En el cementerio municipal de Metapán, donde se registró oficialmente el primer caso positivo de covid-19 en El Salvador, las personas aún no tienen permitido honrar la memoria de sus seres queridos en el día de los santos difuntos.
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), los cadáveres no pueden transmitir la enfermedad, solamente que se le está realizando una autopsia; pero en el caso de un entierro, no existe modo de contagio. La OMS solo pide mantener el lavado de manos y no tocar ni besar el cuerpo de un fallecido por covid.
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Cristóbal y Nelson, ambos con más de 50 años, son los encargados de recoger los arreglos florales que llevan las diferentes familias que se acercan a la zona covid, la cual está alejada del área común del cementerio municipal.
"Por favor, déjemelo bonito", dice un señor al acercarse a uno de los sepultureros. Lo único que pueden hacer las personas es ver desde lo lejos cómo los encargados buscan el número correspondiente a cada tumba y grabar con su teléfono celular.
"Nosotros sabemos que es doloroso, así que nos esforzamos por hacer el mejor trabajo posible", comenta Nelson mientras retira un montículo de tierra para colocar un arreglo de rosas.
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Los sepultureros trabajan en el área covid desde el inicio de la pandemia. Ellos comentan que cada entierro se vuelve más difícil porque son personas que ellos mismos conocían en vida. "Acá está la niña Miriam y al otro costado está su esposo", comentan entre ellos.
Para entrar al cementerio municipal de Metapán, las personas deben de contar con las dos dosis de la vacuna contra el covid y no ser mayores de 60 años. Muchos de los que llegaron a enflorar fueron personas que sobrepasaban el límite de edad permitido, así que debieron esperar afuera del camposanto.
Entre los fallecidos por covid se encuentran 3 niños. El entierro más reciente fue el de un niño de 8 años. "Ahí estaba la familia del niño llorando, fue difícil contenerse las lágrimas", comentó uno de los sepultureros.
El protocolo dictado por el Ministerio de Salud no establece que se permita a un familiar ver el rostro del fallecido para confirmar su identidad.
La OMS, al contrario, recomienda que si ver el rostro del fallecido (reconocerlo) es parte de las costumbres y cultura de un país, y si la familia así lo quiere, esto sea permitido.