularia hasta noveno grado del Centro Escolar cantón Los Conejos, municipio de El Carmen, La Unión, han tenido que iniciar las clases en una infraestructura dañada por el enjambre sísmico que afectó la zona en mayo del año pasado.
La comunidad educativa espera que el Ministerio de Educación destine fondos para la reparación o reconstrucción del centro educativo; sin embargo el obstáculo que tienen las autoridades oficiales es que el centro educativo está en propiedad privada.
El año pasado, los 1,221 sismos dañaron 15 centros educativos: 11 en el municipio de Chirilagua de San Miguel, tres en el municipios de El Carmen e Intipucá de La Unión, y uno en Cacaopera, Morazán. Casi de inmediato, Educación asignó 118,000 dólares para reparar 10 instituciones, dejando pendiente de intervenir cinco por estar en propiedad privada.
En esa lista se encuentra el Centro Escolar cantón los Conejos, cuyo diseño es de dos pabellones de tres aulas cada uno.
Las paredes de las dos aulas, ubicadas a ambos extremos de uno de los pabellones, tienen grietas en las esquinas, debido a ello se desprendieron las defensas de las ventanas y el piso se agrietó. Además, los servicios sanitarios se hundieron unos 15 centímetros.
Educación revisa el plan de seguridad escolar
El viceministro Castaneda dijo que mantendrán seguridad en 1,000 centros, y revisarán si cambian la estrategia en 100 o 200 de ellas.
“En 2018 se trabajo en una casa particular pero ahora ya no se pudo porque la rentaron; hemos vuelto a donde nos dijeron que no estaba apta para dar clases, pero como no tenemos a donde ir nos hemos ubicado acá; algún grado quedara en el corredor y otros en la zona de juego”, comentó Flora Ramírez, maestra de 1o y 2o grado.
El fin de semana pasado, los padres de familia se dedicaron a limpiar la escuela para recibir el año escolar, y aunque manifiestan no sentirse confiados por la seguridad de sus hijos esperan que el año transcurra sin inconvenientes.
La hija de María Griselda Vásquez cursa el 4o grado, y el salón de clases esta ubicado en medio de las dos aulas más dañadas, “me siento pensativa porque las aulas no sirven, están todas rajadas y yo pienso que pueda temblar y ellos queden adentro, yo le digo a la profesora que siempre mantenga la puerta abierta porque esta escuela no sirve, están en peligro los niños” expresó.