Desde kínder se perciben actitudes de acoso y los papás deben tomar nota

Los apodos y los insultos son dos de las expresiones de acoso escolar más recurrentes, segú mostró un estudio realizado en centros de enseñanza de El Salvador y Honduras.

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Foto EDH

Por Susana Joma

2018-07-03 9:15:14

Poner sobrenombres a los compañeros, insultarlos, robarles objetos o dinero, dañarles materiales y en menor medida golpearlos son algunas de las conductas de acoso escolar más comunes o vigentes en los centros educativos, según un estudio realizado por los especialistas Óscar Picardo Joao y Suyapa Padilla, en 83 institutos de educación media, ubicados en los 14 departamentos de El Salvador, y 81 centros de Honduras.

El doctor Joao sostiene que si bien la investigación, que han denominado “Educación y violencia, una mirada a las escuelas de El Salvador y Honduras: las perspectivas sobre clima escolar, resiliencia y aulas disruptivas”, no identificó que las agresiones descritas tengan mucha incidencia, siempre es necesario que se tomen medidas desde el seno de la familia y de la escuela para contrarrestarlas.

Discriminar a los compañeros por sus amistades y relaciones, o rechazarlos por su aspecto físico, son otras de las situaciones que se detectaron en menor medida, dentro del trabajo investigativo que se desarrolló en 2016 con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, y fue presentado el año pasado en el país, en Honduras y a fines de mayo en la Universidad Francisco Paula de Santander, de Colombia.

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Los especialistas observaron que cuando surgen algunas de estas conductas negativas entre los estudiantes, los directores tienden a aplicar algunos mecanismos correctivos, entre ellos está llamar la atención verbalmente, ponerles ejercicios de aprendizaje, exámenes más difíciles. “Quizá en nuestra época nos daban un coscorrón o nos sacaban (de clase). Ahora la práctica más común es orientar y dar consejo al estudiante. Eso es más positivo”, citó Picardo.

Sin embargo, es claro en advertir que el problema del bullying ha tomado un matiz que califica de “crítico” con la llegada de las tecnologías de la información y comunicación se conoce más pues ha pasado de las aulas al ciber espacio.

“Cuando empiezan a circular esos típicos vídeos de peleas de niñas – porque siempre hay alguien filmando y tomando fotos – eso ya te expone y te da otra categoría que puede ocasionar la toma de decisiones equivocadas, la venganza, el suicido”, sostiene.

Expuso que hay varias situaciones o factores que se dan en la familia y en la escuela que favorecen el acoso escolar, un problema que, según describe el estudio, propicia a su vez resultados académicos bajos y refleja un clima escolar negativo.

“El niño que hace bullying digamos que ya viene con los dados cargados, porque hay (involucrados) aspectos genéticos, pero (además) hay aspectos educativos de su entorno familiar (que inciden)”, por ejemplo el trato que hay entre los padres, la comunicación entre los miembros de la familia, la atención que los padres les ponen a los hijos.

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“(El acoso escolar ) no es un problema que se desarrolla en la escuela, sino que ya desde kínder uno percibe estas actitudes, y es importante que los papás tomen nota”, subraya. Con ello se refiere a que es necesario que los papás y mamás deben buscar el tiempo y la forma para dialogar con sus hijos, para conversar, para crear esa confianza que les permita hablar de temas como la sexualidad, drogas,violencia.

Parodiando la realidad con una serie sobre bullying en escuelas de Estados Unidos, que está en boga en uno de los canales digitales, Picardo subraya que hoy parece que padres e hijos viven en mundos paralelos y los primeros solo se dan cuenta de que hay problemas cuando hay una crisis. Pone de ejemplo que acá hay papás que tienen hijos en colegios bilingües pero están muy ocupados, trabajando, haciendo dinero, y sus hijos se están educando con otros compañeros, con la empleada de servicio, y otra gente.

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Otro de los aspectos que se tienen que considerar en esta problemática es el rol que en la actualidad asumen los directores y centros educativos frente a la admisión de alumnos con problemas de conducta que llegan a tocar sus puertas, sobre todo si se trata de estudiantes de apellidos “importantes”, porque la tendencia es a recibirlos sin ningún condicionamiento”, dijo Picardo.

El pedagogo cuestiona que “inclusive hay colegios que le dan cartas de buena conducta (a los estudiantes que arrastran mal comportamiento) para salirse del problema. Con tal de que se vayan les dan una recomendación o les ponen que tenía una conducta intachable”. Según Picardo, los docentes también comparten cierta responsabilidad en la prevención del acoso entre escolares, pues considerando que pasan muchas horas con ellos, llegan a identificar qué tipo de persona son, y como se están educando, y a partir de ello pueden realizar intervenciones tempranas, sin esperar que se presente una situación que los sobrepase.