“La casa rosada” sigue siendo el símbolo de la tragedia ocurrida la madrugada del domingo 19 de septiembre de 1982, en la colonia Montebello, en San Salvador.
Según recuerdan los sobrevivientes, fue la única edificación que no sucumbió al deslave que alcanzó unos 300,000 metros cúbicos de tierra desde la parte alta del volcán de San Salvador hasta donde se encuentra ese inmueble, en un recorrido de unos 3.5 kilómetros aproximadamente.
A las 5 de la mañana, después de varios días de constantes lluvias, un alud de lodo se deslizó desde el Picacho sobre la quebrada El Níspero, destruyendo todo a su paso.
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Según publicaciones periodísticas de esa fecha, el deslave causó la muerte de unas 500 personas y destruyó más de 159 viviendas en la colonia Montebello, San Mauricito, El Triunfo, Lotificación San José y San Ramón.
El desastre dejó 2,380 personas damnificadas quienes perdieron sus viviendas en su totalidad.
Decenas de socorristas de Cruz Roja, Comandos de salvamento y personal de la Fuerza Armada ingresaron a la zona del desastre para buscar sobrevivientes entre toneladas de lodo y tierra.
Una de las sobrevivientes fue Alicia Ávalos, ahora de 78 años, quien en una entrevista realizada en 2020 relató que ella su esposo y sus dos hijas pudieron salvarse debido a que lograron subirse a una pared, desde, donde ante la angustia de no poder hacer nada, vieron cómo el alud de lodo, piedras y árboles arrastró a sus vecinos.
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A pesar que el riesgo sigue latente, miles de personas siguen viviendo en la zona. Los habitantes comentan que cuando hay tormentas o temporales, muchos de ellos se preparan para desalojar si es necesario. Aunque en el lugar no hay una organización comunitaria para atender emergencias.
En octubre de 2018 después de varios días de intensas lluvias se produjo un nuevo deslizamiento de tierra y rocas en la parte alta del Picacho. El material que se desprendió se encausó a largo de la quebrada Las Lajas en una longitud de 120 metros.